El CNI inicia una reestructuración de su plantilla para prestar máxima atención a la lucha contra el terrorismo yihadista, considerado ya la mayor amenaza que afronta la seguridad nacional
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha iniciado una reestructuración de su objetivos que va a tener consecuencias colaterales en el resto de fuerzas de seguridad del Estado. Según han confirmado fuentes de los servicios de inteligencia, el organismo que dirige el general Félix Sanz Roldán ha optado por renunciar al control del crimen y la delincuencia organizada para asignar los agentes que hasta ahora se encargaban de combatir esa lacra a la vigilancia de la aún más preocupante amenaza islamista, considerada ya el mayor riesgo que afronta en estos momentos España.
La reorganización aparece contemplada en la última directiva de inteligencia, un documento anual de carácter secreto propuesto por el CNI y aprobado por el Gobierno, que fija los objetivos concretos que deberán guiar la actividad del centro a lo largo del siguiente ejercicio y también el modo en que los perseguirá. Fuentes cercanas al CNI consultadas por este diario aseguran que la directiva otorga máxima prioridad al terrorismo yihadista y reduce a la mínima expresión las menciones a la delincuencia organizada.
La medida refuerza los efectivos antiterroristas de los servicios de inteligencia en un contexto de alto riesgo y satisface al mismo tiempo reivindicaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil. El CNI decidió tras el comienzo de la desintegración de ETA, acelerada en octubre de 2011 con el anuncio del cese definitivo de su actividad armada, empezar a destinar a los agentes que se dedicaban a la lucha contra la organización terrorista a la supervisión de la delincuencia internacional, un fenómeno espoleado en los últimos años por la globalización y la ausencia de fronteras internas en la Unión Europea.
Esa asignación de nuevas competencias al CNI generó un profundo malestar en los servicios de información de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que hasta ese momento habían asumido casi en exclusiva la lucha contra el crimen internacional y la corrupción, y consideraban que los servicios de inteligencia debían limitarse, al menos dentro de las fronteras españolas, a combatir el terrorismo autóctono y extranjero. El Gobierno ha fomentado la coordinación entre cuerpos para tratar de limar esas asperezas, pero las reticencias iniciales acabaron convirtiéndose pronto en preocupantes tensiones entre los diferentes servicios de información que han alcanzado su clímax en casos como la investigación sobre la trama de Gao Ping y las pesquisas sobre el pequeño Nicolás.
El aumento de la amenaza yihadista ha obligado ahora al CNI a regresar al punto de origen. La dirección del centro ha decidido que la principal preocupación de los 3.000 funcionarios que integran su plantilla debe ser la vigilancia del terrorismo internacional y aceptar que el resto de competencias relacionadas con la delincuencia común y el crimen organizado vuelvan a ser ejercidas únicamente por la Guardia Civil y la Policía Nacional, al menos, sobre el papel.
Según las fuentes consultadas por El Confidencial, la nueva directiva de inteligencia sólo reserva al CNI atribuciones de crimen organizado en el control específico de la delincuencia económica asociada a las organizaciones delictivas de Europa del Este, por el efecto desestabilizador que pueden llegar a generar esas tramas en sectores estratégicos de la economía nacional. El resto de supuestos, incluida la investigación de los casos de corrupción, recaerá otra vez en los dos grandes cuerpos de seguridad del Estado.
La reorganización aparece contemplada en la última directiva de inteligencia, un documento anual de carácter secreto propuesto por el CNI y aprobado por el Gobierno, que fija los objetivos concretos que deberán guiar la actividad del centro a lo largo del siguiente ejercicio y también el modo en que los perseguirá. Fuentes cercanas al CNI consultadas por este diario aseguran que la directiva otorga máxima prioridad al terrorismo yihadista y reduce a la mínima expresión las menciones a la delincuencia organizada.
Mafias rusas y chinas
El organismo dependiente de Vicepresidencia del Gobierno fijó su atención especialmente en los grupos criminales de Europa del Este y en las mafias chinas, al considerar que su actividad podía afectar a la seguridad y a los intereses económicos nacionales. Además, tras la llegada de Mariano Rajoy a Moncloa en diciembre de 2011, el CNI también recibió el encargo de supervisar y retransmitir la evolución de los principales casos de corrupción, varios de ellos vinculados al Partido Popular, como Gürtel y el caso de los papeles de Bárcenas.Esa asignación de nuevas competencias al CNI generó un profundo malestar en los servicios de información de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que hasta ese momento habían asumido casi en exclusiva la lucha contra el crimen internacional y la corrupción, y consideraban que los servicios de inteligencia debían limitarse, al menos dentro de las fronteras españolas, a combatir el terrorismo autóctono y extranjero. El Gobierno ha fomentado la coordinación entre cuerpos para tratar de limar esas asperezas, pero las reticencias iniciales acabaron convirtiéndose pronto en preocupantes tensiones entre los diferentes servicios de información que han alcanzado su clímax en casos como la investigación sobre la trama de Gao Ping y las pesquisas sobre el pequeño Nicolás.
Según las fuentes consultadas por El Confidencial, la nueva directiva de inteligencia sólo reserva al CNI atribuciones de crimen organizado en el control específico de la delincuencia económica asociada a las organizaciones delictivas de Europa del Este, por el efecto desestabilizador que pueden llegar a generar esas tramas en sectores estratégicos de la economía nacional. El resto de supuestos, incluida la investigación de los casos de corrupción, recaerá otra vez en los dos grandes cuerpos de seguridad del Estado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario