Los que amáis a la Legión, os interesáis por ella, o simplemente sentís curiosidad por saber lo que es y quiénes son los legionarios, estáis obligados a leer tres libros. El primero de ellos: ‹‹La Legión››, escrito por su fundador, el Teniente Coronel Millán-Astray. El otro: ‹‹Diario de una Bandera››, escrito por el Comandante Franco, lugarteniente del fundador y, junto a él, creador y ejemplo del espíritu de la Legión.
Hay un tercer libro cuyas letras han quedado escritas con sangre en las ardientes páginas africanas: Valenzuela. El Teniente Coronel Valenzuela, Jefe de la Legión, muere al frente de sus legionarios como quisiera morir cualquier Jefe de la Legión que se pone al frente de sus hombres. Ya está escrita la historia de la Legión, la única: el sacrificio hasta la muerte si necesario fuera. Estos tres libros, escritos con sangre, sobre la tierra y sobre el papel, son las fuentes de la Legión explicada desde la cruda realidad del combate y la tragedia legionaria, historias de guerra y de hombres ante la guerra. Son el manual del soldado, el idioma del combate y el espíritu que renace.
Tendrá que escribirse el libro del Centenario de la Legión, queda ya muy poco. El primer capítulo está ya escrito: Millán-Astray, Valenzuela, Franco. Son el camino trazado, el ejemplo a seguir, el Credo ordenado cumplir ¡siempre!, hasta morir.
‹‹Diario de una Bandera›› no es la historia de una Bandera de la Legión, la del Comandante Franco. Va más lejos. Es la Legión que trabaja, combate y muere, es la épica legionaria. En cada uno de sus hechos habla la Legión en romance.
Franco relata los comienzos de los legionarios, cada uno distinto, la mayoría envueltos en el olvido, los honores y la gloria. Ser Caballero no es baladí. Buscan, ni ellos lo saben, galones o estrellas, aún a costa de la muerte. No todos lo logran, ni una cosa ni la otra. Ser Caballero legionario es un título que no todos pueden conseguir.
‹‹Diario de una Bandera›› está escrito por el Comandante Franco cuando el sentimiento legionario aflora. Es un relato épico del sufrimiento, del compañerismo, del amor a España y a su Bandera ganada con la sangre de los legionarios. Es historia de la Legión.
Octubre de 1920. Riffien, cuartel de legionarios.
Jura de Bandera. Quieren la suya. Teñirla con su sangre. Habrá que esperar.
Legionario, legionario soy
Y mi niña dice, cuando a verla voy
¡Niño mío!, yo quiero ser la primera
Que se abrace a la Bandera ganada por la Legión.
Soledad, camaradería, algún combate… de boxeo. Aburre y cansa la quietud a estos hombres de guerra.
Trabajo a destajo. Ellos quieren ser infantes. África es escuela, nervio y alma de la Infantería.
¿Quiénes son esos soldados
De tan bonitos sombreros?
Es el Tercio de legionarios
Que llenan sacos terreros
29 de junio de 1921. Primer día de gloria. ¡Al fin!… Buharratz, Muñoz Crespo. Asoman los héroes: Torres Menéndez, Ortiz de Zárate, Arredondo, Monterito, cuarenta legionarios muertos.
Ya se oye ¡La Legión! ¡La Legión!
22 de julio. ¿Qué sucede? Melilla. Le toca a la I Bandera, la de Franco. ¡En socorro de Melilla! El Fondak, a Tetuán. ¿Será posible? ¡Hay que seguir! ¡Hay que seguir! Sordos a la corneta hay que despertar a los legionarios. Dos noches sin dormir, más de cien kilómetros en día y medio. La más dura marcha de una unidad de infantería, sin apenas descanso, algún sueño breve en la cuneta. La legión empieza a vivir y a sentir su Credo.
¡Melilla! Se entra cantando, La Madelón… No queda nada de la Comandancia General. Gritos de ¡Viva España! ¡Estos son soldados, que negros y qué peludos vienen!, mil comentarios, las emociones más grandes de la vida militar. Para esto se fundó la Legión.
