lunes, 24 de agosto de 2015

¿Qué gobernante democrático europeo elogió a la División Azul?

 

La memoria histórica es como la vieja censura: no molestar los desayunos de los mandamases con hechos molestos.

       
División azul | Archivo
   
Pedro Fernández Barbadillo
Como parte de la campaña contra la figura de Franco y de su régimen, los partidarios de la memoria histórica afirman que no hay calles ni monumentos en Italia y Alemania a Mussolini ni a Hitler, ni a sus generales ni a unidades militares. La diferencia entre Hitler y Mussolini, por un lado, y Franco, por otro, es que los primeros estuvieron en guerra con los Aliados y perdieron, mientras que Franco fue neutral y murió 30 años más tarde del fin de la Segunda Guerra Mundial.
También hay que recordar que en los países que cayeron bajo el socialismo real en 1945 y se liberaron de él a partir de 1989 son frecuentes los homenajes a los militares y voluntarios que combatieron a Stalin, aunque fuese en el bando alemán. En Helsinki, la capital de Finlandia, hay una estatua ecuestre y un museo dedicados al mariscal Carl Gustaf Mannerheim, héroe de la independencia y jefe de las tropas que combatieron al Ejército Rojo en la Guerra de Invierno (1939-1940) y, después del ataque alemán a la URSS (1941-1944), en la Guerra de Continuación. En agosto de 1944 fue elegido por el Parlamento presidente del país, cargo que desempeñó hasta marzo de 1946, y en condición de tal aceptó las condiciones de Stalin para abandonar la alianza con Alemania. Y en Sofía, una de las principales avenidas de la capital búlgara lleva el nombre de Zar Boris III, forzado aliado de Hitler, pero a la vez protector de los judíos.
En junio de 2010, ABC publicó una carta al director del embajador Joaquín Martínez-Correcher, en la que daba cuenta de los elogios que hizo el canciller alemán Helmut Kohl a la División Azul. Andando el tiempo, Kohl fue luego el canciller democrático que más años gobernó Alemania (1982-1998) y también uno de los autores de la reunificación de su país.
Al hilo de la magnífica viñeta de Mingote en el ABC de hoy, "según el Museo del Ejercito, no existió la División Azul". En mayo de 1984, en mi calidad de Jefe de Protocolo del Estado, acompañé al canciller de la República Federal Alemana, Helmuth Kohl, a visitar Toledo según sus deseos.







(Viñeta de Mingote publicada en ABC el 20 de junio de 2010)
Los lugares de la visita habían sido cuidadosamente seleccionados, y al terminar la visita al Museo de Santa Cruz, subimos a pie hasta la plaza de Zocodover y, allí, tomando unas cervezas en plena plaza, me pregunta inocentemente el canciller federal, observando la mole del Alcázar: "Y eso ¿qué es?". El palacio del Emperador Carlos V, le contesté, "vamos, quiero verlo…".
Cuando llegamos a la puerta del Alcázar nos esperaba su director, de paisano, quien cuadrándose le dijo en correcto alemán al Canciller Kolh: "Sin novedad en el Alcázar señor canciller". Kohl asombrado le preguntó cómo hablaba tan correctamente su idioma, contestándole el director, "luché en la División Azul".
Kohl, emocionado, le abrazó diciéndole, "es usted la primera persona viva que conozco luchó con aquella heroica División". Y así, durante una hora, continuó en el bello idioma de Goethe, lo que no estaba programado.
Al senador del Reino de España Iñaki Anasagasti le disgustó tanto la carta que recurrió a su argumento favorito: llamar "franquista" y "carca" a todo el mundo.
Este comentario tan laudatorio a la División Azul salió publicado el jueves 24 de junio en el impresentable diario carca, el ABC. Lo malo no es lo que dice, que es lo normal entre gentes llamadas azules, sino que lo firma una persona que ha sido embajador con los gobiernos democráticos. Ese es el servicio exterior que hemos tenido en estos años con muy gloriosas excepciones. Lamentable su comentario, Sr. Embajador franquista.
Anasagasti demostró que una cosa es ser licenciado universitario y otra comprender textos escritos, porque Martínez-Correcher se limita a narrar una anécdota, sin poner adjetivos. Pero sin duda lo que le disgustó es que uno de los supuestos aliados del PNV en la Internacional Democristiana como era Kohl admirase a una unidad militar promovida por el franquismo y que combatió al bolchevismo en su patria.
La memoria histórica es como la vieja censura: no molestar los desayunos de los mandamases con hechos molestos.

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