Una empresa está explotando la zona gris de la legislación para expulsar a okupas sin acabar en los tribunales. Varias entidades sociales los acusan de allanamiento y coacciones
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"Desokupa. Empresa especializada en desempleos de pisos ocupados a la fuerza y sin contrato de alquiler, métodos legales, en menos de 72 h recuperamos la vivienda, a toda la península. Eficacia en más del 90 por ciento de los casos".
Así se anunciaba hasta hace poco la empresa Desokupa en el portal milanuncios.com. Ya no lo necesita porque están desbordados. "Antes recibía cinco llamadas a la semana. Ahora son quince al día. Tenemos muchísimo trabajo", afirma Daniel Esteve, director de la empresa más controvertida que ha surgido recientemente en nuestro país. Sus clientes son propietarios de viviendas ocupadas que, desesperados por la lentitud de la justicia, optan por contratar a estos comandos de boxeadores para que expulsen a los indeseados inquilinos. Lo novedoso del asunto, y lo que lo convierte en un fenómeno social, es que todo es legal. Al menos hasta la fecha.Desokupa está sabiendo explotar las zonas grises de la ley para devolver a los propietarios sus casas ocupadas sin acabar en los tribunales. Si bien son ya varias las entidades sociales que han anunciado demandas y querellas criminales por amenazas, coacciones, desalojos extrajudiciales y violación de derechos fundamentales. Sus detractores van más allá y señalan que algunos integrantes de los comandos pertenecen a entornos neonazis e incluso a la milicia ultranacionalista serbia. Por el momento, Desokupa opera casi en exclusiva en la provincia de Barcelona, aunque ya ha visitado Madrid y no descarta extender su perímetro de actuación.
"Nuestro formato es montar un control de acceso a una propiedad privada mediante un contrato firmado con el propietario", revela el director de Desokupa
"Nosotros no entramos en las viviendas ni arrastramos a la gente a la calle", se defiende Esteve. "Nuestro formato es montar un control de acceso a una propiedad privada mediante un contrato firmado con el propietario. El cliente nos tiene que demostrar que es propietario de ese inmueble y que ha sido ocupado por la fuerza. Comprobado eso, nos acercamos a la vivienda con las escrituras en la mano, muchas veces junto al propietario, y negociamos la salida de los okupas. Si no se avienen a negociar, entonces instalamos un operativo de control de acceso a esa vivienda con varios integrantes, todos con titulación en control de acceso, y nos limitamos a controlar la entrada las 24 horas. Eso les provoca tal incomodidad que, al final, acceden a negociar una compensación económica por su marcha, bajo la advertencia de que, si un día la vivienda se queda vacía, no podrán volver a entrar y se irán a la calle por cero euros. Si en algún momento la situación se tensa, llamamos a la policía, nunca usamos la fuerza".
Según Desokupa, el 95% de los casos se resuelven con éxito y casi todos en menos de una hora. El único problema, dicen, es ese otro 5%. En concreto, cuatro casos que han hecho saltar todas las alarmas en distintas entidades sociales de Barcelona. Una de ellas es el Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), que ha interpuesto una querella criminal contra Desokupa por el desalojo del edificio conocido como Can Dimoni, un inmueble histórico del barrio de Gracia, habitado desde hace un año por un grupo de jóvenes pertenecientes al movimiento okupa.
Según Desokupa, el 95% de los casos se resuelven con éxito. Pero ese otro 5% ha hecho saltar todas las alarmas en distintas entidades sociales de Barcelona
"El observatorio emprende acciones judiciales cuando hay una vulneración de derechos humanos, y esta empresa lleva tiempo vulnerando el derecho a la vivienda", indica Irene Escorihuela, directora de la entidad. "Solo un juez puede ordenar o acelerar el desalojo de una vivienda. Tampoco es legal poner guardias frente a portales, ni allanar moradas, ni mucho menos amenazar y coaccionar a personas. Nadie puede actuar extrajudicialmente, y en el caso de Can Dimoni está muy documentado que esos delitos se produjeron", continúa Escorihuela. Y advierte: "No debemos olvidar que en Barcelona sigue habiendo una gran necesidad de vivienda y gente sin recursos que no puede acceder a ella, y el surgimiento de este tipo de empresas es una amenaza social".
