martes, 27 de septiembre de 2016

EL ESTILO DEL FRENTE POPULAR ......

La violación, un arma del Frente Popular para humillar al enemigo

La pasionaria tenía clara la represión brutal y salvaje que se estaba cometiendo en su zona. Son muchos los testimonios recogidos en la Causa General que la sitúan al frente de asesinatos, torturas y violaciones, incluso son muchos de sus antiguos colaboradores los que la señalan como una de las organizadoras de esa barbarie en la que se convirtió la retaguardia en la que se desarrolló el terror rojo durante la Guerra Civil. Su ofensiva propagandística ha consolidado uno de los mitos que todavía hoy perduran en la historiografía marxista: acusó a las tropas moras alistadas en los tábores de regulares de cometer violaciones en masa cuando tomaban una población.
 
Un mito que José Luis Mesa, en su libro “Los moros de la Guerra Civil Española” (Actas-2004), dejó zanjado de manera documentada y contundente. Los moros se dieron al pillaje y el saqueo sistemático, no a la violación. Y cuando esto ocurrió fueron duramente castigados por los mandos españoles de los que dependían.
Sin embargo, las pruebas son abundantes al respecto, los milicianos marxistas abusaron sexualmente de centenares de mujeres que acabaron siendo brutalmente asesinadas antes, durante y después de la violación. Era la consigna soviética que llamaba, incluso desde las páginas de Izvestia, al uso del abuso sexual sobre el enemigo –incluía hombres y mujeres- para romper la mora de resistencia.
 El propio Ilya Ehrenburg, corresponsal de guerra de ese periódico en España durante la Guerra Civil, loa los logros de la guerra sexual en los años de la Segunda Guerra Mundial.
Como ha demostrado José Javier Esparza en “El terror rojo en España” (Áltera-2005), los casos de violación son brutales y basta el análisis de algunos de ellos para hacerse idea de la utilización de esta técnica soviética de guerra en la retaguardia.
Violaciones masivas hubo en los primeros meses de la guerra en localidades de Badajoz, como Granja de Torrehermosa o Campillo de Llerena. En la primera de ellas fueron asesinadas 12 mujeres en los instantes inmediatos a la entrada de las tropas de Franco. De ellas, ocho fueron violadas. Se salvaron, según la investigación posterior cuatro niñas de 15, 11, 10 y 3 años que fueron acribilladas a balazos. En Campillo, pocos días después, varias mujeres fueron violadas y posteriormente asesinadas.
En Somiedo (Asturias), tres enfermeras falangistas fueron detenidas y violadas numerosas veces por milicianos, además de torturadas, antes de ser fusiladas desnudas por varias milicianas que se jugaron sus ropas en un macabro concurso de puntería con los cadáveres de las tres jóvenes.
Ni siquiera se salvaban las mujeres que, por ser ciudadanas extranjeras y tener su documentación como tales, tenían un estatus de inmunidad. Así ocurrió con las hermanas del cónsul de Uruguay. Las dos jóvenes de 18 y 23 años, Consuelo y Dolores Aguiar-Mella fueron secuestradas y violadas por milicianos comunistas dirigidos por La pasionaria, abandonando sus cadáveres en una cuneta.

Para terminar, recogemos el testimonio de un comisario de Madrid, Teodoro Illera, que prestó su servicio profesional a la causa frentepopulista, pero que denunció como: “Dos milicianos violaron a dos señoritas, matándolas después, pero con tal ensañamiento, que uno de ellos disparó sobre la joven a quien había violado cuando aún la estaba poseyendo, saltando la masa encefálica de la desgraciada muchacha en la propia cara del asesino”.

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