Tal día como hoy, hace un año, recién estrenada la cabecera de EL ESPAÑOL, titulábamos nuestro rugido así: "La mejor Fiesta Nacional, la Constitución". Vaya por delante, pues, que no somos sospechosos de idolatrar el Día de la Hispanidad.
Argumentábamos entonces, que existiendo dos fechas tan próximas en el calendario como el 12 de Octubre y el 6 de Diciembre en las que viene a conmemorarse lo mismo -la unidad y la patria españolas- parecía oportuno concentrar su carga simbólica en una de ellas. Dejábamos esa decisión en manos de los políticos, pero nos decantábamos por el Día de la Constitución, porque ensalza la norma que consigna nuestros derechos, libertades y obligaciones, la que nos hace ciudadanos e iguales.
No debe de ser una mala fecha la del Descubrimiento cuando para toda la historiografía internacional marca el inicio de la Edad Moderna. Lo de presentar a Colón como un genocida no merece muchos comentarios. Vendría a ser como llamar nazi a Gutenberg porque su invento sirvió para imprimir el Mein Kampf.
En el capítulo negativo de este 12 de Octubre están las ausencias. A las habituales de los presidentes de Cataluña y del País Vasco, hay que sumar la de la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, por sinrazones similares, y las también poco justificables de Ximo Puig y de Feijóo. El valenciano se ha ido a Cuba en una misión comercial -como si no hubiera más fechas en el calendario- y el orensano ha alegado razones personales para justificar su ausencia, en lo que se interpreta como una maniobra para no restar protagonismo a Rajoy, una vez que se ha erigido en su gran alternativa tras el brillante triunfo en las elecciones gallegas.
La trascendencia del Día de la Hispanidad merecería el concurso de las principales autoridades del país. No este año, todos. Desde luego, no creemos que haya que pedir perdón por haber descubierto América.
Argumentábamos entonces, que existiendo dos fechas tan próximas en el calendario como el 12 de Octubre y el 6 de Diciembre en las que viene a conmemorarse lo mismo -la unidad y la patria españolas- parecía oportuno concentrar su carga simbólica en una de ellas. Dejábamos esa decisión en manos de los políticos, pero nos decantábamos por el Día de la Constitución, porque ensalza la norma que consigna nuestros derechos, libertades y obligaciones, la que nos hace ciudadanos e iguales.
Desprestigio del 12-O
Hay un movimiento que trata de desprestigiar la Fiesta de la Hispanidad. No es nuevo, pero en los últimos tiempos ha ganado espacio alentado por el revisionismo de lo políticamente correcto, cuando no por quienes sienten aversión a España, y ha contado con el combustible de la ignorancia de muchos. Así hemos visto cómo algunos de los denominados "ayuntamientos del cambio" y otros de color nacionalista se han desmarcado de la celebración motejándola de "franquista" y asegurando que supone festejar un genocidio. El de Badalona, gobernado por Guanyem, ha llegado a suprimir el día como festivo.Paso del rey
Resulta reconfortante, sin embargo, que al calor de esta fecha Felipe VI haya recuperado la iniciativa para desatascar la situación política. En víspera de la fiesta, justo antes de reunirse con todos los protagonistas, y dándole un boato especial en el primer acto regio que tiene lugar en el Palacio de Aranjuez en doce años, ha fijado una ronda de consultas que obliga al PSOE a definirse a tiempo para la investidura. Antes del día 31, salvo sorpresa, España tendrá por fin gobierno.En el capítulo negativo de este 12 de Octubre están las ausencias. A las habituales de los presidentes de Cataluña y del País Vasco, hay que sumar la de la presidenta de Navarra, Uxue Barkos, por sinrazones similares, y las también poco justificables de Ximo Puig y de Feijóo. El valenciano se ha ido a Cuba en una misión comercial -como si no hubiera más fechas en el calendario- y el orensano ha alegado razones personales para justificar su ausencia, en lo que se interpreta como una maniobra para no restar protagonismo a Rajoy, una vez que se ha erigido en su gran alternativa tras el brillante triunfo en las elecciones gallegas.
La trascendencia del Día de la Hispanidad merecería el concurso de las principales autoridades del país. No este año, todos. Desde luego, no creemos que haya que pedir perdón por haber descubierto América.
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