"Sorprende que las entidades se pongan del lado del infractor y no de las víctimas, la mayoría familias que viven un calvario", dice el abogado de Desokupa
“Estamos ayudando a personas, no a especuladores ni a fondos de inversión como nos acusan por ahí", le secunda Esteve, que cifra en un 70% los clientes particulares por un 30% de empresas. “Es más, en la mayoría de casos no solo contamos con el beneplácito de la propiedad, sino de toda la comunidad de vecinos. Hay comunidades que viven auténticos infiernos. Como el caso de unos okupas que se habían adueñado de toda la calle, que meaban en la escalera, amenazaban, acosaban a las mujeres. Resolvimos el problema pacíficamente y ahora en esa calle hablan maravillas de nosotros”.
Vecinos en pie de guerra
No tan encantada está la Asamblea del Raval, el órgano vecinal de este emblemático barrio barcelonés. La asamblea es la primera entidad en declararle la guerra a Desokupa, después de presenciar dos casos que considera "de extrema gravedad". "Por mucha justificación legal que busquen, aquí en el barrio han demostrado que eso de respetar la ley es solo 'marketing'", dice Iñaki García, destacado miembro de la asamblea. “Nosotros hemos visto cómo se han plantado frente a un portal e impedido el acceso a la escalera de vecinos, cuando el propietario que los contrató solo es dueño de un piso. Pero aunque lo fuera de todo el edificio, eso es ilegal. Sólo un funcionario puede impedir el acceso a una vivienda y con una razón de peso. Por no hablar de colocar una alarma e instalar una puerta blindada, como hace esta empresa. Es flagrante".Una madre y su hija de 18 años, residentes en Pacs del Penedés (Barcelona) lo comprobaron en primera persona al regresar a su hogar el 9 de septiembre. Ya con la cerradura cambiada, Esteve y un pequeño comando de tres controladores de acceso las invitaron a recoger sus pertenencias y marcharse. La mujer asegura haber interpuesto una demanda por allanamiento de morada y desalojo extrajudicial. Desokupa argumenta que las dos mujeres okuparon el piso a la fuerza (las afectadas admiten haber entrado en la casa después de que Bankia ejecutara el desahucio por impago de hipoteca) y que por lo tanto solo su legítimo propietario tiene derechos sobre la misma.
José Ángel Gallegos, abogado de las dos mujeres desalojadas en Pacs del Penedès y conocido activista antidesahucios, afirma en un artículo explicativo: "La ocupación de viviendas no es un delito. Solo en algunos raros y excepcionales casos puede llegar a serlo”, aunque "hasta la última reforma de Ley de Enjuiciamiento Criminal era prácticamente imposible encontrar a alguien que hubiera sido condenado". Allanar una vivienda, aunque sea el propietario quien lo haga, es según Gallegos totalmente ilegal. "Con el delito de allanamiento de morada se protege la condición de habitante de un domicilio con independencia de la relación posesoria del individuo con la vivienda. Por tanto, es independiente que posea la vivienda con título o sin título, o dicho más claramente que sea propietario, inquilino u okupa, pues no se le protege por este motivo sino por ser habitante".
Empleados en el punto de mira
A Desokupa le ha surgido incluso una campaña social en contra: STOPDESOKUPA. Su objetivo es "visibilizar y combatir la contratación de matones por parte de los propietarios especuladores, quienes para alcanzar sus intereses económicos pasan por encima de los derechos y las necesidades de las personas, contratando a sicarios que utilizan la intimidación y la fuerza para echar a la gente de su casa". Contactados por este periódico, los responsables de la campaña insistieron en permanecer en el anonimato, pero afirmaron: "Por mucho que el señor Esteve diga que tienen éxito echando a la personas, es mentira, nos habríamos enterado del 90% de los casos que anuncia en Barcelona. Estamos hablando de una gente que cobra por violar domicilios de personas en situación irregular a base de amenazar, coaccionar y vandalizar las viviendas donde actúan".Desde la Asamblea del Raval avisan: ya han organizado un sistema de alerta vecinal para evitar el siguiente desalojo de Desokupa, igual que hizo con éxito un grupo de vecinos en el distrito de Horta el pasado 22 de septiembre. Pero a Esteve no le preocupa: "Mientras exista la Ley de la Propiedad Privada y empresas que puedan prestar un servicio a la propiedad, seguiremos acudiendo allí donde nos llamen".
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