

En esta ocasión en el debate callejero, al que asisto con trazos de caricatura, se ha introducido la incultura, muy emparejada con el odio, y ni la wikipedia logra subsanar tanto desaguisado. Uno de los eliminados del callejero parece que será don José María Pemán Pemartín. Su nombre, desconocido para los merluzos de diccionario, lo confunden con un furibundo franquista que hay que borrar a toda costa. Mira por donde hoy el mundo se ha enterado que don José María puso letra a la Marcha Real española, himno nacional de España, el año 1928 y que, como ocurrió unos años antes con la letra compuesta por Sinesio Delgado, nunca llegó a ser oficial. El ‹‹franquista›› Pemán, como ahora le tildan, va a ser conocido no por su monumental obra literaria sino por el bádminton gracias a la españolísima Carolina Marín, campeona mundial de ese deporte, y a un error, uno más, de protocolo.
Pocos saben que el libro más prohibido durante el franquismo fue escrito por el ‹‹franquista›› don José María. Al menos por tres veces el propio Caudillo se negó personalmente a su publicación. El título es de lo más inocente: Mis encuentros con Franco. No lo es tanto su contenido a pesar de los esfuerzos de su prologuista Luis María Ansón, empeñado en convencernos de la inocencia de los relatos franquistas de Pemán. Hasta el título es irónico ya que todos saben que Franco nunca conversó con nadie que no fuera él mismo.

Pemán conoció a Franco en Oviedo en los años de la post-Dictadura de Berenguer. Fue en una tertulia en casa del Marqués de la Rodriga.‹‹Tengo la sospecha de haber conocido al hombre que mejor se calla de España››, fueron las palabras de Pemán, resumen de aquel encuentro.
Después de que el convoy con las tropas de África cruzase el Estrecho Franco se trasladó a Sevilla. Queipo de Llano mandó llamar a Pemán para hablar por radio el día de la Virgen de los Reyes y publicar la restitución de la bandera roja y gualda. Era el momento de volver a encontrarse con el general Franco.
- A todo esto usted, Pemán, que hace versos, ¿por qué no le hace una letra a la Marcha Real?
- Los himnos no se componen mi general. Tienen que llevar sobre sí una carga de tradición y de inconsciencia. Ya don Miguel Primo de Rivera me hizo hace tiempo ese requerimiento y llegué a componer una letra de la que no quedé del todo descontento. Sobre todo de la estrofa final: ‹‹Gloria a la Patria- que supo seguir- sobre el azul del mar- el caminar del sol››… Pero no se logró que lo cantaran más que unas cuantas escuelas primarias y algunos conservatorios… Las cosas para ser populares tienen que tener una más clara participación del pueblo. Los himnos nacen y se consolidan en un ambiente irracionalista…

Hay que morir o triunfar
que nos enseña la historia
en Lepanto la Victoria
y la muerte en Trafalgar
En 1967 el Ejército del Aire convocó concurso para el himno de las Fuerzas Aéreas españolas. Entre 198 competidores ganó el presentado por don José María Pemán y don Ricardo Dorado.
Volad, alas gloriosas de España
estrellas de un cielo radiante de sol
escribid sobre el viento la hazaña
la gloria infinita de ser español
Los versos del ‹‹franquista›› Pemán son recitados cada día, en sonoro canto, desde el corazón de nuestros marinos y aviadores.

El ministerio de defensa guarda silencio. Puede ser que le ponga algún pero a don José María. Yo sí se lo pongo. En opinión de Pemán debemos ser muchos los guerreros que somos malos militares. Suyas son las palabras: ‹‹Y Franco tenía obturada, como buen militar, esa trompa de Eustaquio que comunica a los guerreros con los filósofos››.
¿Será esa la razón por la que Franco se negó personalmente a que se publicara el libro de don José María? Creo que no, aunque Pemán sabía, mejor que nadie, que donde las dan las toman.
En cualquier caso yo he pedido hora en el otorrino. Por si acaso.
Empezaba con la historia y con ella termino. Cuenta don José María en su prohibido libro que Nicolás Franco, su hermano, fue a ver al Caudillo para que acelerase los trámites sucesorios porque nadie sabe cuando Dios te va a llamar.
- Estate tranquilo, Nicolás. Los Franco, te consta, somos una familia de longevos; y además nos morimos por su orden: y tú eres el mayor.
¡Y todo esto surge por el bádminton y el callejero! La memoria histórica.
¿¡Hasta dónde llegaremos!?
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
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