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La lengua española es rica en expresiones populares. Expresiones que provienen de la tradición, usos y costumbres. Tienen su origen en frases procedentes de una amplia panoplia de actividades tales como del mundo de los toros, de los espectáculos, etc. Y también de la milicia en su vertiente terrestre o naval. Recordemos algunas.
Así, es corriente oír aquello de que “le echaron de un lugar con cajas destempladas” ,expresión que procede de los viejos Tercios cuando se expulsaba a algún soldado con deshonor.
“Se manda a alguien a la porra” desconociendo que tiene su origen cuando se arrestaba a un soldado y se le hacía permanecer quieto frente al bastón del Sargento Mayor que se plantaba en el centro del campamento.
Cuando fracasamos en algún cometido comentamos “que esto se va a pique” y por el contrario si todo va bien no dudamos en manifestar que vamos “a toda vela” o “viento en popa”. Si nos desbaratan nuestros planes decimos que nos han desarbolado”. Expresiones todas procedentes de la terminología naval.
Son sólo algunos ejemplos de muchos otros que podrían darse y que utilizamos a menudo en nuestro lenguaje. Mediante este artificio en el uso de la lengua manifestamos un deseo o una intención de forma tal que todo el mundo entiende lo que se quiere decir.
“Pancho, toca a zafarrancho” no es una expresión popular al uso, sino el título de una marcha militar de la Armada, bastante reciente, dedicada a los marinos que lucharon con gloria en la triste jornada de Trafalgar. Sin embargo sus estrofas y cuanto significan se pueden trasladar a cualquier situación, al igual que sucede con las expresiones populares antes citadas. Son versos que describen una batalla pero, ¿qué es la vida sino una batalla continua?
Sí, todo cuanto recitamos en esa marcha es aplicable a cualquier circunstancia de nuestra vida. Sólo es necesario dejar volar la imaginación.
Leo estos días que tanto el Presidente José María Aznar como el Embajador Francisco Vázquez han dicho en diferentes foros que España se encuentra ante una de las crisis más graves de su historia. No seré yo quien les contradiga, pero me temo que esta vez sus declaraciones son fruto de un “calentón”, pues tan sólo con un breve vistazo a nuestra historia recordamos épocas bastante peores que la actual. Sin ir más lejos allá por los comienzos del siglo XIX nos encontramos con una España ocupada por el francés consecuencia de la incompetencia, desidia, cobardía y egoísmo de las clases dirigentes de entonces. Fue el pueblo español harto de sus dirigentes quien tocó a rebato. O sea, a, zafarrancho. Reitero que la situación presente dista mucho de la de aquella época pero hay aspectos en nuestra España de hoy ciertamente preocupantes. Especialmente los derivados de las ambiciones secesionistas de algunos grupos en Cataluña y en el Pais Vasco. Es la sociedad civil la que debe reaccionar y consecuentemente sus dirigentes los que deben arbitrar medidas adecuadas y prontas para evitar la desintegración de la sociedad que tanto esfuerzo nos ha costado construir a lo largo de generaciones. Y aquí si coincido con Aznar y Vázquez.
Aquellos lectores que me siguen saben que en algunos artículos anteriores analizaba desde una perspectiva escolástica como hemos llegado a la insólita situación de hoy. Esperemos que a la postre se imponga el sentido común de la inmensa mayoría de la población, pero por sí acaso no está de más recordar con las palabras del Teniente de Navío Álvarez Mira -autor de la magnífica marcha militar antes citada- a aquellos marinos que lucharon y murieron por recobrar una España rota a principios del siglo XIX :
Pancho, toca a zafarrancho, que hoy nos batimos en la mar
Toca el tambor a reventar
Mete la caña a estribor, salta escotas, empieza a bracear
Proa iza y caza foques, caña a la vía, a rumbo timonel
Rompe canasta, IZA EL PABELLÓN
Forte virada, todos al cañón
Infantes a la cofa, listo el mosquetón
Del castillo, del Alcazar
El combes ya es del inglés
Mientras yo tenga vida esta toldilla ROJA Y GUALDA ES
Decía al comienzo de estas líneas que la sabiduría popular transforma los hechos acaecidos en el pasado en expresiones cuyo uso entiende todo el mundo. Todavía perdura en el subconsciente de nuestro pueblo el dolor de la pérdida de las últimas provincias americanas. ¿Quién no ha dicho alguna vez ante cualquier desgracia personal o colectiva aquello de “más se perdió en Cuba “.
Pudiera pensarse que me dejo llevar por sentimientos -así es- pero se trata también de sentido común. Pese a todas las dificultades, Europa camina con paso tortuoso pero firme hacia una unión que en el futuro no será sólo monetaria sino algo que va mucho más allá Y si queremos presentarnos en esa previsible asociación con la fuerza que nos corresponde por nuestra historia y nuestra cultura tenemos que hacerlo de forma unitaria. Una hipotética España fragmentada no le conviene a nadie excepto a aquellos interesados sólo en sus intereses particulares de aldea que van contra la corriente de los tiempos.
