Desde el estamento policial comenzaron inmediatamente a recopilar toda la información que circulaba alrededor de los encuentros celebrados entre ambos en septiembre y octubre de 2014 en la sede del Ministerio, en el edificio de Castellana 5. Las pesquisas aún no están judicializadas y ninguno de los afectados ha acudido aún a los tribunales para denunciar que han sido grabados y sus conversaciones privadas han sido difundidas.
Los analistas policiales barajaron inicialmente tres posibilidades sobre cómo se produjo la grabación de las polémicas conversaciones. Sobre la mesa: que el móvil del ministro hubiera sido manipulado, que la manipulación se hubiera producido en el aparato del alto cargo de la administración catalana o, finalmente, que el dispositivo de grabación estuviera instalado físicamente en el mismo despacho del ministro.
Pese a que el propio De Alfonso apuntó en diferentes entrevistas hacia esta última posibilidad, fuentes policiales cercanas a los investigadores explicaron que, de las tres posibilidades, ésta es la más alejada. Aunque nada está cerrado todavía, prácticamente se ha descartado que en el despacho de Jorge Fernández Díaz se hubiera colocado un micrófono hace casi dos años. Como explican estas fuentes, las dependencias oficiales del Ministerio de Interior encargado de la seguridad del Estado son chequeadas y se realizan barridos de seguridad con una frecuencia casi diaria. Si hubiera algún aparato electrónico colocado en dicho despacho, hubiera sido detectado.
La segunda de las posibilidades genéricas es que los aparatos telefónicos hayan sido manipulados o 'hackeados'. Los especialistas explican que se trataría de introducir en el sistema operativo del teléfono un programa que permitiera manejar el teléfono por control remoto: desde otro teléfono se podría dar la instrucción de activar el programa que convertiría inmediatamente el aparato en una grabadora. De esta forma, según los especialistas, se convertiría el teléfono móvil en un dispositivo zombi.
Esta es la tesis principal sobre la que los investigadores se centran. Y, debido al habitual control de seguridad que se realiza en los sistemas de comunicación de los altos cargos, es también poco probable para ellos que el aparato 'hackeado' sea el del ministro. Así, las pesquisas se centran en el móvil del director de la oficina catalana Antrifraude. El propio De Alfonso explicó ayer que en cuatro ocasiones su teléfono ya había sido "monitorizado" bajo el control de la Policía ante la sospecha de que había sido espiado. Denunció que su casa había sido asaltada e, incluso, su vehículo.
Los investigadores sí que mantienen abiertas todas las hipótesis sobre quién está detrás de la "maniobra de grabación y difusión". Y una de las que suena con fuerza es que detrás de este espionaje al ministro del Interior pueden estar lo que se denominan "las cloacas" del Estado; esto es, agentes de la seguridad del Estado que trabajan desde el "otro lado de la ley". Recuerdan estas fuentes que la divulgación de esta reunión, mantenida en septiembre de 2014, se produce en mitad de una guerra entre mandos policiales. Una batalla que ya ha llevado a uno de los comisarios más polémicos, José Villarejo, a ser citado a declarar como investigado en relación con una pieza separada del caso Nicolás, en la que también se investiga la grabación y difusión de unas conversaciones telefónicas.
Además, las pesquisas que afectan al ministro se producen en el momento en el que la cúpula policial tiene que sufrir una potente reestructuración. De hecho, el director adjunto Operativo, el comisario Eugenio Pino, se jubila hoy y su cargo, el máximo nivel operativo del Cuerpo, estará ocupado por otro miembro de la cúpula policial de forma interina
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