EFE
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Javier Otazu
Rabat, 16 oct (EFE).- Hace hoy 40 años, el rey Hasán II de Marruecos anunció una marcha de 350.000 personas sobre el Sahara Occidental aún ocupado por España, que llamó la Marcha Verde y que cambió para siempre la historia de Marruecos y la región del norte de África.
La Marcha Verde, que se realizó veinte días más tarde, el 6 de noviembre, fue anunciada al país en un discurso televisado pocas horas después de que el Tribunal de Justicia de La Haya pronunciase su veredicto sobre la soberanía del territorio.
Aunque el veredicto solamente reconocía vínculos de pleitesía de algunas tribus saharauis con la monarquía marroquí antes de la ocupación española del territorio, al tiempo que reconocía el derecho a la autodeterminación de los saharauis, Marruecos lo interpretó como una confirmación jurídica de sus derechos sobre el territorio.
"El mundo entero ha reconocido que el Sahara nos pertenecía desde hace mucho tiempo, y que existían vínculos entre Marruecos y el Sahara que no se vieron alterados por el colonizador", dijo el rey Hasán II a su pueblo antes de anunciarles su proyecto.
"No nos queda sino emprender una marcha pacífica del norte al sur para llegar al Sahara y reunirnos con nuestros hermanos".
Hasán II insistió en que la marcha debía ser pacífica, que los participantes irían "armados" solamente de un Corán y la bandera nacional y que debían ser 350.000, tantos como marroquíes nacidos ese mismo año y de los que la décima parte serían mujeres.
El proyecto se había gestado en total secreto desde el mes de septiembre entre el Palacio y los gobernadores de las provincias marroquíes, que debían poner a punto las enormes necesidades logísticas que requería una movilización semejante.
Hasán II supo aprovechar muy bien el ambiente de "fin de ciclo" que vivía España, con el dictador Francisco Franco postrado en una larga agonía, y los titubeos de la diplomacia española, que se debatía entre la permanencia a ultranza en el Sahara, la entrega del territorio a Marruecos o la transición ordenada hacia un nuevo estado independiente.
Los historiadores están hoy unánimemente de acuerdo en que Hasán II tenía además poderosas razones internas para lanzar la Marcha Verde, pues la monarquía misma se veía amenazada tras los recientes golpes de estado de 1972 y 1973.
Precisamente, el gran rival histórico de la monarquía, que eran la izquierda y el movimiento nacional surgido de la independencia, reprochaban a Hasán II su tibieza a la hora de defender la pertenencia del Sahara a Marruecos, algo que llegó a costar la cárcel a alguno de sus líderes.
En lo referente al Sahara, la izquierda era, y aún hoy lo sigue siendo, más nacionalista que el propio rey y niega toda legitimidad al derecho saharaui a la autodeterminación y aun a la libre expresión del independentismo.
La Marcha Verde acabó así con los argumentos de la izquierda marroquí al convertir la cuestión saharaui sencillamente en una "causa nacional" unánime, y permitió asentar el trono marroquí en bases más sólidas.
Pero además, permitió al monarca dirigir los esfuerzos de sus Fuerzas Armadas Reales (en cuyo seno se habían gestado los dos golpes de estado) en el Sahara, que pasaron a llamarse "los territorios del sur". Allí siguen hoy estacionados una buena parte de los 200.000 soldados que se calcula cuentan las FAR.
La Marcha Verde que se anunció aquel 16 de octubre y se concretó veinte días después supuso para el pueblo marroquí un recuerdo colectivo que aún hoy perdura, y no es raro escuchar a las personas adultas referirse al "año de la marcha verde" para situar acontecimientos de su vida.
La Marcha Verde da nombre a grandes avenidas de todas las ciudades marroquíes, ilustra los billetes de 100 dirhams con los que cada marroquí paga a diario y se ha convertido en uno de los símbolos del Marruecos contemporáneo.
Cuarenta años después, el conflicto del Sahara sigue sin cerrarse jurídicamente y Marruecos no tiene reconocimiento internacional a su soberanía sobre el territorio, que sigue "pendiente de descolonización", pero eso no impide que ejerza un control absoluto sobre el territorio.
