60% de abstención. 50´2 NO. 49´7 SI. Para las encuestas un rotundo cero.
Esas son las preocupantes cifras que ha dado la votación del pueblo colombiano. Colombia quiere la paz, pero no a costa de la impunidad. La impunidad suele ser el primer paso para la imposición. Imposición de los que han negociado no solo con el narcotráfico sino fundamentalmente con la vida y la muerte. Ahora no pueden pretender que una negociación los convierta en ciudadanos con todos los derechos y sin el deber de someterse al dictamen de la justicia. Pretendían que lo firmado en la democrática Cuba se incorporase a la Constitución colombiana. El acuerdo de la Habana era la imposición de la victoria de los narcotraficantes guerrilleros. O esto o sigo matando.
Son ciertas las palabras de Álvaro Uribe. La paz es ilusionante, pero no a costa de las exigencias de los terroristas. El perdón se debe practicar, pero para perdonar hay que ser justo. La justicia condena hechos probados y el perdón impone su penitencia. Los buenismos hipócritas que pretenden hacerse acreedores al Nobel de la Paz generan más muertos que la actitud y razón de enfrentarse al que viene con la pistola al cinto o antes de entrar a negociar ha dejado el coche bomba en un supermercado.
Ni en los Estados Unidos de América, Europa, Afganistán, Somalia, Siria, Irak…, en ningún lugar podemos consentir que los que han traficado, asesinado, y violado las más elementales normas de convivencia y respeto al ser humano firmen un acuerdo de paz como si nada hubiese ocurrido. ¿Lo firmaremos en un futuro próximo con el DAESH para así acabar con esa pesadilla sometiéndonos a su dictamen?
La paz a cualquier precio es el primer paso para que el terror campee a sus anchas e imponga su ley salvaje. Es necesario cumplir la ley y hacerla cumplir y no dejarse avasallar por el miedo.
Lo ocurrido en Colombia nos parece lejano y difícil de entender. Pero nos pilla muy cerca. Conviene recordar que la justicia española busca al número dos de las FARC (por detrás de Timochenko) y pieza clave en la negociación, Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez. Con él están perseguidos por la justicia española cuatro miembros más de las FARC y hay cinco órdenes internacionales de detención contra ellos. Cosas sin importancia. Investiga la Audiencia Nacional las relaciones de las FARC con la ETA. Viejos amigos. Coches bomba, explosiones controladas, asesinatos en definitiva. Profesores y alumnos aventajados. El auto de procesamiento está en internet a la vista de quien quiera leerlo. De embajada a embajada se movieron unos y otros como pez en el agua.
Investiga que te investiga esperemos que la madeja se deshaga y aparezcan los culpables sin ser ocultados por la negociación.
El caso es que en Colombia ha habido consulta y el pueblo colombiano ha dicho un NO que se llama dignidad. Aquí, en España, nadie ha preguntado, pero lo que un tribunal cose (el más alto) otro lo descose y así, sin preguntar, los amigos de los amigos de aquellos, los profesores aventajados, han llegado a las instituciones. Como si nada hubiese pasado. Nadie ha preguntado ni ha habido más parafernalia que lo poco que se ha filtrado.
Sí. Esto de Colombia nos pilla de cerca, muy de cerca. Esperemos que sigan preguntando al pueblo y no se la metan doblada. Como a nosotros.
No podemos sacar la conclusión de que la violencia, las armas, la extorsión, el narcotráfico, el secuestro o el coche bomba acaben victoriosos imponiendo sus condiciones en un acuerdo que se llama impunidad. La impunidad es injusticia y es el primer paso para que se imponga la victoria del terror.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
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