Diario de un legionario español en la batalla de Mosul
"Vamos a la cabeza de las ofensivas. Delante de nosotros sólo están las ratas del Daesh"
"Esta mañana se arrojó contra nosotros una suicidad... Hizo explotar su cinturón y se ha llevado por delante a diecisiete"
Tras una intentona frustrada por las fuerzas españolas de seguridad, Juan Astray el Legionario consiguió llegar a Irak el pasado 15 de mayo para unirse a los peshmergas kurdos que, en aquel entonces, defendían las posiciones de Kirkuk. Le alentaba el deseo de plantarle cara al ISIS y de proteger a los cristianos orientales despojados de sus tierras por los yihadistas. Alrededor de un mes pasó Astray con los soldados kurdos. Lo suficiente, en todo caso, para comprobar, sobre el terreno, que aquel no era el destino más oportuno para los extranjeros que deseaban combatir de veras. Las bravuconadas y mentiras con las que otros voluntarios españoles adornaban los relatos militares de sus supuestas estancias en el frente inducían a pensar que en el Kurdistán se combatía cuerpo a cuerpo en una guerra despiadada que, en verdad, sólo existía en las mentes de los fanfarrones de Occidente. En Siria o más tarde, en batallas como las de Faluya, se peleó de veras. En Kirkuk o en el eje de Teleskoff no se han movido un metro las fronteras hasta que hace una semana, Barzani dio la orden de avanzar hacia la capital económica del califato.Hastiado por la falta de actividad bélica y por la vida tediosa de las unidades desplegadas en Kirkuk, el legionario, de 36 años, decidió probar a unirse a una modesta milicia asiria acuartelada en una de las pocas poblaciones cristianas que la coalición reconquistó tras la caída de Mosul. Lo que no le dijo nadie a Astray es que Dwekh Nawsha ni siquiera tenía atribuciones militares para luchar en primera línea. Lo que su comandante vendía en las redes como "el frente" era un caserón situado a dos kilómetros de las trincheras y a alrededor de ocho de la posición más cercana del Daesh, la ciudad de Batnaya.
Fue en ese lugar del frente donde más de 200 periodistas de los cinco continentes obtuvieron sus postales de la guerra y las fotos de sus "héroes cruzados", en su mayoría montadas a discreción por los propios milicianos de Dwekh Nawsha. Hasta hace algunos días, el grueso de ellos no habían disparado ni dos tiros, pero a medida que el conflicto se enquistaba adquirieron una endiablada habilidad para posar entre los escombros donde otros combatieron antes y para atribuirse como suyas las batallas de otras unidades. Si alguien se beneficiaba de ello era el responsable del partido que creó la milicia, quien aprovechó la tesitura para solicitar dinero entre los cristianos de la diáspora.
Tres meses pasó Astray entre los asirios de Dwekh Nawsha, aprovechando el tiempo como pudo, y prestando formación y adiestramiento -cuando le fue posible y se avinieron a ello- a esa guardia amateur de aldeanos cristianos que se vendía al mundo como la "gran armada asiria". Allí sirvieron junto a él, el grueso de los extranjeros y ahí continúa todavía, al menos otro español conocido con el sobrenombre de Indi el Guerrillero. Al menos cuatro compatriotas más han pasado hasta la fecha por Bakufa.
Como la mayoría de ellos, Astray tenía la voluntad inquebrantable de tomar parte en la ofensiva de Mosul. Pero a diferencia del resto, hace alrededor de un mes, el legionario se las ingenió para ser admitido junto a un colega norteamericano en los Black Devils, unas fuerzas de élite kurdas donde hasta la fecha no se reclutaban extranjeros. Gracias a la intercesión del mítico coronel peshmerga que las dirige, Wahid Kubili, Astray se ha convertido en el único español y uno de los dos occidentales que pelean en la vanguardia de la ofensiva contra Mosul. Otros extranjeros, como Indi el guerrillero, han conseguido ser reclutados por distintas unidades de la coalición, pero a día de hoy ninguno de ellos combate en la punta de lanza de ese frente norte.
