LA CABRA PABLO
Fue la más vitoreada y comentada en las redes socialesLa estrella del desfile nacional: todo sobre Pablo y su madre
Se llama Pablo aunque es una hembra, nació hace un año en Melilla y es hija de Golfa
Su madre entró a España en 2008 en la mochila de un legionario destinado en Los Balcanes, y también participó en 2009
Todos conocen a Pablo. Aunque pocos saben que es hembra, hija de un incesto y con una madre, de nombre Golfa, traída clandestinamente en la mochila de un legionario desde Kosovo. A ella la vieron desfilar con sus mejores galas en la Fiesta Nacional de 2009. A Pablo, esta semana. Fue la más vitoreada -recordemos que es hembra- por el público y su nombre ha hecho que las redes sociales la alcen hasta el podio de protagonistas de Twitter, que comparte con Montoro. El ministro y la cabra. Curioso título para una película de Almodóvar. Pero a Pablo, la mascota de la Legión, deberían darle el papel principal. El motivo: es hija y nieta a la vez de Golfa, una inmigrante ilegal albanokosovar. ¿Cómo es posible? Pues porque el padre, sin nombre, también es hijo de Golfa.Aunque nació hace un año en Melilla, Pablo fue entrenada en el Tercio de Viator, en Almería. Y desde allí viajó a Madrid para llevar la avanzadilla de la Legión en el Paseo de la Castellana este lunes. No se inmutó ante las autoridades, el público ni el ruido de los tambores y disparos. "Está acostumbrada y bien entrenada. Además, por su sangre ovina han pasado muchas guerras", nos dice un legionario.
Para entender todo (sobre Pablo y su madre) hay que retroceder hasta diciembre de 2008, y viajar 3.100 kilómetros. El Tercio Gran Capitán I de La Legión, que forma parte de la Comandancia General de Melilla, se encontraba en Kosovo en misión de paz. Eran sus últimas operaciones antes de volver a España. Mientras terminaban de ayudar a construir un puente, un grupo de legionarios miraba un prado donde las cabras pastaban. ¡Qué bravura y elegancia!, pensaron acercándose a estos animales albanokosovares, muy parecidos a la cabra montesa española, con grandes cuernos hacia atrás en forma de honda.
Los soldados, que después de las misiones pasaban horas muertas en la base, pidieron al pastor que les prestase una cabra para entretenerse con el animal en sus ratos libres. El pastor les dejó un cabritillo. Uno de los legionarios fue a buscarlo con la idea de llevar a la base un macho. Pero se equivocó y cogió una hembra. Al llegar, y ante las risas del grupo, la bautizó Golfa.
Los legionarios del Tercio melillense se encariñaron pronto con su mascota. Empezaron a comentar que las cabras que tiene la Legión para los desfiles estaban viejas y que ya no obedecían como antes. "Por qué no nos llevamos a Golfa, que es fuerte y con buena presencia, la entrenamos para desfilar y la juntamos con algún macho para tener descendencia", sugirió un soldado. Convencieron al pastor para que se la regalara y pidieron permiso a sus superiores para traer al animal de extranjis hasta España.
El día 22, cuando regresaban a casa, uno de los legionarios con más arrojo cogió a Golfa y la metió dentro de una mochila de sarga. Le tapó la cabeza con una capucha y así consiguió que pasara la aduana sin problema. "Era vox populi que llevábamos una cabra escondida. Toda la misión lo sabía y había mucho cachondeo cuando subimos al avión", explica a Crónica uno de los participantes en el operativo. Y así fue como la cabrá sin papeles viajó en la espalda de su cuidador, que le dio el biberón durante el trayecto. Al llegar a Melilla, los militares dejaron a Golfa en el cuartel de los Tercios. Misión cumplida.
El gran sobresalto no tardaría mucho. La cabra traída clandestinamente de Kosovo se puso enferma. Sus cuidadores se asustaron, pensando que podía tener una enfermedad como la lengua azul y que podría provocar un problema de salud animal importante en la zona. Llamaron al veterinario. Pero la alarma quedó enseguida disipada. Golfa tenía una simple diarrea. Después legalizaron a la nueva mascota. Le hicieron la cartilla sanitaria y le pusieron un chip. Dejó de ser clandestina.
A partir de ahí, la madre de Pablo recibió instrucción. Los gastadores del Tercio la entrenaron como a un soldado más para desfilar. Cosa que hizo el 12 de octubre de 2009, en presencia del entonces presidente Zapatero. Pero aún quedaba la segunda parte de la misión: asegurar el linaje albanokosovar para posteriores desfiles. En 2012, con permiso del coronel, sacaron a Golfa del cuartel y la llevaron a la granja escuela Gloria Fuertes de Melilla, a la que todos llaman "la ONU de los animales" porque en torno a ellos se mezcla gente llegada de distintos países, desde inmigrantes acogidos en el CETI a refugiados sirios. También suelen echar una mano personas con problemas de drogadicción.
En tan singular ONU dieron a elegir a Golfa entre tres machos. El afortunado fue un carnero marrón oscuro sin cuernos, de raza malagueña. Dos semanas duró la convivencia, y fruto de aquel tiempo y amores nació una camada, pero ninguno terminó dando la talla para los grandes desfiles.
