sábado, 10 de septiembre de 2016

MILLÁN ASTRAY, LA LEGIÓN Y ESPAÑA Blas Piñar Gutiérrez. General de Brigada (R.)

 


22536358Cuando Millán Astray crea en 1920 la Legión española cree dar solución inmediata a la difícil situación del Ejército en la dura y difícil guerra del protectorado del norte de Marruecos. Que estaba en lo cierto quedó certificado con la llegada de los primeros voluntarios, por la rapidez con la que éstos se adaptaron a las características específicas que diferenciaban al Tercio de Extranjeros y, sobre todo, por su decisiva intervención como Unidad tras el desastre de Anual, y su posterior protagonismo en el desembarco de Alhucemas.
Pero una vez conseguida la pacificación del territorio norteafricano, en las numerosas y dispares circunstancias en las que desde entonces ha sido utilizada, la Legión ha seguido demostrando un altísimo nivel de disponibilidad y eficacia, que la ha convertido en imprescindible para el Ejército español. Su prestigio y fama hace mucho que traspasó nuestras fronteras, siendo admirada y reconocida sin distinción de continentes, ideas políticas o religiosas.
Calle-Millan-Astray_ECDIMA20151224_0002_3Las claves del éxito son múltiples. En primer lugar supo enraizar la nueva unidad con los sentimientos del soldado histórico de nuestros heroicos y gloriosos Tercios. Pero al mismo tiempo incorporó el sentido del reclutamiento y organización del la Legión francesa, que tan buenos resultados estaba dando a nuestros vecinos. Pero lo más importante fue la atractiva expresión del espíritu legionario, reflejado en un inigualable Credo, síntesis del alma colectiva que constituye la Legión, que sabe generar la devoción por el compañerismo, la superación del cansancio y el sufrimiento, la exaltación del valor, el ansia de combate y el premio de una muerte auténticamente digna, alcanzada en defensa de los más altos ideales, con las armas en la mano.
Para llegar a ese momento hay que prepararse de forma exigente, tanto individual como colectivamente. Por eso el legionario es siempre voluntario, sin importar su origen ni vida anterior, y requiere un entrenamiento y una disciplina especialmente duros, que fortalecen hasta el máximo la camaradería entre sus filas. De ahí la unión y confianza ciega en sus jefes, compañeros y subordinados que da a la Legión unas capacidades humanas y militares difíciles de superar, lo que le ha permitido cosechar para España nuevas páginas de heroísmo y gloria.
Su emblema de la pica y el arcabuz, el color verde de su uniforme, el característico gorrillo legionario, la camisa abierta de quién a nadie engaña y todo entrega, el paso corto, rápido, vibrante y decidido de su ritmo de desfile, sus canciones sentimentales y épicas al mismo tiempo, su culto a la muerte por España, han arraigado profundamente en nuestro pueblo, cuando se va a cumplir el primer centenario de la fundación de la Legión.150px-Legion-esp.svg
Porque todos caben en la Legión, incluso los no españoles. Todos quedan troquelados por el mismo espíritu, desde aquellos idealistas a los que la sociedad se les queda pequeña, hasta los excluidos y desheredados por esa misma sociedad, de la que huyen desesperados, para convertirse en sus más leales y generosos defensores, una vez encuadrados en la Legión.
En el trascurso de estos casi cien años la Legión ha demostrado de forma extraordinaria su enorme atractivo popular y su validez y eficacia a nivel militar, llegando a formar parte
sustancial del ser nacional, como se refleja en la historia, la literatura, el cine, la zarzuela, las procesiones, el cancionero o los dichos populares.
Pero además la Legión ha dejado una huella permanente en el resto de los Ejércitos españoles e incluso extranjeros. Como simple apunte, el general Francisco Franco, cofundador de la Legión y más tarde Director de la Academia General Militar en su segunda fase, cuando en este destino redacta el influyente “Decálogo del Cadete”, refleja sabiamente, con los términos adecuados para quienes va dirigido, la esencia del espíritu legionario.
Por ello no es de extrañar que cuando, años más tarde, se crean las nuevas unidades paracaidistas o de esquiadores-escaladores, sus miembros sean orgullosamente distinguidos con el apelativo de caballeros legionarios. Incluso las modernas unidades de Operaciones Especiales se adaptan perfectamente a las peculiaridades legionarias. Además, si originalmente la Legión era una unidad compuesta únicamente por infantes, su transcendencia la ha obligado a extenderse al resto de las Armas combatientes. En resumen, las cualidades legionarias forman en la actualidad -en mayor o menor medida- parte inseparable del sustrato castrense general, sin excluir al Ejército del Aire o a la Armada, especialmente en su Infantería de Marina.
Quienes han pasado por las filas de la Legión no pueden, ni quieren, ocultar la impronta recibida y admirablemente diseñada por Millán Astray, combinación acertada de pensamiento, sentimiento y acción, al servicio del Ejército y de España. Pero junto a ellos, somos aún más los que, sin haber sido legionarios, nos sentimos igualmente identificados con su Credo y, consecuentemente, procuramos reflejar en nuestras vidas y conductas sus ideales y valores.
la-legion-jose-millan-astrayLa situación y deriva reciente de nuestra Patria nos preocupa hondamente a muchos españoles. En las condiciones difíciles, la Legión ha testimoniado siempre sus mejores virtudes y ha contagiado con firmeza su ejemplo a una sociedad atemorizada y desmoralizada.
Por eso España, hoy más que nunca, necesita a sus legionarios.
¡Viva la Legión!
¡Viva España!
Blas Piñar Gutiérrez. General de Brigada de Infantería (R)

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