Y no es tema baladí. Poca o nula importancia tendría la polémica levantada en Francia a propósito del uso de esta singular prenda de baño si no fuera porque uno tiene la impresión de que más allá del hecho en sí hay algo más en la trastienda: la ofensiva permanente del Islam radical para instalar su particular visión de su sociedad. No es simplemente una anécdota ni de ninguna manera la expresión de la libertad de las mujeres que lo llevan, sino la orquestación de una acción bien meditada para implantar un estilo de vida bien lejano a las costumbres de Occidente. Es simplemente una imposición como lo es la exigencia de comida halal en los colegios, la de horarios diferentes en las piscinas para hombres y mujeres y un sinfín de otras medidas de corte similar. Son los síntomas de una invasión callada y permanente.
La única respuesta válida a estas acciones vendría de las raíces cristianas de nuestra cultura pero uno se teme que estas están muy deterioradas y resulta difícil hacer frente a lo que nos amenaza desde lo que uno ve por doquier en una sociedad muchas veces amoral y relativista en todo.
Sí, la polémica no es sobre un trozo de tela más o menos. Es algo más.
General de División Juan Chicharro Ortega (R.)
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