La cantidad de comentarios y preguntas que han tenido las últimas entradas del blog, hacen que rompa mi primera intención de esperar a Septiembre para insertar una nueva colaboración en el mismo, por considerar que son consecuencia de la inquietud social existente al constatar que, mientras los acontecimientos ya comentados y sus resultados no se toman vacaciones, la inacción de los que deben frenar primero y finalmente revertir la situación parece que, no solo siguen vacando, sino que cuando se activan parcialmente aumenta la convulsión en los ciudadanos.
Las distintas facetas de todo lo que acaece y puede acontecer a corto plazo, se viene manifestando en el blog del General Dávila desde hace tiempo, pero además, en los últimos días hemos podido contemplar la misma preocupación en personas de gran experiencia y prestigio como los señores Don Luis María Anson, Don Alfonso Ussia y el Vicepresidente del Tribunal Constitucional Don Ramón Rodriguez, cuyos análisis y reflexiones avisan del riesgo que amenaza la convivencia en España sin que pase nada.
Aunque, si importante es resaltar la opinión de tres personas tan cualificadas, no lo es menos el inmenso número de españoles que desde todos los sectores de la sociedad manifiestan similar preocupación. Ya sea en intervenciones orales en distintos medios, conferencias, coloquios, etc., de forma escrita, como los mencionados, o simplemente a través de comentarios dejados en los medios de comunicación, ediciones digitales o blogs.
A partir de aquí, la inquietud se hace mayor al comprobar que, una vez conocido y compartido por tantos el problema que afecta a España, la actitud de esa gran parte de su conjunto social se limita a expresar su estado de opinión. Por el contrario la que se encuadra en la izquierda radical e independentistas son capaces de movilizar a sus correligionarios y aglutinarlos, para aprovechar cualquier ocasión que beneficie a sus intenciones de imponer sus pretensiones ideológicas, más que para cambiar el sistema bipartidista que ha instalado a España en una crisis general, mucho más allá de la económica.
Esto se debe fundamentalmente a que, como expresa el General Chicharro en este blog, estas facciones, aún siendo minoritarias, se unen y se crecen para desafiar al Estado, cuyo Gobierno ha perdido la iniciativa, por su incomprensible e inaceptable inacción, ante la osada escalada de los adversarios, tanto del Poder legítimamente establecido como de la misma España, con la manifestada intención de implantar su ideología de la forma más antidemocrática en nombre de la democracia, su democracia.
Creo que no es difícil entender que en toda controversia, si solo una de las partes consigue y mantiene la iniciativa, podrá alcanzar sin duda los fines que pretende, simplemente por cesión de la otra.
Por ello, ante la disparidad de criterios para resolver la crisis institucional, política y social, además de la económica, a la que se ha llegado y dada la muy limitada acción de los Poderes propios del Estado de Derecho, nos encontramos con que la parte de la sociedad ya mencionada conserva esa iniciativa, lo que la permite actuar mediante la desobediencia reiterada a las leyes y sentencias judiciales y la práctica arbitraria de medidas, más ideológicas que de buena administración, sin desdeñar, cuando lo considera necesario, el empleo de métodos violentos (cerco e intento de asalto al Congreso). Todo ello unido a la agresividad desmedida en sus comentarios en las redes.
Ahora la pregunta es: ¿Qué puede hacer la otra parte de la sociedad? Aquella a la que no le satisface en buena parte la situación del momento, pero mucho menos el regreso al episodio más nefasto de su reciente historia.
Me refiero de nuevo a la reflexión del General Chicharro en su anterior entrada “España es una”, cuando presagia que “el panorama se presenta desolador”, llegando a recurrir a la máxima instancia de S.M., para equilibrar democrática y justamente los deseos y aspiraciones de todos los españoles. Lo hace como buen conocedor de la situación en que se encuentran las estructuras oficiales, oficiosas y oficialistas, desde las Instituciones a la educación pasando por la opinión publicada. Y todo ello con el agravante de la práctica ausencia de un partido político que represente los sentimientos y anhelos de la mayor `parte de los millones de españoles que votaron hace cuatro años la opción que esperaban iba a satisfacer sus expectativas.