La línea que separa a Marruecos del Sahara Occidental sólo es visible en los mapas y únicamente en los que se compran fuera de Marruecos. EFE
Rabat, 16 oct (EFE).- Hace hoy 40 años, el rey Hasán II de Marruecos anunció una marcha de 350.000 personas sobre el Sahara Occidental aún ocupado por España, que llamó la Marcha Verde y que cambió para siempre la historia de Marruecos y la región del norte de África.
La Marcha Verde, que se realizó veinte días más tarde, el 6 de noviembre, fue anunciada al país en un discurso televisado pocas horas después de que el Tribunal de Justicia de La Haya pronunciase su veredicto sobre la soberanía del territorio.
Aunque el veredicto solamente reconocía vínculos de pleitesía de algunas tribus saharauis con la monarquía marroquí antes de la ocupación española del territorio, al tiempo que reconocía el derecho a la autodeterminación de los saharauis, Marruecos lo interpretó como una confirmación jurídica de sus derechos sobre el territorio.
"El mundo entero ha reconocido que el Sahara nos pertenecía desde hace mucho tiempo, y que existían vínculos entre Marruecos y el Sahara que no se vieron alterados por el colonizador", dijo el rey Hasán II a su pueblo antes de anunciarles su proyecto.
"No nos queda sino emprender una marcha pacífica del norte al sur para llegar al Sahara y reunirnos con nuestros hermanos".
Hasán II insistió en que la marcha debía ser pacífica, que los participantes irían "armados" solamente de un Corán y la bandera nacional y que debían ser 350.000, tantos como marroquíes nacidos ese mismo año y de los que la décima parte serían mujeres.
El proyecto se había gestado en total secreto desde el mes de septiembre entre el Palacio y los gobernadores de las provincias marroquíes, que debían poner a punto las enormes necesidades logísticas que requería una movilización semejante.
Hasán II supo aprovechar muy bien el ambiente de "fin de ciclo" que vivía España, con el dictador Francisco Franco postrado en una larga agonía, y los titubeos de la diplomacia española, que se debatía entre la permanencia a ultranza en el Sahara, la entrega del territorio a Marruecos o la transición ordenada hacia un nuevo estado independiente.
Los historiadores están hoy unánimemente de acuerdo en que Hasán II tenía además poderosas razones internas para lanzar la Marcha Verde, pues la monarquía misma se veía amenazada tras los recientes golpes de estado de 1972 y 1973.
Precisamente, el gran rival histórico de la monarquía, que eran la izquierda y el movimiento nacional surgido de la independencia, reprochaban a Hasán II su tibieza a la hora de defender la pertenencia del Sahara a Marruecos, algo que llegó a costar la cárcel a alguno de sus líderes.
En lo referente al Sahara, la izquierda era, y aún hoy lo sigue siendo, más nacionalista que el propio rey y niega toda legitimidad al derecho saharaui a la autodeterminación y aun a la libre expresión del independentismo.
La Marcha Verde acabó así con los argumentos de la izquierda marroquí al convertir la cuestión saharaui sencillamente en una "causa nacional" unánime, y permitió asentar el trono marroquí en bases más sólidas.
Pero además, permitió al monarca dirigir los esfuerzos de sus Fuerzas Armadas Reales (en cuyo seno se habían gestado los dos golpes de estado) en el Sahara, que pasaron a llamarse "los territorios del sur". Allí siguen hoy estacionados una buena parte de los 200.000 soldados que se calcula cuentan las FAR.
La Marcha Verde que se anunció aquel 16 de octubre y se concretó veinte días después supuso para el pueblo marroquí un recuerdo colectivo que aún hoy perdura, y no es raro escuchar a las personas adultas referirse al "año de la marcha verde" para situar acontecimientos de su vida.
La Marcha Verde da nombre a grandes avenidas de todas las ciudades marroquíes, ilustra los billetes de 100 dirhams con los que cada marroquí paga a diario y se ha convertido en uno de los símbolos del Marruecos contemporáneo.
Cuarenta años después, el conflicto del Sahara sigue sin cerrarse jurídicamente y Marruecos no tiene reconocimiento internacional a su soberanía sobre el territorio, que sigue "pendiente de descolonización", pero eso no impide que ejerza un control absoluto sobre el territorio.
La línea que separa a Marruecos del Sahara Occidental sólo es visible en los mapas y únicamente en los que se compran fuera de Marruecos. EFE
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