En estos momentos, se está cercando Mosul por el sur, por el este y por el norte. La unidad con la que pelea el legionario ha llegado esta semana hasta la ciudad asiria de Batnaya, tras hacer frente a una fiera resistencia de los yihadis del Daesh. No les han regalado ni tres metros. Entre los kurdos con los que pelea el legionario y Mosul hay otra población importante, también cristiana, situada a menos de 15 kilómetros del objetivo final. Tan pronto como caiga Telkeff, el camino hasta el último gran bastión iraquí del Daesh quedará expedito.
Esta historia ha sido construida por este diario a partir de los contactos y comunicaciones mantenidos de diferentes formas con Astray, tras permanecer durante varios meses cubriendo la actualidad de las milicias cristianas desde la vanguardia. Al cierre de nuestra edición, la población cristiana de Batnaya no había caído todavía, aunque se daba por supuesto que sólo era cuestión de horas, o días en el peor de los casos, para que se redujera por completo a los yihadis. Lo que aparece entre corchetes son nuestras notas periodísticas.
Lunes, 17 de octubre
Primer día de la ofensiva sobre Mosul. Los Diablos Negros comienzan a avanzar.Llevo siempre conmigo el primer fragmento de mortero que estuvo a punto de alcanzarme y un cartucho que me incrustaría en la cabeza antes de ser atrapado por las ratas de Daesh y dejar que me hicieran perrerías. Si hemos de hablar sobre esto, que sea ahora que he acabado mi guardia, pero apresúrate porque estamos todavía en medio del jaleo. No hace ni tres minutos que han abierto fuego contra la posición. Joder. ¿Oyes? ¿Has oído eso, Lance? Las balas de esos doshkas rusos baten el viento como hélices. Hasta los pelos se te erizan cuando te silban a tres metros. Dicho sea de paso, estoy hablando con Lance Anderson, un americano de Arizona al que conocí en la base de Dwekh Nawsha [la más modesta de las tres milicias cristianas que combaten en el conflicto, desde su cuartel de Bakufa]. Abandonamos juntos la unidad, hartos de perder el tiempo. Le robaron, por cierto, como era habitual allí. Después hicimos amistad y se convirtió en mi sombra, mi binomio. Supongo que sabes cómo va esto. Mientras él duerme, yo vigilo. Cuando yo voy el baño, vigila él. No perdemos jamás el contacto visual cuando caen granadas o morteros. Él me inyectará morfina si me llega a pasar algo.
¿Has oído hablar de la unidad donde nos hemos enrolado? La llaman los Black Devils o, en castellano, los Diablos Negros. Es lo mejor de los peshmergas kurdos, sus fuerzas especiales. Vamos a la cabeza de las ofensivas y somos los primeros en llegar cuando hay que organizar operaciones contra los terroristas. Nosotros hemos abierto el avance desde este frente norte cuando Barzani ha dado la orden de arrancar, hace apenas unas horas. Joder, he esperado mucho este momento. Dicen que no entraremos, pero quién carajos sabe. También dijeron que no hallaríamos resistencia y no han dejado de disparar contra nosotros en lo que va de día.
Que se sepa en España que mi binomio Lance y yo somos los únicos occidentales que han logrado introducirse en los Black Devils. El general Wahid Kubili no quiere extranjeros en su tropa. La mayoría de los voluntarios que vinieron a Irak a combatir al ISIS carecen de preparación. Algunos son civiles y otros, muchos de ellos, unos fantasmas de la hostia. Se les va la fuerza por la boca. El caso es que Raheed, el comandante de los Diablos Negros, me vio actuar con Lance en medio de un ataque fuerte y le impresionó el modo en que reaccionamos. Y aquí estamos desde hace un mes. También somos los dos únicos occidentales que combaten en una unidad ofensiva de vanguardia, en primera línea. Más allá de nosotros, los yihadis.
