Los socios del Club de Campo andan con la mosca detrás de la oreja. Todo por culpa de Manuel Carmena. La nueva alcaldesa de la capital y el aterrizaje de Ahora Madrid en Cibeles ha generado una enorme incertidumbre entre los casi 30.000 abonados de la institución deportiva más importante de Madrid y, probablemente, del país. Desde que la regidora aterrizó en el Ayuntamiento no han dejado de vertirse comentarios sobre las intenciones que su nuevo equipo de Gobierno tiene con este club que arrastra 84 años de historia y del que posee del 51% de la participación de la sociedad que lo controla.
A los pocos días de llegar al Consistorio ya se filtró la idea de que la alcaldesa quería «abrir a todos los madrileños» sus instalaciones. Después, comenzaron a reproducirse rumores de todos los colores: que si sus más de 250 hectáreas se iban a transformar en una granja con gallinas, que si se iba a abrir una escuela de hostelería, que si se iba a abrir a los colegios entre semana...
Todo esto ha contribuido a generar un clima de incertidumbre y desconfianza entre los socios del Club de Campo. La situación ha ido a más esta semana, tras el nombramiento de los siete consejeros por parte del nuevo Ayuntamiento de Madrid. El equipo de Carmena que, a partir de ahora, controlará el día a día de la institución está compuesto por Celia Meyer (representante del Consistorio en la Junta General de accionistas), Inés Sabanés (concejal de Medio Ambiente), Carlos Sánchez (Economía), Francisco Javier Odriozola (director general de Deportes), Marta Fernández-Pirla (directora general de Sector Público, que ya era directora general con el PP) y José Antonio Haro.
Sus primeros gestos
En los dos campos de golf, sus siete piscinas o el club hípico no se habla de otra cosa. Todos están deseando ver cuáles son los primeros gestos de Carmena. De momento no se fían de ella. Tampoco saben cuál será el futuro que deparará a estas ilustres instalaciones. Por eso, según ha podido saber ABC, son muchos los socios que han decidido «congelar» unos meses el pago de sus recibos y dar orden al banco de anular la domiciliación bancaria de los 730 euros que pagan cada año. «Es la única arma defensiva que tenemos —apuntan— contra la decisión demagógica de convertir al club en un polideportivo abierto al público, abaratando más aún la entrada de los no socios».
En la actualidad, todos aquellos que quieran entrar en las instalaciones del Club de Campo tienen que pagar 7 euros los días laborales y 20 los festivos.
La decisión de retener el pago de las cuotas es una muy mala noticia. La institución prácticamente vive de los casi 22 millones de euros que aportan los socios. Con este dinero se pagan las nóminas de los 300 empleados fijos y se mantienen los dos clubes sociales, las instalaciones hípicas, los 36 hoyos de golf, la escuela de tenis, los dos campos de hockey, las seis piscinas al aire libre más la cubierta, pero también unas contratas de restauración con once puntos en el club y más de 55 empleados atendiendo.
Desasosiego
El actual gerente del club, Alfonso Segovia, es consciente del clima de incertidumbre y desasosiego que ha podido provocar el aterrizaje de Ahora Madrid en su consejo de administración. Sin embargo, aboga por realizar un llamamiento a la calma tras haber mantenido ya varios contactos con el nuevo equipo de la alcaldesa y haber puesto su cargo a disposición del nuevo equipo. «Me transmitieron tranquilidad, aunque también hablaron de su intención de recuperar la concesión —que dura hasta el 2034— y su deseo de optimizar las instalaciones. Yo les respondí que hoy el club es casi abierto, pues todo el mundo puede entrar por 7 euros entre semana y utilizar sus instalaciones, aparte de las escuelas infantiles a las que tienen acceso todos los niños sean o no abonados».
Segovia se muestra tranquilo sobre el futuro del Club de Campo ya que recuerda que cualquier decisión que se tome sobre él tiene que aprobarse en el pleno de Cibeles, donde Carmena y su equipo no cuentan con la mayoría absoluta. Es decir, los votos del PP, PSOE y Ciudadanos podrían paralizar cualquier «ocurrencia» de Ahora Madrid.
«Ni privado, ni elitista»
En este sentido, el actual gerente del club pone en valor todo lo que se ha conseguido en los últimos años. «Este no es un club privado ni elitista, sino una especie de polideportivo municipal, de casi 300 hectáreas, con abonados a los que les cuesta mucho esfuerzo pagar las cuotas aunque no son demasiado elevadas».
Además, insiste en que su única gran fuente de ingresos pasa por las cuotas de sus socios. «Nosotros no recibimos ni un euro del Ayuntamiento de Madrid. De hecho, los equipos de hockey que forman las divisiones de honor, son los únicos que reciben una subvención de 30.000 euros, pero igual que a muchos otros equipos de la ciudad. Eso si, en los tres años que llevo en la gestión del club, pagamos un IBI importante, así como unos impuestos de actividades económicas muy altos».
Alfonso Segovia también conoce la intención de muchos socios de congelar el pago de sus cuotas hasta ver por dónde se dirigen las intenciones del nueva alcaldesa. Por eso reclama un poco de calma, aunque no descarta alguna operación financiera que acabe con esta fórmula mixta de propiedad.
Bajas por impago
«Comprendo que hay mucha gente preocupada por el futuro del club, pero el no pagar las cuotas supone que pueden ser dados de baja automáticamente si se les pasa el plazo. Creo que me están pidiendo normalidad y tranquilidad. Otra opción sería privatizar el club y comprar su parte al Ayuntamiento de Madrid, en esto también hay gente interesada, pero es pronto para evaluarlo».
El Club de Campo Villa de Madrid es una sociedad mixta perteneciente en un 51% al Ayuntamiento de la capital, un 24% a Patrimonio y el otro 24% restante a la Real Sociedad Hípica Española. Fue fundado en el 1931 y cuenta con secciones deportivas de golf, hockey sobre hierba, tenis, pádel, equitación, ajedrez, natación, bridge, patinaje y tiro deportivo. Destaca sobre todo la sección de hockey sobre hierba, tanto su equipo masculino como femenino.
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