viernes, 17 de junio de 2016

Los ridículos requisitos para ser de la Policía Comunitaria: vocación y ambición


Chanza general en el Cuerpo municipal por las exigencias «de cajón» para la nueva unidad en Lavapiés
Carmena, en la presentación del Plan Director - Isabel Permuy
Los requisitos impuestos por el Gobierno de Manuela Carmena para el proyecto piloto de «Policía Comunitaria en el Barrio de Embajadores» (Lavapiés) han llenado de sonrojo al Cuerpo local. ABC ha tenido acceso a la convocatoria de las plazas en las que se adjunta el perfil de los agentes que quieran optar a ella. La mayoría de los puntos, por su tremenda obviedad, están siendo objeto de chanzas en el sector; aunque hay quienes van más allá y se los toman con seriedad y perciben que esas exigencias son «de cajón» y es como no reconocer el trabajo que la Policía Municipal de Madrid lleva realizando 177 años.
El primero de los requisitos es el más pueril por su simpleza: «fuerte vocación policial». Es decir, algo que va implícito en la labor de estos funcionarios. En una línea similar, se reclaman «alta motivación y proactividad»; «ambición en el logro de los objetivos de seguridad ciudadana»; «buena capacidad de auto-programación del trabajo», y «competencias básicas para el análisis de la seguridad de un barrio».
El listado de exigencias lo completan la «alta experiencia laboral sobre el terreno» y las «buenas habilidades sociales». Finalmente, «se valorará positivamente algún idioma». Incluso estos tres últimos requisitos son algo básico en el actual desempeño de muchos puestos de la Policía Municipal de Madrid. En cuanto a las primeras ocho plazas ofertadas, el escrito de petición de los interesados debe presentarse antes de las diez de la mañana del 27 de junio.
Como hemos venido informando, esta nueva «Policía Comunitaria» que quiere implantar Manuela Carmena comenzará a funcionar a modo de proyecto piloto en enero de 2017 en el barrio de Lavapiés. Los agentes deberán dejar los vehículos para patrullar a pie o en bicicleta y mantener así un estrecho contacto con los vecinos y el tejido asociativo. El martes, la pareja formada por el concejal de Seguridad, Javier Barbero, y el director general de la Policía Municipal, Andrés Serrano, avanzaron las líneas maestras del modelo. Se busca, dijeron, «mejorar el prestigio» del Cuerpo y tratar de huir de la «Policía reactiva».
Supuestamente, estos uniformados tendrán una función similar a la de los agentes tutores en los colegios, al de las Oficinas de Atención al Ciudadano o la Policía de Proximidad. Enseñarán, por ejemplo, a las personas mayores cómo autoprotegerse ante hurtos o estafas, mediarán ante el fenómeno del «botellón», la okupación, la venta de drogas, inmigración, mujeres maltratadas... Aunque todavía no están definidas las fórmulas.
El ciudadano tendrá un papel estelar de «fiscalizador»: «Lo que va a poder ver es que es un sujeto activo en términos de seguridad, que su misión no es únicamente descolgar el teléfono y hacer un aviso o una denuncia, sino que también va a poder formular cómo deben ser las cosas en esa materia», alcanzó a decir Barbero.


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