
‹‹Yo soy un soldado de Podemos››
Son palabras del exjemad Julio Rodríguez realizadas en una entrevista concedida al diario El Mundo (lunes, 6 de junio de 2016). Sus respuestas son, además de una vileza, un burdo cartel electoral. Una viñeta, una historieta sin gracia.
Nada más aburrido que hablar de uno mismo en términos de lo que nunca fue porque nunca quiso ni supo ser. Difícil compromiso es pretender ahora ser lo que nunca has sido y sin saber lo que se es, pretender ser. Ofensa a quienes son soldados y nunca a ello renunciarán.
‹‹Yo sé quien soy –respondió don Quijote-, y sé que puedo ser…
En este caso, el que se denomina soldado de Podemos, sumergido en lo que rechazaba -mal tuvo que pasarlo- o no sabe lo que dice o tiene muy mala intención.


No es fácil ser soldado. Alistarse exige algo tan elemental como lealtad. Definición rotunda del diccionario de la RAE: ‹‹Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien››. Para el que ahora dice ser soldado de Podemos eso solo es exigible al militar sin graduación. Lo exigible a todos es constancia e intachable conducta en el servicio. Tan exigible que es lo único necesario para poder pertenecer a la

Los soldados aguantan estoicamente casi todo. Solo no sufren que les hablen alto. Pero es de una vileza que supera todo lo que yo pueda expresar con palabras, las que él escupe sobre la historia de las víctimas de la peor alimaña que conocemos, la E.T.A.
‹‹Otegui puede ser útil si hace una condena explícita de la violencia››.
Imperdonable. Nunca creí que se podía llegar a ser tan vil. ¿Soldado?

Falta a la dignidad y ensucia con sus palabras a los que son soldados de verdad, a los que nunca entendió ni con ellos cumplió.
Y ustedes recuerden lo que se nos viene encima. Lo de este soldado de Podemos es solo un ejemplo, aunque muy significativo.
Recuerden lo que es lealtad: ‹‹Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien››.
‹‹Antes de alegrarse infantilmente del hundimiento de un poder, hay que pensar en el poder que va a sustituirlo›› (Ángel Ganivet).

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