viernes, 21 de octubre de 2016

PALABRAS QUE ME ENVÍA EL PATER QUE BAUTIZÓ AL CABO CRISTO ANCOR ANTES DE MORIR EN AFGANISTÁN (LUIS MIGUEL MUÑOZ RÍOS)

PALABRAS QUE ME ENVÍA EL PATER QUE BAUTIZÓ AL CABO CRISTO ANCOR ANTES DE MORIR EN AFGANISTÁN (LUIS MIGUEL MUÑOZ RÍOS)


Hace unos días dejaba escrito en el blog el relato de la muerte en Afganistán del soldado Cristo Ancor Cabello y cómo, antes de morir, todavía con un hilo de vida, pudo cumplir su deseo de ser bautizado. A raíz de esa publicación, uno de los protagonistas de aquella profunda historia, el Pater don Luis Miguel Muñoz Ríos, me ha enviado una carta. He dudado sobre su publicación, pero la humildad y buena voluntad del Pater ha dejado en mis manos hacerlo o no. Creo que hay cosas que no deben ocultarse, sobre todo cuando son un mensaje de amor, en definitiva una oración. Así que sin añadir ni una coma más, les dejo estas bellas y buenas palabras del Pater que creo son para todos. ¡Gracias Pater! y que Dios le bendiga.
cristo-cabello-santanaBuenas tardes, Rafael.
        Lo primero de todo es agradecerte que hayas reverdecido el recuerdo del tránsito de Cristo Ancor; te lo agradezco y le pido a Dios que te lo pague como sólo él sabe y puede hacerlo, con la mejor de sus bendiciones.
        En estos tiempos cualquier noticia, por llamativa que sea, es devorada casi inmediatamente, sin apenas tiempo de dejar poso. De ahí la importancia de facilitar el que el personal pueda hacer eso que los clásicos llamaban ruminatio de este acontecimiento tan gozoso como doloroso, en el cual el Señor de la vida se manifestó rotundamente en aquellas tierras lejanas, donde una de las cosas más importantes que acontecía es que cada día, en insignificantes capillas de bases militares católicas, capellanes españoles e italianos celebraban cada día el misterio pascual de Cristo, único acontecimiento que la historia ni ha devorado ni podrá aniquilar jamás.
        Siete años después, todo lo vivido en esos momentos permanece sorprendentemente fresco en mi memoria, lo conocido exteriormente y lo que queda en los profundos pliegues del corazón adonde sólo Dios llega, porque ahí sólo con Dios se habla.
        La experiencia de aquel siete de octubre de 2009, ha sido muchas veces manantial de agua fresca que ha fulminado los cansancios del camino, cansancios fruto de la incomprensión del superior o de la traición del que, encomendado a tu cuidado, rechaza tus desvelos; en suma, los cansancios que nacen de la deslealtad. Pero ser instrumento para que alguien salga de este mundo bautizado y confirmado es algo que no sólo justifica la existencia de los páteres, sino que además fortalece a cada uno de los capellanes para seguir gastando la propia vida sin reserva alguna.
        Dicen algunos en estos tiempos confusos, que lo importante para un capellán castrense es la forma física y el inglés. Nada de eso es determinante para un páter en misión internacional, aunque en un determinado momento conocer lenguas extranjeras pueda ayudar en algo.
        Lo realmente importante es la intimidad con el Señor y, en definitiva, la fe, esa fe sin la que España, nuestra Patria, no se entiende, como no se entiende Europa ni eso que llamamos Occidente y que es fruto innegable de la Buena Noticia que Jesucristo trajo y que la Iglesia extiende por el mundo.
        Hoy, día de nuestra Fiesta Nacional, he podido echar un vistazo sorprendido a los comentarios suscitados por el recuerdo que has hecho de aquel momento de gracia. Reconforta hondamente ver cómo muchos de ellos apuntan a virtudes que no han desaparecido y que si no se manifiestan de modo más patente entre nosotros, es porque nos adormece una pusilanimidad impropia de quienes vivimos bajo esa Bandera que hizo Dios con la sangre de un valiente y el primer rayo de sol, para darla al pueblo español.
        El doce de octubre de 2009, por encargo del coronel jefe de la FSB de Herat, me correspondió hacer el elogio de la Fiesta Nacional en la parada militar que tuvimos en la Base. La brevedad necesaria obligó a recortar el texto, pero agradecí el encargo y disfruté cumpliéndolo. Además, el acto fue precedido de la celebración de la misa, precisamente aplicada por Cristo Ancor, cinco días después de su muerte para este mundo y de su nacimiento a la vida eterna.

