El plan oculto de Podemos para eliminar la Guardia Civil, La Legión, Regulares, Caballería…
La máxima responsabilidad en materia militar correspondería al vicepresidente del Gobierno, cargo que se adjudicó el líder de la formación morada, Pablo Iglesias.
Juan E. Pflüger
Jueves, 20. Octubre 2016 - 19:02
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El documento que reproducimos en este artículo circuló por cuarteles militares y de la Guardia Civil y algún medio publicó informaciones al respecto. Sin embargo la explicación dada por Podemos de que era un borrador de trabajo paró las críticas. Pero fuentes de la Guardia Civil han confirmado a Gaceta.es que se trata de un documento interno elaborado por la propia dirección del partido de Pablo Iglesias y que sigue vigente en lo que consideran el "programa oculto de Podemos".
Podemos elaboró un programa oculto de Gobierno, jamás lo hizo público ni fue explicado en sus mítines. A esta documentación no tenían acceso ni siquiera los miembros de los consejos ciudadanos y en su elaboración no participaron los círculos. Fue la cúpula del partido la encargada de diseñar el nuevo modelo que impondrían en caso de llegar al poder. Dos páginas de ese programa estaban dedicadas a la reorganización de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil. Estaban numeradas con los números 21 y 22, y Gaceta.es ha tenido acceso a ellas.
Bajo el título “Renovación y actualización de las Fuerzas de Defensa”, pretendía un cambio de modelo total en nuestras Fuerzas Armadas, empezando por el nombre y la dependencia política de sus mandos.
Lo primero que plantea el documento es el cambio de denominación: el conjunto del Ejército pasaría a llamarse Fuerzas de Defensa y el ministro del ramo lo será de Asuntos de Defensa y de Pacificación. El nuevo ministro será “una persona de prestigio en las mismas y de compromiso con un modelo de Estado de Progreso” y dependerá del vicepresidente del Gobierno. Es decir, para el cargo estaba designado el exJemad, José Julio Rodríguez, que dependería institucionalmente del propio Pablo Iglesias. Cabe recordar que en la famosa rueda de prensa tras su entrevista con Pedro Sánchez después de las elecciones generales del 20 de diciembre se arrogaba la vicepresidencia del Gobierno.
Una de las propuestas más llamativa es la de la “supresión de la Guardia Civil por constituir un cuerpo de antecedentes represores y raíces franquistas”. Olvidando que el Instituto Armado fue creado por el duque de Ahumada en 1848, casi un siglo antes de que empezara la Guerra Civil y que una vez empezada ésta, más de la mitad de los guardias lucharon junto al Frente Popular, una circunstancia que llevó a Francisco Franco a plantear su eliminación.
Una de las pretensiones más preocupante, por lo que tiene de control político del Ejército, es la que deja para el último guión del documento, dentro de un anodino apartado titulado como “Otros”, pero que supone el intento de identificar a las Fuerzas Armadas con su partido, Podemos. Para ello propone: “Establecer un compromiso individual y colectivo del personal militar con la acción del Gobierno”. Una medida que supondría la eliminación de la responsabilidad militar de defender la unidad e integridad de España, como recoge la Constitución, si el Gobierno de turno así lo decidiera.
Para el Ejército de Tierra propone la supresión de La Legión y Regulares por considerarlos cuerpos de “raíces franquistas” que participaron en la sublevación de 1936. La eliminación también de la Caballería a la que considera un “vestigio estamental” y la supresión de la Guardia Real al pasar las competencias de seguridad del Jefe del Estado a un cuerpo denominado Policía del Estado, una policía en la que habla en otro apartado que saldría de la unificación de las actuales Policía Nacional y Guardia Civil.
También planifica la reducción de las unidades acorazadas y de artillería por “constituir un potencial armamentístico que España no debe asumir” y en su lugar propone la ampliación de las unidades de infantería y zapadores para que sean enviadas a misiones internacionales “siempre con mandato de la ONU y dentro de su paraguas y legítima cobertura”.
En el Ejército de Mar también pretende cambios muy significativos. Aboga por la supresión de la Infantería de Marina, a la que considera anacrónica sin explicar por qué. También propone la eliminación de buques militares de gran tonelaje, para los que propone dar un uso civil o, directamente, su desguace. También quiere organizar el mando orgánico de las unidades, que pasarían a depender de una nueva figura: el delegado del ministro, por eso propone la supresión de las comandancias de marina que pasarían a depender del nuevo cargo. También eliminaría las unidades de aviación naval, que pasarían a depender del Ejército del Aire y de la Unidad Militar de Emergencia.
En cuanto a las Fuerzas Aéreas, la propuesta es la supresión paulatina de los cazas y los aviones de combate y sus sustitución por aviones de carga y transporte que permitan el envio de tropas a misiones humanitarias.
La gran beneficiaria de la reforma propuesta por Podemos sería la Unidad Militar de Emergencia, a la que llegarían todos los aviones y helicópteros que dejarían de depender de otros cuerpos de Ejército. También propone un sistema de alistamiento y de promoción profesional propia, diferenciado del resto del Ejército.
