“No puedes pararte, aprovechan para entrar”
Los camioneros que cruzan el Eurotúnel temen que los migrantes se cuelen en sus vehículos
Son unos 50 kilómetros bajo el mar que se recorren en apenas 35 minutos en tren a través del eurotúnel. Calais es el punto de Francia más cercano a Inglaterra y por ello se ha convertido en la principal vía de acceso para los migrantes que esperan encontrar en Reino Unido una nueva vida. Tras dos noches especialmente agitadas, en una de las cuales murió un joven sudanés atropellado por un camión, la del miércoles al jueves volvió a ser movida. Unas 300 personas fueron interceptadas por la policía cuando intentaban colarse en las instalaciones del túnel. Los nuevos incidentes provocaron esperas de hasta 25 horas para los camioneros, cansados de la situación y temerosos de que se produzcan nuevos accidentes.
“Los camioneros están agotados, nos dicen que no pueden más de los retrasos y de tener que tener cuidado por si les entran clandestinos”, explica Marlène, de 37 años, que trabaja en la gasolinera en la que suelen parar para repostar antes de pasar los controles que dan acceso al embarque del eurotúnel. La gasolinera, debido al recrudecimiento de la seguridad en la zona, se ha incluido en el gigantesco perímetro de seguridad del eurotúnel (650 hectáreas de terreno). “Muchos conductores dicen que ya no se ocupan ellos mismos de alejar a los migrantes de sus vehículos por temor a que les pase algo, así que dejan que se encarguen los efectivos de seguridad en los controles”.
Tomás López, un camionero español de 45 años que sube la mercancía desde Andalucía hasta Calais donde la entrega a un compañero, afirma que los conductores están muy asustados. “Que te vengan a seis o siete personas a la vez da miedo”, dice. “No te puedes parar en ningún lugar porque aprovechan para entrar”, asegura. En su camión, su jefe ha colocado un cierre de plástico adicional en las puertas traseras para que bloquee el paso en caso de intrusión.
“Es un problema enorme para nosotros”, confirma Peter Muckwsen, un joven camionero de 23 años holandés que toma la ruta del eurotúnel “demasiado a menudo”. “Hoy me rodearon una veintena de ellos pero conseguí avanzar. Hace dos semanas se me subió uno a la parte trasera del camión con un cuchillo para tratar de entrar pero tampoco lo consiguió”, añade en un inglés precario, a punto de llegar al cordón de seguridad previo al embarque. Allí, unos seis guardias de la empresa chequean las tarjetas de embarque y controlan algunos vehículos.
Los cientos de migrantes que intentan cruzar cada noche a Reino Unido aprovechan cuando se forman colas en las carreteras de acceso al eurotúnel para colarse como pueden en los camiones de mercancías. Uno de los puntos calientes es la bifurcación entre la vía de acceso para los vehículos de turismo (coches y autobuses) y la de los turismos, que entran por un peaje diferente y se montan a bordo de lanzaderas separadas.
Otros migrantes abren boquetes en las vallas que separan la autopista de las vías de tren y tratan de tirarse a las lanzaderas ya en marcha a pesar del peligro. Las que llevan a los pesos pesados, a diferencia de las de los turismos, están abiertas en la parte superior y son así más accesibles. En cada una de ellas caben una treintena de camiones y durante la noche pasan entre cinco y seis por noche en cada sentido del canal. Según el Ministerio del Interior francés, unos 3.000 migrantes aguardan en Calais para cruzar la frontera. Están varados a media hora del sueño inglés.
“Los camioneros están agotados, nos dicen que no pueden más de los retrasos y de tener que tener cuidado por si les entran clandestinos”, explica Marlène, de 37 años, que trabaja en la gasolinera en la que suelen parar para repostar antes de pasar los controles que dan acceso al embarque del eurotúnel. La gasolinera, debido al recrudecimiento de la seguridad en la zona, se ha incluido en el gigantesco perímetro de seguridad del eurotúnel (650 hectáreas de terreno). “Muchos conductores dicen que ya no se ocupan ellos mismos de alejar a los migrantes de sus vehículos por temor a que les pase algo, así que dejan que se encarguen los efectivos de seguridad en los controles”.
Tomás López, un camionero español de 45 años que sube la mercancía desde Andalucía hasta Calais donde la entrega a un compañero, afirma que los conductores están muy asustados. “Que te vengan a seis o siete personas a la vez da miedo”, dice. “No te puedes parar en ningún lugar porque aprovechan para entrar”, asegura. En su camión, su jefe ha colocado un cierre de plástico adicional en las puertas traseras para que bloquee el paso en caso de intrusión.
“Es un problema enorme para nosotros”, confirma Peter Muckwsen, un joven camionero de 23 años holandés que toma la ruta del eurotúnel “demasiado a menudo”. “Hoy me rodearon una veintena de ellos pero conseguí avanzar. Hace dos semanas se me subió uno a la parte trasera del camión con un cuchillo para tratar de entrar pero tampoco lo consiguió”, añade en un inglés precario, a punto de llegar al cordón de seguridad previo al embarque. Allí, unos seis guardias de la empresa chequean las tarjetas de embarque y controlan algunos vehículos.
Los cientos de migrantes que intentan cruzar cada noche a Reino Unido aprovechan cuando se forman colas en las carreteras de acceso al eurotúnel para colarse como pueden en los camiones de mercancías. Uno de los puntos calientes es la bifurcación entre la vía de acceso para los vehículos de turismo (coches y autobuses) y la de los turismos, que entran por un peaje diferente y se montan a bordo de lanzaderas separadas.
Otros migrantes abren boquetes en las vallas que separan la autopista de las vías de tren y tratan de tirarse a las lanzaderas ya en marcha a pesar del peligro. Las que llevan a los pesos pesados, a diferencia de las de los turismos, están abiertas en la parte superior y son así más accesibles. En cada una de ellas caben una treintena de camiones y durante la noche pasan entre cinco y seis por noche en cada sentido del canal. Según el Ministerio del Interior francés, unos 3.000 migrantes aguardan en Calais para cruzar la frontera. Están varados a media hora del sueño inglés.
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