¿Sabes?, cuando los asirios de Dwekh Nawsha se enteraron de que nos íbamos con los kurdos, nos echaron de la casa y nos obligaron a pagar cuatro noches de hotel. Aún queda un español con ellos llamado Indi el guerrillero, no muy lejos de la posición donde nos encontramos ahora mismo [otro voluntario valenciano, un ultraderechista vinculado a La Falange, José Manuel Soria Monfort, asegura hallarse en Siria, a punto de empezar a combatir en defensa de los cristianos].
Cuando yo estaba en Bakufa, no había ni 12 voluntarios. Quizás aquello sea como un chiste, pero prefiero no hablar de ello hasta que regrese a España. No os negaré, de todas formas, que los cristianos de Dwekh Nawsha sólo cogen la ametralladora y se ponen a rezar en presencia de la prensa. No hay disciplina allí, ni recursos, ni dinero para munición, pero son unos actores de la hostia.
Sobreviví aquel mes infernal con dos platos de arroz por jornada. También vosotros estabais en agosto y sabéis que hubo días en los que los termómetros frisaron los 50 grados. Ahora, ponte en situación: arroz con judías para comer y arroz con judías para la cena. El dinero de España llega con cuentagotas. ¡Hay 25.000 simpatizantes en el perfil de Facebook y hay meses en que no he logrado reunir 100 euros!
Por lo demás, yo no vine a Irak para hacer guardias, ni para ver pasar los días tomando té con periodistas o con los gordos de Dwekh Nawsha. Del mismo modo que tampoco podía estar allí en España viendo las vilezas cometidas por las ratas del Estado Islámico. Sé de buena tinta que muchos de ellos llevan años viviendo en nuestro país. Ceuta, Melilla, Cataluña... están plagadas de musulmanes que simpatizan con los yihadis.
Soy apolítico, ¿sabes? Soy sólo un patriota, un legionario, y están atentando cada vez más cerca de nosotros. Por eso hay que terminar con esto. Y por eso pedí el finiquito y me encuentro ahora tumbado en una zanja, a 1.500 metros de la posición de esos cabrones.
¿Ves esas luces, Lance? [el de Arizona asiente y tras mirar con los prismáticos, confirma que algunos hombres de Daesh se están moviendo entre las sombras junto a la silueta de un edificio situado en los aledaños de la población cristiana de Batnaya; primero, se aprecian unos flashes modestos que revelan la posición de un puñado de yihadis; poco después, se detecta el movimiento de vehículos y los hombres del Daesh empiezan a abrir fuego contra la granja desde la que se comunica con nosotros con ametralladoras pesadas Doshka; en ese momento, el español se encuentra en compañía de otros 30 hombres más de su unidad; son el ariete de la vanguardia en ese sector del frente; a la postre, todo queda en un mero rifirrafe].
No han alcanzado a nadie. Tampoco esos hijos de puta son muy profesionales [prosigue Juan Astray, cuando a los 10 minutos cesa el fuego sin que se registren bajas, que se sepa, por ninguna de las partes]. Tienen la locura a su favor, pero ya han dejado de infundir terror entre los kurdos y los árabes. Ahora somos los Diablos Negros quienes extendemos el miedo entres sus filas. Y yo soy uno de ellos. ¡Joder que si lo soy! Si avanzamos despacio no es porque hayan presentado hasta el momento una fuerte resistencia, sino porque antes de salir huyendo han sembrado de IAEs [artefactos explosivos improvisados] la zona que controlaban.
