Las fuerzas de seguridad han detectado que el Estado Islámico pretende atentar en territorio nacional contra edificios poco vigilados para asegurarse un impacto mediático de dimensiones planetarias
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Las Fuerzas de Seguridad del Estado han detectado que el terrorismo islamista está tratando de cometer un atentado en territorio nacional contra un objetivo escasamente protegido, frecuentado por ciudadanos extranjeros y lo suficientemente conocido como para multiplicar la proyección internacional del ataque. Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por este diario aseguran que la amenaza yihadista se encuentra en cotas máximas desde el 11-M por la determinación que ha mostrado el Estado Islámico para atentar en Occidente y el efecto expansivo que ha tenido su discurso en parte de los musulmanes que residen en España.
El modelo de atentado que estaría tratando de replicar el yihadismo en suelo nacional es el que tanto rédito le ha proporcionado ya en Túnez. El pasado marzo, dos individuos armados con kalashnikov entraron en el Museo del Bardo de la capital del país y acabaron con la vida de 25 personas de diez nacionalidades distintas. El Estado Islámico volvió a la carga en junio. Un yihadista se presentó en una playa del enclave turístico de Susa con un AK-47 escondido en una sombrilla y mató a 38 personas de cinco países que tomaban el sol ajenos a cualquier peligro. El grupo terrorista se hizo hueco en todas las tertulias del primer mundo.
España se enfrenta a ese mismo escenario. Los mensajes interceptados han hecho que la preocupación se centre en estos momentos en la posibilidad de que se produzca un ataque en una gran ciudad contra edificios comerciales, culturales o religiosos con una intensa afluencia de público, al ser posible, extranjero. El Estado Islámico está buscando la mayor repercusión mediática posible con los escasos medios que tiene por ahora a su alcance en Occidente. Y la relajación de los controles y el flujo de visitantes en ese tipo de instalaciones facilitan sus planes.
Las Fuerzas de Seguridad ya han tomado medidas para responder a esa amenaza y han elevado la protección en edificios que encajen en ese patrón. El Museo del Prado y la Sagrada Familia se encuentran entre los lugares sometidos a una vigilancia reforzada. Incluso se ha incrementado este verano la seguridad en las playas para prevenir un atentado como el de Susa. Las medidas se encuadran en el nivel 4 de alerta antiterrorista decretado precisamente por el Ministerio del Interior tras el ataque en las playas de Túnez.
El peligro de los retornados
Los servicios antiterroristas europeos detectaron a principios de este año las primeras estructuras operativas del Estado Islámico en el Viejo Continente pero el grupo todavía no dispone de los recursos necesarios para golpear instalaciones protegidas con medidas de alta seguridad, según los expertos consultados. La última prueba es el ataque frustrado de la semana pasada en el tren Amsterdam-París. El terrorista, Ayoub El-Khazzani, un marroquí que había residido en Algeciras y Madrid antes de marcharse a Francia y combatir luego en Siria, optó por atentar en el tren ante la ausencia de controles. De hecho, logró llegar a su vagón con un bidón de gasolina, un kalashnikov, nueve cargadores con 270 balas, una pistola y una navaja. Su plan era atentar contra los propios pasajeros.
Las fuerzas de seguridad consideran que el perfil de El-Khazzani también es el que presenta un mayor riesgo para los intereses nacionales. Las servicios de información vigilan los movimientos de los 126 islamistas que habrían llegado a Siria e Irak desde suelo español. Otras fuentes elevan la cifra de combatientes nacionales a más de 250. Preocupa que regresen a España con el conocimiento, la experiencia y la voluntad de ejecutar un atentado. Los servicios de inteligencia occidentales han detectado que el Estado Islámico ha creado un campo de entrenamiento dedicado específicamente a preparar a terroristas europeos para que actuar en sus países de origen. Por ahora, de los 126 españoles que oficialmente han estado en zona de conflicto se ha interceptado a 25, de los que 15 están en prisión y 10 han quedado en libertad.
Atentar de cualquier modo
Pero la inquietud también afecta a potenciales radicales sin ningún tipo de experiencia en combate. Las fuerzas de seguridad han detectado mensajes del Estado Islámico en los que se anima a musulmanes occidentales que no puedan desplazarse a Siria e Irak a que atenten en sus propios países de residencia. Un documento de los servicios de información al que ha tenido acceso El Confidencial atribuye un papel fundamental en esa estrategia al líder del Estado Islámico Abu-Mohammad Al-Adnani, que en sus mensajes ha animado a atentar contra occidentales de cualquier modo, hasta con una simple piedra.
En lo que va de año se han producido 18 operaciones en territorio nacional contra el terrorismo islamista con un saldo de 46 detenidos. Los últimos arrestos se produjeron este martes, en una operación conjunta de la Policía Nacional con las fuerzas de seguridad de Marruecos. Un total de 14 radicales fueron detenidos por su presunta pertenencia a una red de propaganda y captación del Estado Islámico, entre ellos, un marroquí que residía en la localidad madrileña de San Martín de Valdeiglesias.
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