sábado, 8 de octubre de 2016

UN TORRENTE DE IDEAS SOBRE LAS FAS EN EL SIGLO XXI General de División Juan Chicharro Ortega

 


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La Bandera
Sí, ideas deslabazadas, un torrente de ideas, lejos de la precisión y profundidad de los documentos que elaboran los Estados Mayores de los ejércitos es lo que estas líneas exponen. Pretencioso sería pretender otra cosa desde la distancia en la que me encuentro de la realidad diaria de los ejércitos pero por otro lado tengo de mi parte la ventaja que da la perspectiva de los años.
Ya sabemos que envejecer es como subir una montaña: cada vez cuesta más subir la cuesta pero cuanto más alto es mejor y más nítida la perspectiva que uno otea.
Parto de la base de que las FAS existen con la única función de ganar las guerras en las que se puedan ver envueltas. No hay otra alternativa que la victoria y no hay opción para el fracaso puesto que los errores se pagan con sangre y la incompetencia lleva al desastre. Quede claro que pese a encontrarnos en un mundo donde la tecnología cobra un papel de creciente importancia las unidades sean de tierra, mar o aire deben estar preparadas para el combate próximo y para destruir al enemigo y es por ello que la dureza física de la instrucción y adiestramiento forman la base de la capacidad guerrera. No hay otra opción. Siendo cierto que los medios y métodos evolucionan hay que prepararse para la violencia sangrante del combate.
España espera y no merece menos de sus ejércitos.
atalanta-imLas Fuerzas Armadas están constituidas por hombres y mujeres y aquí  encuentran su verdadera capacidad: en la valía de sus soldados. Y es por eso que cobra vital importancia la educación militar en los valores morales tradicionales de nuestros ejércitos y ¡cómo no! en el impulso continuo al desarrollo del liderazgo en todos los escalones. Es un error de tiempos de paz la asunción de decisiones siempre al más alto nivel al amparo de las posibilidades que proporciona la tecnología. Seguro que son muchos los casos habidos pero estoy convencido de que si, por ejemplo, cuando la crisis de la captura por piratas somalíes del pesquero Alacrana, hace algunos años, se hubiera dejado actuar a los mandos que se encontraban en zona la solución hubiera sido otra y rápida. Se optó sin embargo por una toma de decisiones al más alto nivel y en defensa de esta opción tomada he oído demasiadas tonterías. Demasiadas sandeces de quienes jamás estuvieron al otro lado de la muralla.
Antes mencionaba la influencia en el campo de batalla de la creciente tecnología y cierto es. La guerra, hoy, y en el mediato e inmediato futuro, requiere un concepto amplio de las operaciones conjuntas en combinación con la de la información/inteligencia que incluyen operaciones de inteligencia en apoyo de las operaciones, de decepción, de seguridad, de guerra electrónica, de operaciones especiales, de dominio del campo cibernético, de asuntos civiles, de capacidad para combatir en zonas urbanizadas, etc. Pese a todo se hace más necesario que nunca mantener la capacidad de la infantería ligera y la de los medios pesados así como la de las capacidades logísticas de las fuerzas en litigio. Por supuesto que desde el reconocimiento de que las luchas futuras no son las del pasado y que ya no basta el dominio de la tierra, mar y aire sino también las del espacio físico y el cibernético y que hay que estar mentalmente adaptado al rápido y cambiante campo de batalla que obliga a ser agiles, flexibles y con capacidad de adaptación. Lo triste es que la incardinación de todas estas capacidades exige una entidad de la fuerza de la que hoy se carece por lo exiguo de los presupuestos dedicados a la defensa. Mal asunto.desembarco-2
España necesita unos ejércitos listos para combatir y GANAR y por tanto se hace necesario un concepto de empleo de la fuerza desde la perspectiva de la audacia y la agresividad. El diseño de las Fuerzas Armadas debe hacerse con esta mentalidad y todo cuanto se haga a medias tintas conduce al fracaso. Mandos decididos a todo y sin reminiscencias de ningún tipo.
Nuestros ejércitos tienen hoy mandos con amplia experiencia en operaciones y en muchos casos también de combate que no se pueden desaprovechar.
Lamentablemente tengo la impresión de que todo este caudal de experiencias queda diluida por la cadena administrativa y la excesiva burocracia imperante en las FAS y no digamos por las interferencias del “civilizado” Ministerio de Defensa lleno de personas ajenas a lo que significa el ser soldado con un desconocimiento absoluto de lo que es y significa un ejército.
desfile-1Y no puedo terminar sin hacer de nuevo mención a los valores tradicionales de nuestros ejércitos: unos valores forjados durante siglos y que siempre tuvieron como norte a España, nuestra Patria. Nada ni nadie puede apartar al soldado español de su esencia. Los ejércitos perderían su razón de ser de olvidarse esta circunstancia. De ser así, más valdría contratar servicios armados como alternativa; algunas naciones lo han hecho ya. Ahora, que nadie espere nada bueno de estas organizaciones.
Hoy, cuando escribo estas líneas cunde el desaliento en una nación abocada a una creciente anarquía por una falta de autoridad, ideales y principios preocupantes. Y es en esta situación cuando florecen los que anhelan la destrucción de España como nación bien desde opciones secesionistas o desde posturas comunistas del estilo de las que han destruido Venezuela.
España necesita unas Fuerzas Armadas adaptadas al siglo XXI pero que rigiéndose por lo que establece la Constitución se deben a la Patria.
Hasta aquí un somero torrente de ideas cuyo desarrollo más detallado me llevaría a un desánimo en el que me niego a caer.we-were-soldiers-4
General de División de Infantería de Marina (R.) Juan Chicharro Ortega

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