Nador, Monte Arruit… en la guerra hay que sacrificar el corazón ¡esperan tantas posiciones!
Las salidas son casi diarias y el aprovisionamiento de las posiciones requiere la presencia de la columna y librar combate con el enemigo. Como un chorreo van disminuyendo los efectivos de la Legión y Regulares.
El Atalayón, Caseta del Tren, Sidi-Hamed (solo Manolo, el valiente cantinero, visita a diario la posición)…
Los blocaos, el de la Muerte, Mezquita, Dar Amed (el Malo).
Dar Amed desaparece bajo los escombros. Antes, un Cabo y catorce legionarios, voluntarios, han ido en su auxilio. Saben que van a morir. El legionario Lorenzo Camps, había cobrado días antes la cuota y no había tenido ocasión de gastarla, hace entrega de las 250 pesetas a oficial diciéndole:
¡Así mueren los legionarios por España!
¡Casabona! Felicitaciones: ‹‹ Con su indomable valor, con su admirable amor patrio, con su incomparable pericia…››
¡Viva España! ¡Viva la Legión!, grita el bravo Blanes, abanderado de la primera Bandera. Se lo llevan gravemente herido.
Solo se ve a Millán-Astray. Lo manda todo cuando cae herido el bravo jefe de Regulares, González Tablas.
Nador, Tahuima, Sebt y Ulad-Dau…
El ardor de aquellas tierras se humedece con sangre legionaria. Cuatro bajas, veinte, cien bajas… ¡Viva la Legión! ¿Y si no se hubiese creado la Legión?
El 10 de octubre de 1921 es glorioso en la historia de la Legión. El Gurugú, de Segangan a Taxuda. Las bajas se multiplican. El enemigo con gran arrojo ataca por todos lados. Hace falta espíritu más que balas. Hasta los acemileros acuden al fuego.
El pecho descubierto de los legionarios parece blindado con acero
¡En avant! ¡En avant! Grita un legionario francés.
Se lucen las baterías gallegas ¡admirables! Se convierten en la artillería de la Legión.
Monte Arruit ¡al fin! No se puede describir el horrendo cuadro que se presenta. La mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados… Sobre la fosa común un puñado de tierra. Y una oración legionaria. Porque juntos formamos bandera.
La Legión va creando su historia de bravura y lealtad.
Y así, continúa el relato de guerra. Como entonces fue y como desde entonces se grabó en el alma legionaria. ¡Para siempre!
Pasan los legionarios por la plaza y se escucha a un grupo de soldados la inspirada canción del Legionario, de la que es autor el comandante Cabrerizo. Es uno de los cantos más bonitos hechos a la Legión:
¿Quiénes son esos bravos soldados
Con bustos de bronce, curtidos al sol?
Legionarios del Tercio Extranjero
Que llevan la savia del suelo español.
Un laurel brota siempre en las huellas
Que los legionarios dejan al pasar
Y germina regado con sangre
Formando una hermosa corona triunfal
…
Acogido a la Bandera
Que tremola mi Legión
Se ha dormido la quimera
Que guardé en mi corazón.
Soy legionario de España,
Que una hazaña sin rival
dará al libro de su historia
Para ofrendarle la gloria
De otra página inmortal.
…
Legionario, legionario,
Canta alegre tu canción,
Que el cantar es legendario
En nuestra heroica Legión
Soy legionario de España
Que una hazaña sin rival
Daré al libro de su historia
Para ofrendarle la gloria
De otra página inmortal.
Páginas inmortales para nuestra heroica Legión. Tres jefes, los primeros: Millán-Astray, Valenzuela, Franco.
Muchos otros hemos mandado las tropas de la Legión. Es el honor de mandar sobre el valor. Nuestra base, la fuente de nuestro hacer, nuestro reglamento y conocimiento está escrito en los libros y el ejemplo de sus tres primeros jefes: Millán-Astray, Valenzuela y Franco. Son la esencia y el alma de la Legión, lo que fue, lo que es y lo que será.