Tienen los días contados. Deberíais haber estado con nosotros cuando hace algunas horas se dio la orden de avanzar. Vino a buscarnos el Ejército de Irak y nos ha traído un humvee [versión militar del todoterreno Hummer], camiones de abastecimiento y varios vehículos equipados con Doshka. Abría nuestra comitiva -la de los Black Devils- un equipo preparado para explotar las minas. Nosotros les seguíamos a pie, dando paso al humvee y a los picks-up, una vez nos hemos cerciorado de que no había insurgencia. Hoy, lunes, 11 de la noche hora iraquí [una menos en España] hemos alcanzado nuestra primera posición en el camino hacia Mosul. Se trata de una granja, aparentemente usada por el Daesh para el almacenamiento de víveres o municiones. Por lo que veo a mi alrededor, parece que la han dejado a toda prisa en vista de que nos aproximábamos. Estamos todavía a 20 kilómetros de Mosul y a unos 1.600 metros del pueblo asirio de Batnaya, desde el que acaban de abrir fuego. Necesito dormir.
¡Viva la muerte!
Martes, 18 de octubre
Segundo día de la ofensivasobre Mosul. Quietos en la posición, en una granja, en campo abierto.Me he levantado a las cuatro de la tarde. Seguimos en la misma posición, en campo abierto, en una vieja granja situada a mitad de camino entre Teleskoff y nuestro próximo objetivo, la población cristiana de Batnaya. Hemos pasado toda la noche vigilando por turnos los movimientos de esas alimañas. ¿Quién sabe cuántos nos aguardan? Algunos dicen que 50. Otros, que más de un centenar.
Han disparado cohetes de largo alcance en nuestra dirección a lo largo del día, pero no han logrado ni rozarnos. Estamos demasiado cerca, de manera que han caído a nuestras espaldas, en la aldea de Bakufa, una posición aliada que ya consolidamos al comienzo del conflicto. Aquí anochece ahora, son las seis de la tarde. O quizá un poquito más. Maldita sea, estoy hambriento. Supongo que la cena está al caer. Estoy matando el hambre tomando un té con mi binomio, Lance, mientras algunos compañeros kurdos se ocupan de la vigilancia.
A mí y al de Arizona se nos reconoce fácilmente. El uniforme oficial de los Black Devils es de color negro, pero mi compadre americano y yo preferimos usar las clásicas ropas de camuflaje. El negro es muy discreto por la noche, pero durante el día, eres como una diana andante para todos esos francotiradores que el Daesh despliega a nuestro paso. En realidad, siempre lo eres. Antes de venir al frente conseguí el dinero necesario para comprar dos placas antibalas en un bazar de Dahok. Me dijeron que son de nivel 4, preparadas para repeler los impactos de fusilería. Cerca de 40 euros pagué por cada una de ellas. Y no todo el mundo las lleva, ¿sabes? Muchos voluntarios han tenido que pagar de su bolsillo incluso el arma. Pero ese no fue mi caso. Les lloré cuanto pude. Les dije que o me daban algo para disparar o iría al frente con un par de tirachinas. Al final, pusieron en mis manos un AK. Los hay cubanos, chinos, alemanes y venezolanos, pero mi kalashnikov es ruso, de los buenos; una antigualla, si tú quieres, pero funciona bien, y eso aquí se celebra. Lo que no tengo es mira telescópica, lo que me limita, claro. El alcance a bala muerta de este arma debe ser de unos 700 metros. Es eficaz y mata a 400, siempre y cuando tengas mira y una buena puntería.
Tengo también una pistola. Es turca y no muy buena, pero si el AK se me encasquilla, me permite al menos defenderme a una distancia de 10 metros. El día en que arrancamos llegué a cargar conmigo más de 60 kilos. Haz la cuenta: 30 de la mochila con las municiones; los cargadores, una granada rusa, el chaleco, las placas, el AK, todos los pertrechos médicos y una ametralladora PKC que llevo al hombro. Porque yo hago aquí de todo, ¿sabes? Manejo también la PKM. A diferencia de otros voluntarios, tengo una buena formación. Casi todos dicen ser la hostia pero la mayoría miente más que habla. Yo he estado en Bosnia y Perejil, seis años con los legionarios y otros dos de escolta por ahí. Trabajé con un príncipe saudí y cuatro meses en los atuneros... Fui instructor de tiro y de educación física con la Legión. Y ahora... bueno, ahora estoy aquí y déjame que te diga algo: No regresaré jamás a España hasta que no me garanticen que no van a encerrarme. ¿Sabes tú, Barber, si han imputado al paracaidista que se mencionaba en los reportajes? ¿Lo llegaron a encerrar? ¿Tiene pendiente algún juicio?
