viernes, 22 de abril de 2016

Un soldado llamado Miguel de Cervantes

 

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Hoy se cumplen 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra. Un día después moría William Shakespeare. Cervantes fue soldado de Infantería. Shakespeare no. Eso que ganaba el español. Todo lo vio y sufrió en una España de escritores y soldados. De cortesanos y caballeros.
No se entiende a Cervantes escritor sin Cervantes soldado.
‹‹Nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza››. Nunca hubiese surgido la figura del caballero andante, del ingenioso hidalgo, sin la honra, el honor y el valor que cultivaban aquellos soldados de la mejor infantería del mundo. Cervantes quiso ser entre ellos capitán y capitán se nombró cuando en Lepanto se puso al mando de doce de ellos. Fue su definitiva inspiración. Solo lo entiende quien al frente de ellos se ha colocado. Solo lo puede describir quien ha obedecido y mandado. Soldado, cabo o general. Y solo faltaba escribirlo con sencillez y locura.
Con extraña habilidad
un soldado, poco a poco
queriendo pintar un loco
retrató a la humanidad.
Valor, honra y honor. Y escribió el genio:
‹‹Yo no sé que tiene esta profesión, a pesar de los sacrificios, riesgos penurias e ingratitudes, son tantas las satisfacciones, que se está orgulloso de pertenecer a ella y con deseos de continuar siempre en sus filas››.
Caballero andante es título de soldado, no de cortesano. Era su cátedra el mundo, había alcanzado el doctorado en Lepanto. Al final, de escritorio, una celda, por honrado. Que las heridas que se reciben en las batallas antes dan honra que la quitan. Escribir, después de que vivir y sufrir te haya calado hasta los huesos.
‹‹No se ha visto en todo el mundo
tanta nobleza compuesta,
convocada tanta gente,
unida tanta nobleza,
pues puedo decir no hay
un soldado que no sea
por la sangre de las armas
noble, ¿Qué más excelencia?››
Lo escribió Miguel de Cervantes Saavedra, un soldado de la Infantería española.

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