Este artículo se lo dedico a mi amigo, además de compañero, Juan Chicharro Ortega, General de División de Infantería de Marina. Él me pidió que lo escribiera y a él se lo dedico.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Hay un tercer libro cuyas letras han quedado escritas con sangre en las ardientes páginas africanas: Valenzuela. El Teniente Coronel Valenzuela, Jefe de la Legión, muere al frente de sus legionarios como quisiera morir cualquier Jefe de la Legión que se pone al frente de sus hombres. Ya está escrita la historia de la Legión, la única: el sacrificio hasta la muerte si necesario fuera. Estos tres libros, escritos con sangre, sobre la tierra y sobre el papel, son las fuentes de la Legión explicada desde la cruda realidad del combate y la tragedia legionaria, historias de guerra y de hombres ante la guerra. Son el manual del soldado, el idioma del combate y el espíritu que renace.
Tendrá que escribirse el libro del Centenario de la Legión, queda ya muy poco. El primer capítulo está ya escrito: Millán-Astray, Valenzuela, Franco. Son el camino trazado, el ejemplo a seguir, el Credo ordenado cumplir ¡siempre!, hasta morir.
‹‹Diario de una Bandera›› no es la historia de una Bandera de la Legión, la del Comandante Franco. Va más lejos. Es la Legión que trabaja, combate y muere, es la épica legionaria. En cada uno de sus hechos habla la Legión en romance.
Franco relata los comienzos de los legionarios, cada uno distinto, la mayoría envueltos en el olvido, los honores y la gloria. Ser Caballero no es baladí. Buscan, ni ellos lo saben, galones o estrellas, aún a costa de la muerte. No todos lo logran, ni una cosa ni la otra. Ser Caballero legionario es un título que no todos pueden conseguir.
‹‹Diario de una Bandera›› está escrito por el Comandante Franco cuando el sentimiento legionario aflora. Es un relato épico del sufrimiento, del compañerismo, del amor a España y a su Bandera ganada con la sangre de los legionarios. Es historia de la Legión.
Octubre de 1920. Riffien, cuartel de legionarios.
Jura de Bandera. Quieren la suya. Teñirla con su sangre. Habrá que esperar.
Legionario, legionario soy
Y mi niña dice, cuando a verla voy
¡Niño mío!, yo quiero ser la primera
Que se abrace a la Bandera ganada por la Legión.
Soledad, camaradería, algún combate… de boxeo. Aburre y cansa la quietud a estos hombres de guerra.
Trabajo a destajo. Ellos quieren ser infantes. África es escuela, nervio y alma de la Infantería.
¿Quiénes son esos soldados
De tan bonitos sombreros?
Es el Tercio de legionarios
Que llenan sacos terreros
29 de junio de 1921. Primer día de gloria. ¡Al fin!… Buharratz, Muñoz Crespo. Asoman los héroes: Torres Menéndez, Ortiz de Zárate, Arredondo, Monterito, cuarenta legionarios muertos.
Ya se oye ¡La Legión! ¡La Legión!
22 de julio. ¿Qué sucede? Melilla. Le toca a la I Bandera, la de Franco. ¡En socorro de Melilla! El Fondak, a Tetuán. ¿Será posible? ¡Hay que seguir! ¡Hay que seguir! Sordos a la corneta hay que despertar a los legionarios. Dos noches sin dormir, más de cien kilómetros en día y medio. La más dura marcha de una unidad de infantería, sin apenas descanso, algún sueño breve en la cuneta. La legión empieza a vivir y a sentir su Credo.
¡Melilla! Se entra cantando, La Madelón… No queda nada de la Comandancia General. Gritos de ¡Viva España! ¡Estos son soldados, que negros y qué peludos vienen!, mil comentarios, las emociones más grandes de la vida militar. Para esto se fundó la Legión.
Nador, Monte Arruit… en la guerra hay que sacrificar el corazón ¡esperan tantas posiciones!
Las salidas son casi diarias y el aprovisionamiento de las posiciones requiere la presencia de la columna y librar combate con el enemigo. Como un chorreo van disminuyendo los efectivos de la Legión y Regulares.