Soy legionario. No le temo a la muerte. Es nuestra fiel compañera, nos acompaña siempre. Uno de estos días me casaré con ella y nuestro Cristo de la Buena Muerte me guiará por el buen camino. Pero la cárcel... ¿Habéis hablado con los policías? ¿Le habéis preguntado a alguno qué harán con nosotros si volvemos?
Yo llegué aquí hace cinco meses, el 15 de mayo. Primero, anduve por Kirkuk con los peshmergas y después con los asirios, en Dwekh Nawsha. Alguien me aseguró antes de venir que no iba a pasarnos nada. No pueden juzgarnos por tenencia ilícita de armas porque formamos parte de un ejército profesional. Ni tampoco por pertenencia a banda armada... Lo de los dos comunistas de Rojava es otra historia. Ellos anduvieron con las YPG... y el gobierno las tiene por unidades terroristas, por aquello de que están emparentados con los kurdos de Anatolia. Ya sabes, me refiero al PKK. Si han de pillarnos a nosotros de renuncio será por lo de la neutralidad de España en el conflicto.
¿Sabes?, mi primera intentona de pisar suelo iraquí fue abortada por los turcos. Casi 24 horas me retuvieron en un calabozo de Estambul, más las otras seis que me tuvo en custodia la Policía Nacional cuando los turcos me devolvieron a Madrid. Hablé con ellos, me dijeron que colaborara, que yo estaba con los buenos. Trataron de persuadirme de que no regresara... Querían saber quién me había reclutado... dónde estaba el resto de los españoles y qué clase de armamento usaban. Yo no les di nada. Ni una palabra, ni un nombre. Pero lo sabían todo. Están bien informados. Después, llamaron a la Audiencia Nacional y el juez me dejó en paz. Claro que todavía no había combatido aquí. Algunos días después, regresé a Irak por otra vía. No menciones, por favor, de qué modo lo logré.
Eh, espera... Joder, ¿escuchas eso? ¿lo oyes? Ahí están otra vez. No han dejado de caer morteros en todo el día. Uno ha impactado a 20 metros. Han saltado las esquirlas al lado de nuestra posición. Y después, han empezado con los cohetes. ¿Son cohetes, Lance, o son misiles? Yo diría que misiles rusos. Pero katiushas, no. Katiushas nos arrojaron la víspera de la ofensiva [el ataque con mortero se prolonga durante un cuarto de hora; después, se interrumpe el contacto con el frente].
Miércoles, 19 de octubre
Tercer día de la ofensiva sobre Mosul. Tensa espera, hasta que den las órdenes de avanzar sobre Batnaya.
Hoy me levanté a las nueve y pasé media mañana lavándome los calcetines y la ropa interior, limpiando el fusil y arreglando el equipo. A menudo, se suelta una correa de la mochila o se desprende la cinta aislante con la que amarramos el material al chaleco. De él no debe colgar nada. Como siempre, hemos comido en torno a la una del mediodía. Para variar, arroz y una especie de salsa de tomate. En nuestra posición anterior, perfectamente consolidada, nos daban pollo a diario. Pero los lujos se acabaron en cuanto avanzamos hacia Mosul. Los camiones de aprovisionamiento llegan con cuentagotas. Cuanto menos se les exponga a los morteros enemigos, mejor. Los muchachos están nerviosos, deseando que se dé la orden de echarnos sobre el pueblo de Batnaya. Ignoramos qué vamos a encontrar en la población asiria, o cuánta resistencia hallaremos a nuestro paso, pero estamos seguro de que no la tomaremos sin disparar, tal y como ha sucedido en otros sectores del frente. Claro que quién cojones sabe qué nos aguarda aquí.
