lunes, 26 de septiembre de 2016

LA HIPOCRESIA DE LA IZQUIERDA

Las estrellas de la izquierda caviar van al chino… del Hotel Villamagna

Penélope Cruz y Javier Bardem disfrutaron días atrás de un almuerzo en el restaurante asiático del hotel cinco estrellas de la capital madrileña para asombro de los asistentes
Foto: Penélope Cruz y Javier Bardem, en la ceremonia de la 30ª edición de los Premios Goya. (EFE)
Penélope Cruz y Javier Bardem, en la ceremonia de la 30ª edición de los Premios Goya. (EFE)
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Con un vestido negro con flores blancas, ella. Poco maquillada, sin necesidad de recurrir a los adornos de la cosmética para llamar la atención de los comensales. Muy guapa según los presentes, dándole brillo a sus excelentes 42 años. Con unos pantalones beis, camisa y jersey marrón con cinco botones, él. Con la típica barba de varios días y pelo desaliñado, con su tradicional aspecto tirando a entre profundamente varonil y hosco. Así se presentaron recientemente Penélope Cruz y Javier Bardem en el restaurante chino más prestigioso de Madrid, el Tse-Yang.
El establecimiento especializado en comida cantonesa está en el Hotel Villamagna de Madrid, el cinco estrellas de más lujo de la capital, ubicado en los inicios del paseo de la Castellana. Por el Tse-Yang se suele ver a empresarios de apellido ilustre, como la familia Koplowitz, a banqueros de edades intermedias, que están introduciéndose en la comida asiática y con muchas ganas de lucir credenciales, y a 'celebrities' como Cristiano Ronaldo o su supuesta ex, Irina Shayk. También a políticos metidos a 'lobistas' o consejeros del Ibex 35 por ese atajo 'typical spanish' opuesto al mérito que son las puertas giratorias.
La carta del Tse Yang va desde los platos más clásicos, como rollitos de primavera, pato laqueado y 'dim sum', hasta novedades como cigalas al vapor, rollito de lenguado o pollo crujiente con frutas exóticas. El precio medio por cabeza ronda los 55 euros, sin contar la bebida.
La presencia de Penélope Cruz y Bardem en el Tse-Yang generó cierta incomodidad entre los presentes. No porque no apreciaran la profesionalidad de ambas estrellas, reconocidas mundialmente, amén de la genética natural de ella y de él. Sino porque les sorprendió ver por un restaurante de tal nivel a unos personajes que han hecho de los valores de la izquierda su bandera reivindicativa. Es lo que se conoce entre los críticos de la derecha como los progres de la izquierda caviar.
Hubo miradas sorprendidas, algunas de admiración y otras de recelo por la presencia en lugar de tanto postín de dos actores a los que se relaciona con valores más bien alejados de los hoteles cinco estrellas. Alguno se preguntaba si era coherente defender públicamente al mundo obrero y pegarse un festín tan 'cool'. Cuentan que Bardem desembolsó unos 160 euros por el almuerzo asiático y que no pagó con cheques comida porque fiscalmente ya no son deducibles

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