El resto de las reformas propuestas afectan a la reducción de mandos, con la eliminación de los empleos de general del Ejército, almirante y general del Aire, la eliminación del requisito de tener nacionalidad española para acceder al Ejército, o el establecimiento de un sistema único de ascensos, independientemente del cuerpo al que se pertenece y las características de éste.
Podemos elaboró un programa oculto de Gobierno, jamás lo hizo público ni fue explicado en sus mítines. A esta documentación no tenían acceso ni siquiera los miembros de los consejos ciudadanos y en su elaboración no participaron los círculos. Fue la cúpula del partido la encargada de diseñar el nuevo modelo que impondrían en caso de llegar al poder. Dos páginas de ese programa estaban dedicadas a la reorganización de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil. Estaban numeradas con los números 21 y 22, y Gaceta.es ha tenido acceso a ellas.
Bajo el título “Renovación y actualización de las Fuerzas de Defensa”, pretendía un cambio de modelo total en nuestras Fuerzas Armadas, empezando por el nombre y la dependencia política de sus mandos.
Lo primero que plantea el documento es el cambio de denominación: el conjunto del Ejército pasaría a llamarse Fuerzas de Defensa y el ministro del ramo lo será de Asuntos de Defensa y de Pacificación. El nuevo ministro será “una persona de prestigio en las mismas y de compromiso con un modelo de Estado de Progreso” y dependerá del vicepresidente del Gobierno. Es decir, para el cargo estaba designado el exJemad, José Julio Rodríguez, que dependería institucionalmente del propio Pablo Iglesias. Cabe recordar que en la famosa rueda de prensa tras su entrevista con Pedro Sánchez después de las elecciones generales del 20 de diciembre se arrogaba la vicepresidencia del Gobierno.
Una de las propuestas más llamativa es la de la “supresión de la Guardia Civil por constituir un cuerpo de antecedentes represores y raíces franquistas”. Olvidando que el Instituto Armado fue creado por el duque de Ahumada en 1848, casi un siglo antes de que empezara la Guerra Civil y que una vez empezada ésta, más de la mitad de los guardias lucharon junto al Frente Popular, una circunstancia que llevó a Francisco Franco a plantear su eliminación.
Una de las pretensiones más preocupante, por lo que tiene de control político del Ejército, es la que deja para el último guión del documento, dentro de un anodino apartado titulado como “Otros”, pero que supone el intento de identificar a las Fuerzas Armadas con su partido, Podemos. Para ello propone: “Establecer un compromiso individual y colectivo del personal militar con la acción del Gobierno”. Una medida que supondría la eliminación de la responsabilidad militar de defender la unidad e integridad de España, como recoge la Constitución, si el Gobierno de turno así lo decidiera.
La Caballería, “un vestigio estamental”
Tras estas propuestas pasa a detallar, según el cuerpo, los cambios que realizaría en los ejércitos de Tierra, Mar y Aire, así como lo que afecta a otros cuerpos militares.Para el Ejército de Tierra propone la supresión de La Legión y Regulares por considerarlos cuerpos de “raíces franquistas” que participaron en la sublevación de 1936. La eliminación también de la Caballería a la que considera un “vestigio estamental” y la supresión de la Guardia Real al pasar las competencias de seguridad del Jefe del Estado a un cuerpo denominado Policía del Estado, una policía en la que habla en otro apartado que saldría de la unificación de las actuales Policía Nacional y Guardia Civil.
También planifica la reducción de las unidades acorazadas y de artillería por “constituir un potencial armamentístico que España no debe asumir” y en su lugar propone la ampliación de las unidades de infantería y zapadores para que sean enviadas a misiones internacionales “siempre con mandato de la ONU y dentro de su paraguas y legítima cobertura”.
En el Ejército de Mar también pretende cambios muy significativos. Aboga por la supresión de la Infantería de Marina, a la que considera anacrónica sin explicar por qué. También propone la eliminación de buques militares de gran tonelaje, para los que propone dar un uso civil o, directamente, su desguace. También quiere organizar el mando orgánico de las unidades, que pasarían a depender de una nueva figura: el delegado del ministro, por eso propone la supresión de las comandancias de marina que pasarían a depender del nuevo cargo. También eliminaría las unidades de aviación naval, que pasarían a depender del Ejército del Aire y de la Unidad Militar de Emergencia.
En cuanto a las Fuerzas Aéreas, la propuesta es la supresión paulatina de los cazas y los aviones de combate y sus sustitución por aviones de carga y transporte que permitan el envio de tropas a misiones humanitarias.
La gran beneficiaria de la reforma propuesta por Podemos sería la Unidad Militar de Emergencia, a la que llegarían todos los aviones y helicópteros que dejarían de depender de otros cuerpos de Ejército. También propone un sistema de alistamiento y de promoción profesional propia, diferenciado del resto del Ejército.
El resto de las reformas propuestas afectan a la reducción de mandos, con la eliminación de los empleos de general del Ejército, almirante y general del Aire, la eliminación del requisito de tener nacionalidad española para acceder al Ejército, o el establecimiento de un sistema único de ascensos, independientemente del cuerpo al que se pertenece y las características de éste.
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