El Atalayón, Caseta del Tren, Sidi-Hamed (solo Manolo, el valiente cantinero, visita a diario la posición)…
Los blocaos, el de la Muerte, Mezquita, Dar Amed (el Malo).
Dar Amed desaparece bajo los escombros. Antes, un Cabo y catorce legionarios, voluntarios, han ido en su auxilio. Saben que van a morir. El legionario Lorenzo Camps, había cobrado días antes la cuota y no había tenido ocasión de gastarla, hace entrega de las 250 pesetas a oficial diciéndole:
- Mi teniente, como vamos a una muerte segura ¿quiere usted entregarle en mi nombre este dinero a la Cruz Roja?
¡Así mueren los legionarios por España!
¡Casabona! Felicitaciones: ‹‹ Con su indomable valor, con su admirable amor patrio, con su incomparable pericia…››
¡Viva España! ¡Viva la Legión!, grita el bravo Blanes, abanderado de la primera Bandera. Se lo llevan gravemente herido.
Solo se ve a Millán-Astray. Lo manda todo cuando cae herido el bravo jefe de Regulares, González Tablas.
Nador, Tahuima, Sebt y Ulad-Dau…
El ardor de aquellas tierras se humedece con sangre legionaria. Cuatro bajas, veinte, cien bajas… ¡Viva la Legión! ¿Y si no se hubiese creado la Legión?
El 10 de octubre de 1921 es glorioso en la historia de la Legión. El Gurugú, de Segangan a Taxuda. Las bajas se multiplican. El enemigo con gran arrojo ataca por todos lados. Hace falta espíritu más que balas. Hasta los acemileros acuden al fuego.
El pecho descubierto de los legionarios parece blindado con acero
¡En avant! ¡En avant! Grita un legionario francés.
Se lucen las baterías gallegas ¡admirables! Se convierten en la artillería de la Legión.
Monte Arruit ¡al fin! No se puede describir el horrendo cuadro que se presenta. La mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados… Sobre la fosa común un puñado de tierra. Y una oración legionaria. Porque juntos formamos bandera.
La Legión va creando su historia de bravura y lealtad.
Y así, continúa el relato de guerra. Como entonces fue y como desde entonces se grabó en el alma legionaria. ¡Para siempre!
Pasan los legionarios por la plaza y se escucha a un grupo de soldados la inspirada canción del Legionario, de la que es autor el comandante Cabrerizo. Es uno de los cantos más bonitos hechos a la Legión:
¿Quiénes son esos bravos soldados
Con bustos de bronce, curtidos al sol?
Legionarios del Tercio Extranjero
Que llevan la savia del suelo español.
Un laurel brota siempre en las huellas
Que los legionarios dejan al pasar
Y germina regado con sangre
Formando una hermosa corona triunfal
…
Acogido a la Bandera
Que tremola mi Legión
Se ha dormido la quimera
Que guardé en mi corazón.
Soy legionario de España,
Que una hazaña sin rival
dará al libro de su historia
Para ofrendarle la gloria
De otra página inmortal.
…
Legionario, legionario,
Canta alegre tu canción,
Que el cantar es legendario
En nuestra heroica Legión
Soy legionario de España
Que una hazaña sin rival
Daré al libro de su historia
Para ofrendarle la gloria
De otra página inmortal.
Páginas inmortales para nuestra heroica Legión. Tres jefes, los primeros: Millán-Astray, Valenzuela, Franco.
Muchos otros hemos mandado las tropas de la Legión. Es el honor de mandar sobre el valor. Nuestra base, la fuente de nuestro hacer, nuestro reglamento y conocimiento está escrito en los libros y el ejemplo de sus tres primeros jefes: Millán-Astray, Valenzuela y Franco. Son la esencia y el alma de la Legión, lo que fue, lo que es y lo que será.
Este artículo se lo dedico a mi amigo, además de compañero, Juan Chicharro Ortega, General de División de Infantería de Marina. Él me pidió que lo escribiera y a él se lo dedico.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
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