Sin contradecir en absoluto la preocupación de mi compañero y reconociendo sin paliativos lo difícil de la situación, quisiera abrir una ventana a la esperanza, no para anular los deseos de los que piensan distinto, sino para que se pueda contrarrestar la actuación radical e intolerante que ejercitan para lograr sus fines, olvidando lo que dijo el poeta Machado (Antonio): “Tu verdad no; la VERDAD y ven conmigo a buscarla, la tuya guardatela”. Y sobre todo que ”La VERDAD no está de parte de quien grita más” tal y como sentenció Rabindranath Tagore.
En consecuencia, estimo que todavía es posible movilizar a esa masa de españoles que desean el cambio de la situación actual pero sin imposiciones ideológicas ni actitudes anárquicas y asamblearias y sí con soluciones de progreso que permitan que España ocupe, interna y externamente el lugar que le corresponde en el siglo XXI, para lo cual no valen las teorías de los que defienden que “el futuro es el pasado que regresa”.
Mantengo esa esperanza porque, para salvar el vacío organizativo de los que se sienten sin la dirección necesaria para realizar toda concentración o manifestación, España cuenta con una estructura horizontal que, con la ayuda de las redes, puede facilitar la transformación de tantos estados de opinión en hechos concretos presenciales que contrapesen la actividad demostrativa de los que hoy dominan la calle para imponer sus propósitos.
Desde las asociaciones de vecinos o de madres y padres de colegios, las de carácter solidario, las de antiguos alumnos, peñas taurinas, culturales y deportivas, colegios profesionales, federaciones y hermandades de veteranos, promociones de retirados, etc., hasta las organizaciones que ya tienen experiencias en actividades similares con objetivos particulares, suman un amplio número de agrupamientos no vinculados a partidos políticos concretos. Por supuesto, no olvido el importante protagonismo que deben tener en esta estructura las Reales Academias dado el `prestigio de los académicos que las constituyen y la influencia moral que pueden aportar, ni la participación de columnistas y comunicadores por su capacidad para difundir la idea que comparten con muchos de los que se concentran en estas organizaciones pero son ciudadanos invisibles en la defensa de la mejor España para el bien de todos los españoles.
Los que mantienen actualmente la iniciativa se apresurarán a preguntar de que España se habla. Por supuesto no se habla de la que se han inventado mediante la manipulación de la autenticidad histórica sin más criterio que el destructivo. Como tampoco se considera en esta orilla la España que desde hace treinta años intentan que no la conozca ni la madre que la parió. Por lo tanto, la respuesta no puede ser otra que me refiero a la España de todos, la que ha sido construida a lo largo de muchos siglos con el esfuerzo de tantos y pese a sus errores. Porque la historia, al igual que los padres, no se la puede cambiar por razones de gustos, aficiones o ideologías.
Por todo ello, volviendo al poeta sevillano que cantó a Castilla y ha sido el autor que he elegido para mi lectura vacacional, me viene a la memoria su poema “españolito que vienes al mundo” y no estoy seguro si estamos llegando o hemos llegado ya a lo que expresa la primera parte del mismo
¿Cómo lo hacemos? Se preguntarán.
Es la hora de la pluma y la palabra, la respuesta está en todos los comprometidos con la España de siempre en progreso.
Son necesarias ideas, compartir e intercambiar criterios y sobre todo aunar fuerzas para demostrar la voluntad de defender la España que queremos. A ello les convocamos, recordando que:
“SI NO LUCHAS HOY, NO LLORES MAÑANA”
y desde luego espero y deseo que no se haga realidad la segunda
“Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón”
Dicho sea todo con toda “benevolencia, que no quiere decir tolerancia con lo ruin ni conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien” ( Machado otra vez).