       wise-38-_via_crucis_viernes_santo_207_copia Acaba de sonar el toque de Oración.
        Antes, ha sido arriada nuestra Bandera.
        Todo ello, determinado por un fenómeno natural, en el que el hombre no tiene arte ni parte porque Dios se lo ha reservado para sí: el ocaso.
        No hay ocaso sin día, ni día sin amanecer, ni amanecer sin noche a la que aboca el ocaso. Por eso cada izado y arriado de Bandera es una radical novedad, porque es un mostrar y ocultar la vida del soldado español que siempre está al servicio de la Patria, como canta el himno de Ingenieros: “en paz, guerra, día o noche”.
        Pero nada de esto es automático, porque nuestros jóvenes militares vienen de una sociedad que no se mueve por las virtudes y valores que nosotros, los que hemos recibido la altísima y grandísima responsabilidad de formarlos, con demasiada frecuencia suponemos presentes. Por desgracia para nuestra España, gastamos más tiempo en evitar la rotura de los viejos odres, que en hacer los odres nuevos que el nuevo vino reclama. Y lo hacemos cayendo en la trampa de reaccionar frente al bajo nivel de motivaciones morales de nuestros cadetes y alumnos, con un bajo nivel de exigencia, cayendo así en el fracaso de la pseudopedagogía moderna que tiembla sólo con pensar lo que siempre ha sido, durante siglos, el éxito de la auténtica pedagogía: a más debilidad del discente, mayor fortaleza del docente.hqdefault
        Para esto soplan malos vientos, entre otras cosas porque una “civilización” (en sentido peyorativo de la palabra) del militar, perfectamente planificada, ha ido royendo la identidad del hombre de armas, que hoy apenas es consciente de que la principal razón de su existencia es prepararse para cuando la única defensa posible de la paz es la guerra justa, deseando al mismo tiempo que jamás tenga que ejercer sus conocimientos en toda su amplitud.
        Esto no pasa en ninguna profesión, y por eso ser militar ni es profesión ni mucho menos carrera. Ser militar constituye una vida porque ninguno de los aspectos de la existencia del hombre de armas queda fuera de lo manifestado un día solemne y lleno de emociones en que se pronunció un juramento o promesa ante la bandera de España.
        Si de estas cosas nadie habla en los colegios desde los más incipientes niveles de la enseñanza obligatoria; si nadie habla en programas de televisión de máxima audiencia; si nadie habla en ámbitos de debate político… ¿cómo podemos pensar que nuestros jóvenes aspirantes al arte de la guerra para la paz, vienen imbuidos de espíritu patriótico?
       bandera-de-espana A veces, nos bastaría con observar detenidamente el lenguaje que usamos entre nosotros, para darnos cuenta de la eficacia con que vamos dejando de saber lo que somos (“trabajo” en lugar de “servicio”, “vacaciones” en lugar de “permiso”, “universidad” en lugar de “academia”…).
        En cierta ocasión, un sacerdote territorial me preguntaba, no sin cierto desdén, por qué está la Bandera en los presbiterios de las iglesias castrenses. “La pregunta no es esa –respondí–; la pregunta es por qué la Bandera no está presente en los presbiterios de todas las iglesias de España”.
        Queda mucho por hacer, pero no perdamos la esperanza y menos hoy, día de nuestra Fiesta Nacional. Muchos, un año más, han sacado a pasear la estulticia de la que deberían avergonzarse y para la que no encuentran un argumento válido que la sostenga. Pero son muchos más los que se han emocionado escuchando nuestro Himno, viendo nuestra Bandera, compartiendo las entrañables celebraciones de la Guardia Civil en sus casas-cuartel de los más recónditos lugares de nuestra geografía patria, o contemplando el paso marcial de tantos hombres y mujeres uniformados que son la última y más firme garantía de una España en orden, soberana y unida, fiel a la historia de gran Nación que por derecho le corresponde.
        Todos podemos hacer mucho más de lo que pensamos para que esto no sea flor de un día, porque todos tenemos ámbitos de influencia por pequeños que parezcan. Todos debemos trabajar en dichos ámbitos, para que en ellos brille el sol enmarcado por la sangre que identifica todos nuestros edificios oficiales y que, sobre todo, marca a nuestros militares, de cada uno de los cuales necesitamos lealtad a su ser para seguir siendo nosotros.
        Gracias de nuevo, Rafael, por avivar el rescoldo y hacerlo llamarada, contribuyendo así a que las frases patrióticas no se queden en expresiones tan altisonantes como vacías, sino que manifiesten en la palabra lo que el corazón rebosa.
        ¡Por España! ¡Todo por España! ¡Siempre por España!unnamed
Pater Luis Miguel Muñoz Ríos
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario