Día 23/08/2015 - 03.53h
Desde su creación en la década de los cincuenta, el club Bilderberg ha estado marcado por el misticismo
Quizás sea únicamente una reunión informal en la que gobernantes y dirigentes empresariales discuten temas de actualidad política y económica. O quizás sea un auténtico Gobierno del mundo en la sombra. Sea como fuere, desde su creación hace ya más de cincuenta años, el club Bilderberg atrae miradas y teorías conspirativas a partes iguales. Libros, fotos y artículos han intentado desenmascarar la realidad de una reunión anual que desde un primer momento ha estado marcada por el hermetismo.
Y es que desde que en 1954 un judío llamado Jozef Retinger creara el club para favorecer el diálogo entre las elites políticas, económicas y académicas de Estados Unidos y Europa, pocos hechos contrastados han sido publicados sobre la organización. En sus orígenes se trataba de que hubiera dos representantes de cada país, uno progresista y otro liberal, pero en pocos años el club se extendió hacia ámbitos empresariales y diplomáticos.
La lista de invitados es pública y está formada por un 30% de personal fijo y un 70% que se modifica año tras año. Los que acuden a la reunión del club Bilderberg (que tomó su nombre por el hotel en el que fue celebrada el primer cónclave) no pueden llevar acompañantes, ni tampoco coche oficial. La prensa, por supuesto, está vetada.
Además, hay libertad de oratoria. Las intervenciones no son grabadas, ni tampoco se cuenta con actas privadas. De esta forma el club pretende impulsar la libertad de sus interlocutores, entre los que se encuentran muchos políticos que normalmente se deben a la disciplina de partido.
Del resto, poco más se sabe.
Hace escasos años, Daniel Estulin, un antiguo espía del servicio secreto ruso, publicó «La verdadera historia del club bilderberg», un libro escrito a partir de testimonios de miembros del club y otros dirigentes mundiales que trata de «desenmascarar» el verdadero rol de la organización. Según la creación de Estulin, Bilderberg está formado por un grupo de hacedores de reyes, capaces de planificar la última crisis mundial o dónde y cuándo tiene que empezar una guerra.
Cambios intencionados de Gobiernos, control sobre los recursos naturales o encumbramiento de figuras públicas son otras de las cualidades que Estulin atribuyó en su libro al club Bilderberg. Desde la organización, por otra parte, se afirma que la reunión únicamente sirve para debatir sobre la realidad política y económica, y que tienen el mismo poder que otras organizaciones de este tipo.
Los participantes españoles
Aunque cada año se van modificando, un buen número de personajes españoles ya han participado en al menos una reunión del club Bilderberg. Entre ellos se encuentran la Reina Doña Sofía, Ana Patricia Botín, Dolores de Cospedal, Joaquín Almunia, Pedro Solbes, Loyola de Palacio, Juan Luis Cebrián o José Manuel Entrecanales. Este año se especuló con que Pedro Sánchez participaría en la congregación anual, que se celebró el pasado mes de junio en un encriptado hotel en los Alpes, pero finalmente el dirigente socialista no acudió a la reunión.
Entre los participantes que sí acudieron a la cita destacaron algunos como el presidente del Eurogrupo, el holandés Jeroen Dijsselbloem; el titular de Economía del Reino Unido, George Osborne; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y los primeros ministros de Holanda, Mark Rutte, y Bélgica, Charles Michel.
De igual forma también participaron el expresidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barroso, el exprimer ministro italiano Mario Monti, así como el presidente de Airbus, Thomas Enders, y el director ejecutivo de Ryanair, Michael O'Leary, entre otros.
El club Bilderberg lleva cincuenta años creando rumores y especulaciones sobre su verdadero papel en el desarrollo del mundo. Como sucede con otras instituciones, su hermetismo continúa hoy alimentando a los conspiranoicos.
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