Emilio Pérez Alamán Teniente General (R.)
Las distintas facetas de todo lo que acaece y puede acontecer a corto plazo, se viene manifestando en el blog del General Dávila desde hace tiempo, pero además, en los últimos días hemos podido contemplar la misma preocupación en personas de gran experiencia y prestigio como los señores Don Luis María Anson, Don Alfonso Ussia y el Vicepresidente del Tribunal Constitucional Don Ramón Rodriguez, cuyos análisis y reflexiones avisan del riesgo que amenaza la convivencia en España sin que pase nada.
Aunque, si importante es resaltar la opinión de tres personas tan cualificadas, no lo es menos el inmenso número de españoles que desde todos los sectores de la sociedad manifiestan similar preocupación. Ya sea en intervenciones orales en distintos medios, conferencias, coloquios, etc., de forma escrita, como los mencionados, o simplemente a través de comentarios dejados en los medios de comunicación, ediciones digitales o blogs.
A partir de aquí, la inquietud se hace mayor al comprobar que, una vez conocido y compartido por tantos el problema que afecta a España, la actitud de esa gran parte de su conjunto social se limita a expresar su estado de opinión. Por el contrario la que se encuadra en la izquierda radical e independentistas son capaces de movilizar a sus correligionarios y aglutinarlos, para aprovechar cualquier ocasión que beneficie a sus intenciones de imponer sus pretensiones ideológicas, más que para cambiar el sistema bipartidista que ha instalado a España en una crisis general, mucho más allá de la económica.
Esto se debe fundamentalmente a que, como expresa el General Chicharro en este blog, estas facciones, aún siendo minoritarias, se unen y se crecen para desafiar al Estado, cuyo Gobierno ha perdido la iniciativa, por su incomprensible e inaceptable inacción, ante la osada escalada de los adversarios, tanto del Poder legítimamente establecido como de la misma España, con la manifestada intención de implantar su ideología de la forma más antidemocrática en nombre de la democracia, su democracia.
Creo que no es difícil entender que en toda controversia, si solo una de las partes consigue y mantiene la iniciativa, podrá alcanzar sin duda los fines que pretende, simplemente por cesión de la otra.
Por ello, ante la disparidad de criterios para resolver la crisis institucional, política y social, además de la económica, a la que se ha llegado y dada la muy limitada acción de los Poderes propios del Estado de Derecho, nos encontramos con que la parte de la sociedad ya mencionada conserva esa iniciativa, lo que la permite actuar mediante la desobediencia reiterada a las leyes y sentencias judiciales y la práctica arbitraria de medidas, más ideológicas que de buena administración, sin desdeñar, cuando lo considera necesario, el empleo de métodos violentos (cerco e intento de asalto al Congreso). Todo ello unido a la agresividad desmedida en sus comentarios en las redes.
Ahora la pregunta es: ¿Qué puede hacer la otra parte de la sociedad? Aquella a la que no le satisface en buena parte la situación del momento, pero mucho menos el regreso al episodio más nefasto de su reciente historia.
Me refiero de nuevo a la reflexión del General Chicharro en su anterior entrada “España es una”, cuando presagia que “el panorama se presenta desolador”, llegando a recurrir a la máxima instancia de S.M., para equilibrar democrática y justamente los deseos y aspiraciones de todos los españoles. Lo hace como buen conocedor de la situación en que se encuentran las estructuras oficiales, oficiosas y oficialistas, desde las Instituciones a la educación pasando por la opinión publicada. Y todo ello con el agravante de la práctica ausencia de un partido político que represente los sentimientos y anhelos de la mayor `parte de los millones de españoles que votaron hace cuatro años la opción que esperaban iba a satisfacer sus expectativas.
