sábado, 10 de septiembre de 2016

LOS VERSOS DEL CORONEL (3) Félix Torres Murillo. Coronel de Infantería DEM (r)

 


LOS VERSOS DEL CORONEL. EL GRECO
Colosal, lo iremos viendo, retratista fue El Greco. En sus retratos sabe captar el alma del retratado; pero quiere dejar bien claro, que el “interior” que pinta es según él subjetivamente la ve, en un anticipo de lo que hoy llamaríamos “retrato psicológico”.
A su llegada a Roma, Giulio Clodio, gran miniaturista de origen dálmata allí establecido intercedió ante el Cardenal Farnesio por un joven pintor venido de Venecia, discípulo de Tiziano…”
El Cardenal lo acoge en su palacio (hecho fundamental para el desarrollo posterior de su vida y de su obra) y agradecido, se nota, le hizo este retrato.
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RETRATO DE GIULIO CLODIO (Detalle) 1570-76
Pinacoteca de Capodimonte
ROMA (1)
 (Soneto)
De Tiziano discípulo le hizo
por un favor hacerle a la llegada,
a esa renaciente y deseada,
la Roma que le atrajo con su hechizo.
 Que en palacios, no ya un advenedizo,
consiguiera su albergue y su morada;
y, clásica, la herencia rescatada
recibiera en sus obras el bautizo.
 
Los motivos, la luz, los escenarios,
captar, a su manera, la belleza,
al color y al dibujo dar el trato.
 
… Y al gran miniaturista son palmarios,
de amistad, gratitud, delicadeza,
los signos, en soberbio este retrato.
Tal vez por pretendidas desavenencias con el arte de los grandes maestros renacentistas, tras ser expulsado El Greco del palacio Farnesio de “aquella manera” (más tarde se quejaría de tan, para él, arbitraria decisión),  se establece en Roma y se afana en estudiar las obras de Miguel Ángel y Rafael, ambos ya desaparecidos. Éstas, inspiradas en la antigüedad clásica (Renacimiento) y buscando un virtuosismo preciosista se fueron complicando y exagerando hasta convertirse en artificiales, lo que unido a la primacía de la creación y lo imaginativo sobre la imitación dieron con un estilo, el manierismo, en el que nuestro personaje “rizó el rizo”.
Por otra parte había en Italia dos criterios muy diferentes en el modo de concebir la pintura; de una parte, los seguidores de Miguel Ángel (escuela romana) propugnaban en el cuadro la mayor importancia del dibujo, mientras que los seguidores de Tiziano (veneciana) señalaban la superioridad del color. A ésta tanto por su tradición bizantina como por su primera formación pertenecía, naturalmente, El Greco.
Esto da pie, como se ha dicho, a algunos autores para afirmar que llegó a mantener una opinión contraria a la obra de Miguel Ángel, cuando lo evidente es que la estética de El Greco está profundamente influenciada por el pensamiento artístico de aquel, y que con él comparte los criterios manieristas de la belleza.
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ANUNCIACIÓN
1570-76 Museo de Santa Cruz (Toledo)

ROMA (y 2)
(Soneto)
 No se avienen sus gustos, que no en vano,
si de uno el color en su andadura,
prima el otro el dibujo en su factura.
Pero el arte que sale de la mano
 
del señero y genial creador juliano,
 -que en el lienzo hacía arquitectura,
y en los frescos plasmaba su escultura-
 le conquistan. Y ya en suelo romano,
 
allí, de Miguel Ángel y sus fuentes
bebiendo con fruición nuestro candiota
se imbuye del saber renacentista,
 
do nítidos y claros referentes
están -no lejos ya su alta la cota-
de Il Grecco, pronto genio manierista.
A las tertulias que en el  palacio Farnesio organizaba Fulvio Orsini, escritor, bibliófilo y coleccionista, acudía “la flor de la intelectualidad ” romana. Allí nuestro personaje conocería a D. Luis de Castilla, joven clérigo e hijo de D. Diego de Castilla, deán de la catedral de Toledo. Posiblemente le hablaría en tal circunstancia, de la posibilidad de algún contrato y de la gran obra del Escorial necesitada de artistas para su terminación; y así, en 1577 tenemos al Greco en Toledo tal vez, él pensaba, de forma provisional porque su idea sería presentarse ante Felipe II, cosa que haría.
En Toledo, casi al tiempo, recibe sus dos primeros encargos: el retablo mayor de la iglesia del convento de Santo Domingo el Antiguo, y El Expolio para la catedral. Para el ático de dicho retablo pintó una Santísima Trinidad que hoy está en El Prado, existiendo una copia en su lugar original.
Es seguro que era conocedor de los tratados de Durero, y por supuesto de alguna reproducción del grabado que con dicho motivo éste había realizado, porque es clara la inspiración en el mismo, que él, claro, resuelve “a su manera”; pero yo veo también (doctores tiene la Iglesia) un antecedente más próximo a esta obra en su propio icono de “Piedad con tres ángeles” que ya conocen. Sólo hay que ver los rostros de una y otra obra y apreciar sus parecidos. Este “truco”, lo veremos, lo hace el Greco de vez en cuando.
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SANTÍSIMA TRINIDAD (1577/80)
Museo del Prado
TERNURA
(Soneto)
 Sobre un fondo de rayos ambarino
la icónica paloma representa
infinito el Amor que los alienta,
y el Misterio componen Uno y Trino.
 
Y del orbe el Creador, trono divino,
obsequioso en sus brazos lo sustenta,
cumplida que ya fue la cruel afrenta,
su cáliz, su pasión y su destino…
 
De ángeles, sufriente, consternada,
solícita una pléyade le asiste,
en escena eminente en su factura,
 
donde el Padre dirige su mirada
hacia el rostro del Hijo, baja y triste,
en suprema expresión de la ternura.
 
(Continuará)
Félix Torres Murillo. Coronel de Infantería (R.)

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