Hace poco más de un año, uno de los hijos de Golfa montó a su madre y nació una cabrita hembra de color marrón con manchas blancas en el morro. Se la llevaron a la base Álvarez de Sotomayor, en Viator (Almería), donde está el Tercio Don Juan de Austria, 3º de La Legión. Y sí, la llamaron Pablo.
Muchos creen que el nombre viene en tono de burla hacia el líder de Podemos y su partido, por querer prohibir el uso de mascotas en el Ejército. Al conocerse públicamente el nombre de la cabra que desfilaría este año, las redes sociales se llenaron de teorías al respecto. Aquí un ejemplo, un tuit del periodista Antonio Fraguas: "Podemos quiere que la Legión desfile sin cabra y justo este año la cabra se llama Pablo ¿Casualidad? No lo creo...".
Lo cierto es que Pablo es una superdotada de la obediencia, intrépida, valiente y juguetona. Pertenece al grupo de Artillería de la Legión y los encargados de cuidarla son los miembros de la escuadra de Gastadores, formada por un cabo y seis legionarios que se turnan para alimentarla y sacarla de paseo. Durante su preparación, jugaban mucho con ella y la premiaban con comida cuando hacía las cosas bien. "Le suben la autoestima. Se convierte en el líder de una manada imaginaria en su mundo, porque está siempre rodeada de hombres. Todo es cuestión de convivencia diaria", cuentan los legionarios. "Aprende bien el ritmo de 180 pasos por minuto que el Tercio da en el desfile, siempre delante mirando de reojo a su gastador sabiendo que si lo hace bien va a recibir un premio".
El Día de la Hispanidad actuó en público por tercera vez tras su debut en un desfile de la Legión el pasado 2 de mayo y el del 20 de septiembre en Almería por el vigésimo aniversario de la llegada de la Legión a la provincia. Ahora Pablo descansa en la base del Tercio en Viator. Intentamos conseguir una imagen del animal en su entorno y saber de su futuro. Vive en un espacio acotado especialmente para ella en los hangares de la base de Viator, donde se encuentran los vehículos y las piezas de artillería. Desde el Tercio declinan hablar de Pablo porque piensan que no vamos a dar buena imagen de ellos. Oficialmente, a la petición cursada desde Almería responden: "En relación con la solicitud formulada acerca de la posibilidad de realizar un reportaje sobre el carnero Pablo, mascota del Grupo de Artillería de La Legión, le informamos de que, por encontrarse la Brigada de La Legión en la fase de concentración previa a su despliegue en Líbano, nos es imposible atender su petición".
Golfa, Pablo, Paco, Braulio, Nerón... son nombres de las mascotas que la Legión ha tenido desde su creación en 1920. Por sus filas han pasado jabalís, loros, gacelas y monos. "En mi época teníamos un mono llamado Pepito", cuenta el general Rafael Dávila, con 50 años en puestos de mando del Ejército, al frente de la Legión entre 2001 y 2004. Retirado a sus 65 años y respetado en todos los cuerpos militares, conoce a la perfección las historias de las mascotas. "La mayoría son leyendas urbanas", puntualiza. El general tiene un interesante blog donde escribe sobre los cuerpos militares españoles. Repasamos con él algunas anécdotas de las mascotas del Tercio partiendo de una conversación en agosto de 1974 entre Franco y su doctor, Vicente Pozuelo, que éste recoge en su libro Los últimos 476 días de Franco.
- Excelencia, ¿por qué en los desfiles lleva la Legión un borrego como mascota? No lo veo lógico.
- Es inadmisible: en mi Bandera llevábamos un jabalí.
A Franco no le gustaba mucho la cabra como mascota. Y nadie sabe a ciencia cierta por qué la cabra goza de tanta popularidad. "Desde Flandes, las mascotas acompañaban a los soldados en su largo caminar. Hombre y animal se hacían mutua compañía y en ocasiones solucionaban entre ambos algunos problemas logísticos", explica Rafael Dávila. "Por los años 30 vemos ya al carnero instalado como primera mascota de la Legión.
Carnero era el nombre más adecuado, el de borrego el más generalizado, aunque el tiempo ha popularizado a la cabra. Ambos son sinónimos de ligereza, movilidad, austeridad y dureza. Animales que ofrecen mucho y piden poco. Perfectas mascotas para la Legión". ¿Es cierto que los monos como mascotas fueron un desafío a los de Gibraltar?, preguntamos. "Los monos los teníamos en la época de Ceuta, y no era para hacer burla a los británicos", afirma riéndose.
¿Y los loros? José Luis Rodríguez Jiménez, catedrático de Historia Contemporánea, refiere al famoso loro de Smara. "Cuando la Legión estaba en el Sahara Occidental a finales de los 60, tenían un loro al que le enseñaron a decir palabrotas. Se hizo muy famoso y los legionarios llevaban pintada la silueta del animal en sus vehículos".
Del loro subsahariano a Pablo, la cabra con sangre albanokosovar, han pasado 40 años. ¿Volverá a desfilar el que viene Pablo, la hija de Golfa?
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