Sin contradecir en absoluto la preocupación de mi compañero y reconociendo sin paliativos lo difícil de la situación, quisiera abrir una ventana a la esperanza, no para anular los deseos de los que piensan distinto, sino para que se pueda contrarrestar la actuación radical e intolerante que ejercitan para lograr sus fines, olvidando lo que dijo el poeta Machado (Antonio): “Tu verdad no; la VERDAD y ven conmigo a buscarla, la tuya guardatela”. Y sobre todo que ”La VERDAD no está de parte de quien grita más” tal y como sentenció Rabindranath Tagore.
En consecuencia, estimo que todavía es posible movilizar a esa masa de españoles que desean el cambio de la situación actual pero sin imposiciones ideológicas ni actitudes anárquicas y asamblearias y sí con soluciones de progreso que permitan que España ocupe, interna y externamente el lugar que le corresponde en el siglo XXI, para lo cual no valen las teorías de los que defienden que “el futuro es el pasado que regresa”.
Mantengo esa esperanza porque, para salvar el vacío organizativo de los que se sienten sin la dirección necesaria para realizar toda concentración o manifestación, España cuenta con una estructura horizontal que, con la ayuda de las redes, puede facilitar la transformación de tantos estados de opinión en hechos concretos presenciales que contrapesen la actividad demostrativa de los que hoy dominan la calle para imponer sus propósitos.
Desde las asociaciones de vecinos o de madres y padres de colegios, las de carácter solidario, las de antiguos alumnos, peñas taurinas, culturales y deportivas, colegios profesionales, federaciones y hermandades de veteranos, promociones de retirados, etc., hasta las organizaciones que ya tienen experiencias en actividades similares con objetivos particulares, suman un amplio número de agrupamientos no vinculados a partidos políticos concretos. Por supuesto, no olvido el importante protagonismo que deben tener en esta estructura las Reales Academias dado el `prestigio de los académicos que las constituyen y la influencia moral que pueden aportar, ni la participación de columnistas y comunicadores por su capacidad para difundir la idea que comparten con muchos de los que se concentran en estas organizaciones pero son ciudadanos invisibles en la defensa de la mejor España para el bien de todos los españoles.
Los que mantienen actualmente la iniciativa se apresurarán a preguntar de que España se habla. Por supuesto no se habla de la que se han inventado mediante la manipulación de la autenticidad histórica sin más criterio que el destructivo. Como tampoco se considera en esta orilla la España que desde hace treinta años intentan que no la conozca ni la madre que la parió. Por lo tanto, la respuesta no puede ser otra que me refiero a la España de todos, la que ha sido construida a lo largo de muchos siglos con el esfuerzo de tantos y pese a sus errores. Porque la historia, al igual que los padres, no se la puede cambiar por razones de gustos, aficiones o ideologías.
Por todo ello, volviendo al poeta sevillano que cantó a Castilla y ha sido el autor que he elegido para mi lectura vacacional, me viene a la memoria su poema “españolito que vienes al mundo” y no estoy seguro si estamos llegando o hemos llegado ya a lo que expresa la primera parte del mismo
“Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza
entre una España que muere
y otra España que bosteza”
Ya hay muchos españoles que quieren y muchos más querrán una España mejor de la que tenemos y de la que se nos ofrece.¿Cómo lo hacemos? Se preguntarán.
Es la hora de la pluma y la palabra, la respuesta está en todos los comprometidos con la España de siempre en progreso.
Son necesarias ideas, compartir e intercambiar criterios y sobre todo aunar fuerzas para demostrar la voluntad de defender la España que queremos. A ello les convocamos, recordando que:
“SI NO LUCHAS HOY, NO LLORES MAÑANA”
y desde luego espero y deseo que no se haga realidad la segunda
“Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón”
Dicho sea todo con toda “benevolencia, que no quiere decir tolerancia con lo ruin ni conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien” ( Machado otra vez).
Emilio Pérez Alamán Teniente General (R.)
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