Son cerca de las nueve de la noche y no han dejado de hostigarnos con mortero y con misiles rusos. De madrugada, trataron de mantenernos a distancia con los doshkas. Poco antes del amanecer, escuchamos que abrían fuego con los PKC. Tienen un corto alcance así que estamos seguros de que se aproximaron a menos de 500 metros de nuestra posición.
A diferencia de ayer, no han alcanzado el edificio donde nos hemos guarnecido en espera de las órdenes de ataque. No siento ningún miedo, pero la espera me incomoda, como a todos. Soy soltero, pero lo que menos deseas al final es tener tiempo para pensar y para acordarte de los tuyos, para acordarme de mi Pepe, que el día 20 de septiembre, aniversario de la creación de la Legión, cumplía cinco añitos. Alguien me preguntaba hace poco que cómo conmemoramos ese día. Lo celebramos con canciones legionarias, bebiendo leche de pantera y recordando a nuestros caídos.
Lo de mañana va a ser una batalla acojonante. Ni siquiera sé si podremos seguir manteniéndonos en contacto. Suelen destruir las torres de comunicación antes de rendir un objetivo. Sabemos, por otra parte, que están pagando generosamente a snipers [francotiradores] extranjeros para proteger su retirada. De esos malditos mercenarios parten las balas que nos han estado lloviendo hasta hace un par de horas. Les hemos respondido, claro. Uno de nuestros hombres ha movido la ranchera mientras, otro, al descubierto, disparaba contra los yihadis con las doshka. Un tercer kurdo le apoyaba con la munición, mientras le ayudaba a localizar el origen del llamarazo y el enemigo.
Hoy hemos dormido aquí unos 40 miembros de nuestra unidad. La granja son cuatro paredes, parcialmente derruidas por los impactos del mortero. Supongo que en su día habría vacas u ovejas. A juzgar por lo que veo, deben haberla usado como almacén. Algo antes de ocuparla, detectamos vehículos del Daesh meneándose por sus proximidades. Durante los tres meses en los que anduve con Dwekh Nawsha, los observé sirviéndose de esta posición para disparar sobre nosotros con morteros y con doshka. Lo que son las cosas. Tan pronto como caiga Batnaya, sólo otra población nos separa ahora de Mosul. ¡Viva la muerte!
Jueves, 20 de octubre
Cuarto día de la ofensiva sobre Mosul. Ataque sobre Batnaya.Estoy en medio de la ofensiva, ¡maldita sea! No me pidas que te diga cómo ha transcurrido la batalla porque sólo sé de mi unidad y de los hombres que combaten a mi lado. Antes de abandonar la granja, escuchamos cómo la aviación lanzaba algunas bombas sobre objetivos yihadis de Batnaya. Partimos hacia el pueblo asirio de madrugada. Yo diría que a las dos, quizá las tres... Hemos salido en comitiva un buen puñado de vehículos con banderas kurdas. Hacía frío... siete u ocho grados como mucho. Había también peshmergas en la retaguardia, pero la mayoría eran Black Devils. Nuestra misión era proteger el avance del Ejército de Irak por el flanco derecho. Nuestros hombres se han aproximado desde el centro y la izquierda.
A las tres y media de la mañana han explotado tres o cuatro minas a nuestro paso. Han lanzado contra nosotros al menos cinco vehículos suicidas. Tengo entendido que dos reporteros de un canal kurdo de televisión han sido alcanzados por uno de ellos. Esos muchachos se la juegan. No me preguntes por el número de bajas. Aún estamos batiendo la ciudad, casa por casa, buscando a esos cabrones rezagados. Han sembrado de explosivos los aledaños de Batnaya, las calles principales, los accesos a las casas... Ese es el peligro ahora. Y eso enlentence nuestro avance, más que los disparos enemigos.
