De hecho, al contrario de lo que la gente cree, la cerveza tiene bajo contenido calórico (adiós al mito de la panza cervecera) y posee nutrientes que hacen que pueda incluirse dentro de una alimentación saludable y se integre en la dieta mediterránea, tal y como señala Jesús Román Martínez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca): “La cerveza es una bebida tradicional que, además de aportar ciertas sustancias nutritivas y no nutritivas, es fuente de agua para el organismo. Al tratarse de una bebida fermentada, forma parte de la cultura mediterránea, siempre teniendo en cuenta que es una bebida de adultos sanos cuyo consumo debe ser responsable y moderado”.
Por consumo responsable el experto indica que no es más de 2-3 cañas de cerveza para un varón adulto al día y 1 o 2 para una mujer. Además, la ingesta no debe ser acumulada ante determinada ocasión, como los fines de semana, por ejemplo. Algunos de los beneficios que ofrece son:
1) Nutritiva
Por sus ingredientes la cerveza es un alimento saludable. Román indica que contiene diferentes sustancias nutritivas como son las vitaminas del grupo B (en especial destaca el ácido fólico) y contiene un ligero porcentaje de carbohidratos (maltodextrina) y de alcohol.Los minerales también están presentes, especialmente el magnesio y el calcio, aunque varían dependiendo del agua con la que se fabrica. “Asimismo, hay otras sustancias no nutritivas, pero también importantes para la fisiología del organismo, como son la fibra y los antioxidantes, que provienen especialmente de una planta (lúpulo) que se añade a la cerveza durante su elaboración para darle ese toque amargo”, añade.
2) Prevención contra el infarto
Una caña contra el infarto. Bajo esta frase se puede resumir uno de los efectos que tiene el consumo moderado de cerveza en la salud. “Podría evitar la oxidación de las células, aumentar la cantidad de colesterol HDL (bueno) y proteger frente a lesiones miocárdicas agudas asociadas al infarto”, señala Román.Las evidencias científicas destacan que beber cerveza se vincula a un menor riesgo de cardiopatías isquémicas, favorece la función cardiaca global y podría tener cualidades antiinflamatorias que contribuirían a la reducción del riesgo cardiovascular.
3) Huesos más sanos
Ingredientes como el silicio, que promueve la densidad ósea y evita la pérdida del hueso, o los fitoestrógenos, asociados a la mejora de los síntomas de la menopausia y la prevención de la osteoporosis, están presentes en la cerveza, por lo que algunos estudios señalan que esta bebida mejora la salud ósea.De hecho, cada vez más datos avalan que el consumo de ligero a moderado de cerveza puede reducir el riesgo de fracturas y osteoporosis.
4) Menos infecciones en mujeres
Beber grandes cantidades de alcohol tiene efectos nocivos para la salud, entre ellos, deprime el sistema inmune. Sin embargo, si el consumo es moderado podría mejorar la respuesta inmune contra los organismos que provocan las enfermedades infecciosas.Según un estudio realizado en adultos sanos por el Instituto del Frío del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), beber cerveza moderadamente durante un mes mejora el sistema inmunológico, especialmente en mujeres.
5) Protección frente a enfermedades como el Alzheimer
El silicio contenido en la cerveza puede estar asociado con la protección de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer. Esto se debe a que reduce la biodisponibilidad de aluminio en plasma y tejido cerebral, vinculado con algunas patologías neurodegenerativas importantes.Junto con el café, los plátanos, el agua, las judías verdes y las espinacas, entre otros alimentos, la cerveza es una de las principales fuentes de silicio en la dieta.
6) Prolonga la vida
Esta bebida consta de más de 2.000 componentes que hacen que tenga propiedades antioxidantes. Es decir, beber cerveza con moderación ayuda a proteger al organismo frente a la oxidación y el envejecimiento de las células. Esto previene y/o retrasa la aparición de algunas enfermedades degenerativas.7) Diabetes y cerveza
En la última década han aparecido estudios que demuestran que el consumo moderado de cerveza influye en la prevención y el control de la diabetes, así como, en la evolución de sus complicaciones.El documento Efecto preventivo y protector del consumo moderado de cerveza en la diabetes mellitus elaborado por la Sociedad Española de Diabetes explica esta relación: “Componentes de la cerveza como la fibra soluble, los compuestos polifenólicos, los minerales y la baja graduación alcohólica actúan sobre los mecanismos y procesos que desencadenan la diabetes y sus complicaciones; siempre que su consumo sea moderado”.
8) Recuperación en el deporte
¿Cerveza y deporte unidos? La respuesta es sí: la cerveza puede favorecer la hidratación y conseguir que ésta sea más rápida y efectiva de manera que el deportista tenga menos dolores musculares.¿La razón? Una vez más, sus componentes: las propiedades de sus ingredientes, el bajo contenido alcohólico y sus características organilépticas posibilitan, según una investigación del CSIC y la Universidad de Granada, que sea una buena bebida para recuperar el metabolismo hormonal e inmunológico de los deportistas tras realizar ejercicio.
9) Ácido fólico en el embarazo
Durante el embarazo es muy importante que la futura madre no ingiera alcohol. “Por eso, si le apetece tomarse una cerveza... tiene que ser sin alcohol”, advierte Román. “La ventaja de esta bebida es que contribuye a la hidratación y además aporta ácido fólico por lo que en el embarazo no es ningún inconveniente que se consuma”.10) No a la ‘barriga cervecera’
Durante años se ha asociado el consumo de cerveza de forma popular con el aumento de la grasa abdominal, más conocida como barriga o panza cervecera. Sin embargo, esta idea es errónea y diversos estudios señalan que no existe evidencia que lo demuestre, tal y como indican desde el Centro de Información Cerveza y Salud.La aportación calórica de la cerveza es baja: una caña de 200 ml equivale a 90 kcal y si es sin alcohol la cifra se reduce a una media de 34 kcal/200ml. “La bebida no es la culpable de la obesidad, sino una alimentación desequilibrada, la falta de ejercicio y la información genética”, indican.
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