Veteranos. Pocas palabras del rico vocabulario castellano tienen la sonoridad, la expresividad y la rotundidad que comporta este vocablo. Podemos acudir al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua para entender su significado y su intima relación con la milicia. En la primera acepción de este término puede leerse: “Veterano: Que ha servido mucho tiempo”. Veterano es un epíteto que no determina el nombre, sino que lo caracteriza. Se refiere sin duda a los que han servido mucho tiempo en los ejércitos.De hecho, la palabra proviene del latín “vetus”. En efecto, durante el Imperio Romano, los soldados que alcanzaban entre los 20 y 25 años de servicio – según las épocas – eran objeto de ciertas ventajas y cuando finalmente se licenciaban, eran objeto de distinciones y recompensas.
De alguna manera, el término veterano es una más de las aportaciones de la milicia a la cultura, entendiendo ésta como conjunto de modos de vida y costumbre, de la misma forma que la milicia tiene otras expresiones propias para definir situaciones. Por ejemplo, al militar que cesa en el servicio, en la mayor parte de los casos por edad, no se le denomina “jubilado” en el sentido de persona que deja de trabajar y pasa a percibir una pensión; se le denomina “retirado”, porque deja oficialmente el servicio, pero solo oficialmente. Es decir, se pone al lado, pero nunca, nunca deja de ser, sentir y vivir la vida con vocación de soldado.
La sociología moderna se empeña en buscar explicaciones, y modos de entender esa forma de vivir y la vida como un servicio propia de los militares. Es un vano esfuerzo en buscar sustitutivos a lo que en realidad no es más que simplemente vocación, aun cuando hasta este vocablo nos quieren hurtar.
Nadie como un veterano general americano y universal, el General Douglas McArthur, supo expresar esta situación: “Los viejos soldados nunca mueren, solo se desvanecen” dijo ante el Congreso de los Estados Unidos, rememorando una vieja balada que aprendió de cadete en West Point.
No se es militar y de pronto se deja de serlo. No muere un soldado más que en el campo de batalla, pues tras cesar en el servicio, su vocación le lleva seguir sirviendo a su patria hasta que se desvanece. Esta es la más pura interpretación de las palabras de aquel viejo general.
Tampoco hay que irse tan lejos, ni en el espacio ni en el tiempo, para encontrar vivos ejemplos de esta forma sentir en nuestro solar patrio. Muchos militares de cualquier graduación se agrupan en torno a las hermandades y asociaciones de veteranos y desde ellas, continúan prestando no pocos servicios a las Fuerzas Armadas y aún a la sociedad en general – proyectando los valores que vivieron cuando estaban encuadrados en las filas de los ejércitos.
Buen ejemplo de ello son las Hermandades de Antiguos Legionarios – las veteranas- que pueblan prácticamente toda la geografía nacional. A su estela nacieron otras, como las Asociaciones de Veteranos Paracaidistas de España (FENAVSPE), La Hermandad de Veteranos de Tropas Nómadas del Sahara, las Asociaciones de Veteranos Boinas Verdes (VBV), Veteranos de la UOE de la Armada o de la EZAPAC del Ejército del Aire o la Asociación Nacional de La Milicia Universitaria, (integrada por antiguos oficiales y suboficiales de la IPS, IMEC y SEFOCUMA) por citar alguna de ellas. Incluso “los huérfanos de nuestros compañeros de armas que al morir no han dejado otro patrimonio que su sable y su hoja de servicio” – que diría el Marqués de Mendigaría- nuestros “pínfanos” están asociados para mantener lazos y recordar sus vivencias en los viejos colegios de huérfanos del Ejército.
Aunque todas estas hermandades y asociaciones han ido naciendo al amparo de determinadas Unidades, especialmente en el Ejercito de Tierra en torno a las denominadas “fuerzas especiales”; hoy en día, la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, al conjuro de esta hermosa palabra, VETERANOS, reúne a militares retirados o en la reserva, a viudas y huérfanos de los Ejércitos, la Armada y la Guardia Civil y ejerce en cierto sentido de hermana mayor de todas aglutinándolas mediante un convenio de colaboración bajo su ideal: “Amor a España, respeto a la constitución, lealtad a SM el Rey y a las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil” .
Todas estas hermandades y asociaciones tienen en común tres cosas:
- Son todas asociaciones apolíticas, no reivindicativas, y legalmente constituidas al amparo de la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de Marzo, reguladora del derecho de asociación.
- Entre sus fines figuran el transmitir los valores que representan las unidades en que se inspiran así como estrechar lazos con los que se mantienen en activo
- Editan publicaciones, con periodicidad y difusión variable según su entidad, donde rinden culto a la historial de las unidades, difunden su actualidad y actividades y expresan las ideas y valores que las definen.
Es, desde luego inspirador, ver en el viejo edificio de la Calle San Nicolás en Madrid, convivir a los viejos legionarios con sus chapiris, los veteranos de nómadas con sus característicos turbantes (zan), a los universitarios que hicieron milicias con sus bandas o a los viejos paracas con sus boinas. Eso es lo que les diferencia, la prenda de cabeza ¡Pero es tanto lo que les une! Una vida larga – o corta – de servicios a España encuadrados en las filas de sus ejércitos, privaciones, renuncia, vida dura, recuerdos; pero sobre todo un inquebrantable amor a la Patria, España, que un día lejano expresaron mediante un juramento de hombres libres y que refrendan cuando se presenta la ocasión y cada día en su corazón.
Habrá quien todo esto le parezca excesivo. Si supieran que, por ejemplo, en los Estados Unidos, el “Dia del Veterano” es una jornada festiva en el calendario nacional, que se conmemora en todas las grandes ciudades con desfiles por sus calles en los que participan desde los propios veteranos hasta colegios y asociaciones de vecinos. O en Francia, donde cada viernes se interrumpe el congestionado tráfico en torno a la Place de L´Etoile, para permitir que los veteranos, cargados de años y medallas, ofrezcan su homenaje y recuerdo ante la tumba del soldado desconocido bajo el impresionante Arco del Triunfo. Son solo dos ejemplos de la consideración y respeto que muestran ambos países – respetados y respetables – a sus veteranos. 
Otros muchos veteranos, sin necesidad de asociarse con otros, continúan también aportando ideas y valores, en la mayoría de los casos sin ningún lucro personal, por el mero hecho de seguir en la brecha, con vocación de servicio.
Los veteranos pues son esos soldados que se desvanecen, pero que no se han ido. Y tienen mucho que decir, y que aportar. No se trata en absoluto de ejercer como grupos de presión, sino de mantener esa llama con la que se recuerda al soldado desconocido y en él, a todos los que han ofrecido su vida en la paz y en la guerra al servicio de sus compatriotas.
Si, los verán Vds. mayores, a veces encorvados bajo el peso de los años, la experiencia y tal vez, de las decepciones. Soldados viejos y algo estropeados. Pero los verán erguirse cuando los convoca el toque de corneta, elevar sus cabezas, con la mirada perdida en el infinito, haciendo eternas las palabras de aquel otro soldado veterano, D. Pedro Calderón de la Barca:
“Así, de modestia llenos
A los más viejos verás
Tratando de ser lo más
Y de parecer lo menos”
Adolfo Coloma Contreras
General de Brigada (R) del Ejercito de Tierra
No hay comentarios:
Publicar un comentario