Esto no es un paseo, amigo. Nos han devuelto el fuego sin darnos un respiro, mientras tratábamos de envolverlos. Yo estoy parapetado ahora tras la primera casa que hemos hallado en nuestro avance. Cargo con ametralladora y con fusilería. Lance, mi binomio, está conmigo, junto a otros 14 o 15 Diablos Negros. Avanzamos a pelo... y por lo que veo desde aquí, algunos de los nuestros están cavando trincheras para asegurar la posición. Desconozco la situación en otros puntos de Batnaya. Y no tengo ni maldita idea de cuántos días tendremos que permanecer aquí hasta dar el salto hacia Telkeff... ¿Que si he visto cadáveres? Los Black Devils han dejado algunos yihadis muertos tras de sí, pero no me pidas que revele nada que me comprometa [tras esta último contacto, se cortan las comunicaciones]...
Viernes, 21 de octubre
Quinto día de la ofensiva. Penetrando en Batnaya.
Durante cerca de cuatro meses, veía cada mañana este maldito pueblo en la distancia al tiempo que contaba los minutos hasta que alguien diera la orden de avanzar. Soñaba cada día con tenerlos cara a cara, mientras los escuchábamos hablar de estupideces por los walkies. Ya sabes. Te veo en la mezquita, Mohamed. Y aquí me tienes ahora, con mi binomio Lance, descansando acurrucado. No hemos dormido ni dos horas desde la última vez que contactamos.
No me preguntes por la situación global. Tienes más información tú allá que yo en este rincón de infierno. Nos han cambiado de flanco, por cierto. Ahora estoy en el izquierdo. No hemos dejado de combatir desde que entramos en Batnaya y todo cuanto sé me ha alcanzado por rumores. Esto es bastante grande, ¿sabes? Antes de la invasión de Mosul aquí vivían 5.000 cristianos. Tuvieron que salir corriendo a buscar refugio en Erbil y en Dahok.
¿Oyes? ¿Oyes? ¿Has oído las explosiones? Nos están disparando los del Daesh desde más allá de la ciudad, pero por lo que puedo deducir a oído, están tratando de alcanzar al Ejército iraquí que ahora se ha desplegado a la derecha, no muy lejos de una iglesia que ahora mismo alcanzo a ver. Apenas hemos penetrado tres o cuatro calles en el pueblo desde ayer. Avanzamos muy despacio por las minas y por los artefactos explosivos. A toda prisa improvisamos unas posiciones defensivas con sacos terreros, tras las que nos hemos parapetado. Hay humo aquí y allá, por todas partes.
¿Controlar la ciudad? Esto no es como Bashika. ¿Recuerdes lo que dije hace tres días? Sabía desde el principio que no iba a ser un paseo. El grueso del Ejército de Irak ni siquiera ha penetrado. Ahora disfrutamos de una calma relativa. Son las siete, ¿me equivoco? Y hasta hace menos de una hora no dejaban de oírse ametralladoras y explosiones. Yo diría que son de artillería, y algunas minas anticarro. Le he escuchado decir al comandante que esta mañana se arrojó con nosotros una suicida. Era una mujer, parece ser. Hizo explotar su cinturón y se ha llevado por delante a 17. Peshmergas. Eran peshmergas. Al menos tres Diablos Negros han resultado heridos.
Toco madera, ¡maldita sea! Toco madera para que el general no nos obligue a Lance y a mí a abandonar el frente. No quieren periodistas europeos muertos, no quieren combatientes extranjeros entre las víctimas... y se ha dicho, se comenta, que están pensando en enviarnos a la retaguardia de Bakufa. He escuchado también que están pensando en organizar algunas rotaciones y en darnos unos días de permiso para coger algo de aire... Mientras nos autoricen a volver me da lo mismo. Otra cosa es que con la excusa del reemplazo, el general nos deje en dique seco.
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