alaba las libertades del franquismo
La alcaldesa de Madrid recuerda con añoranza su paso por la Sección Femenina de Falange y su etapa como regidora del SEU en la Facultad de Derecho de la Complutense.
Juan E. Pflüger
Domingo, 18. Octubre 2015 - 16:08
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Manuela Carmena está dispuesta a borrar cualquier rastro del franquismo en el callejero de Madrid porque su formación, Ahora Madrid –la marca blanca de Podemos en la capital de España-, considera que no se debe rendir ningún homenaje a quienes apoyaron lo que denominan “fascismo”. También aluden a la Ley de Memoria Histórica de Rodríguez Zapatero, una ley que la alcaldesa no debía tener en mente cuando escribió su último libro: Por qué las cosas pueden ser diferentes.
Llegados a una parte muy avanzada del libro, cuando recuerda su paso por la Sección Femenina de Falange, “nosotras, las chicas, teníamos que hacer el servicio social obligatorio de forma análoga a la que nuestros compañeros universitarios tenían que hacer la milicia universitaria”, sus recuerdos son buenos y alaba la libertad de la que disfrutaban.
Tras explicar que a ella le tocó hacer el campamento en “la deliciosa ciudad de Santiago de Compostela”, agradece a los mandos de la Sección Femenina su compromiso con la libertad: “nos daban un régimen de absoluta libertad ideológica en los debates”. Incluso, asegura en su libro, podían criticar los organismos del franquismo sin que eso tuviera ninguna represalia para ellas: “No tuvimos cortapisa alguna para decir lo que pensábamos del sindicato franquista, de su falta de democracia y de cosas de esa índole”.
No solo no hubo represalias para la ex juez que planteaba críticas del SEU (Sindicato Español Universitario), sino que el propio Ortí Bordás, delegado nacional y máxima autoridad del mismo por aquel entonces, le ofreció a través de las responsables de la Sección Femenina ser la regidora de la organización en la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Un ofrecimiento que Carmena no dudó en aceptar, como ella misma reconoce en la página 241 del libro.
Esta designación fue positiva para la actual alcaldesa podemita, como ella misma afirma “fue una oportunidad para mí (…) es interesante reflexionar sobre los mecanismos para propiciar la participación de la mujer en la vida pública”. Es decir, que no solamente tuvo una importante compensación personal, sino que reconocía que la Sección Femenina, tan denostada por la progresía y calificada de organización machista para someter a las mujeres, fue un instrumento válido y útil para fomentar la participación de las mujeres en las responsabilidades públicas.
Gracias a esta designación realizada a principios de los años sesenta, Carmena, que se empeña en borrar los rastros del franquismo en la ciudad que ahora gobierna gracias a los pactos poselectorales, pudo “intentar motivar a mis compañeras de la facultad de Derecho para que tomaran parte activa en la vida de la Universidad”.
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