Pancho, toca a zafarrancho y confiemos en que nuestro pueblo despierte y civilizadamente ponga en su sitio a todos aquellos que buscando sólo colmar sus ambiciones personales nos van a llevar a la ruina ante la indiferencia o silencio de muchos y la incompetencia de otros.
General de División de Infantería de Marina (R.)
Así, es corriente oír aquello de que “le echaron de un lugar con cajas destempladas” ,expresión que procede de los viejos Tercios cuando se expulsaba a algún soldado con deshonor.
“Se manda a alguien a la porra” desconociendo que tiene su origen cuando se arrestaba a un soldado y se le hacía permanecer quieto frente al bastón del Sargento Mayor que se plantaba en el centro del campamento.
Cuando fracasamos en algún cometido comentamos “que esto se va a pique” y por el contrario si todo va bien no dudamos en manifestar que vamos “a toda vela” o “viento en popa”. Si nos desbaratan nuestros planes decimos que nos han desarbolado”. Expresiones todas procedentes de la terminología naval.
Son sólo algunos ejemplos de muchos otros que podrían darse y que utilizamos a menudo en nuestro lenguaje. Mediante este artificio en el uso de la lengua manifestamos un deseo o una intención de forma tal que todo el mundo entiende lo que se quiere decir.
“Pancho, toca a zafarrancho” no es una expresión popular al uso, sino el título de una marcha militar de la Armada, bastante reciente, dedicada a los marinos que lucharon con gloria en la triste jornada de Trafalgar. Sin embargo sus estrofas y cuanto significan se pueden trasladar a cualquier situación, al igual que sucede con las expresiones populares antes citadas. Son versos que describen una batalla pero, ¿qué es la vida sino una batalla continua?
Sí, todo cuanto recitamos en esa marcha es aplicable a cualquier circunstancia de nuestra vida. Sólo es necesario dejar volar la imaginación.
Leo estos días que tanto el Presidente José María Aznar como el Embajador Francisco Vázquez han dicho en diferentes foros que España se encuentra ante una de las crisis más graves de su historia. No seré yo quien les contradiga, pero me temo que esta vez sus declaraciones son fruto de un “calentón”, pues tan sólo con un breve vistazo a nuestra historia recordamos épocas bastante peores que la actual. Sin ir más lejos allá por los comienzos del siglo XIX nos encontramos con una España ocupada por el francés consecuencia de la incompetencia, desidia, cobardía y egoísmo de las clases dirigentes de entonces. Fue el pueblo español harto de sus dirigentes quien tocó a rebato. O sea, a, zafarrancho. Reitero que la situación presente dista mucho de la de aquella época pero hay aspectos en nuestra España de hoy ciertamente preocupantes. Especialmente los derivados de las ambiciones secesionistas de algunos grupos en Cataluña y en el Pais Vasco. Es la sociedad civil la que debe reaccionar y consecuentemente sus dirigentes los que deben arbitrar medidas adecuadas y prontas para evitar la desintegración de la sociedad que tanto esfuerzo nos ha costado construir a lo largo de generaciones. Y aquí si coincido con Aznar y Vázquez.
Aquellos lectores que me siguen saben que en algunos artículos anteriores analizaba desde una perspectiva escolástica como hemos llegado a la insólita situación de hoy. Esperemos que a la postre se imponga el sentido común de la inmensa mayoría de la población, pero por sí acaso no está de más recordar con las palabras del Teniente de Navío Álvarez Mira -autor de la magnífica marcha militar antes citada- a aquellos marinos que lucharon y murieron por recobrar una España rota a principios del siglo XIX :
Pancho, toca a zafarrancho, que hoy nos batimos en la mar
Toca el tambor a reventar
Mete la caña a estribor, salta escotas, empieza a bracear
Proa iza y caza foques, caña a la vía, a rumbo timonel
Rompe canasta, IZA EL PABELLÓN
Forte virada, todos al cañón
Infantes a la cofa, listo el mosquetón
Del castillo, del Alcazar
El combes ya es del inglés
Mientras yo tenga vida esta toldilla ROJA Y GUALDA ES
Decía al comienzo de estas líneas que la sabiduría popular transforma los hechos acaecidos en el pasado en expresiones cuyo uso entiende todo el mundo. Todavía perdura en el subconsciente de nuestro pueblo el dolor de la pérdida de las últimas provincias americanas. ¿Quién no ha dicho alguna vez ante cualquier desgracia personal o colectiva aquello de “más se perdió en Cuba “.
Pudiera pensarse que me dejo llevar por sentimientos -así es- pero se trata también de sentido común. Pese a todas las dificultades, Europa camina con paso tortuoso pero firme hacia una unión que en el futuro no será sólo monetaria sino algo que va mucho más allá Y si queremos presentarnos en esa previsible asociación con la fuerza que nos corresponde por nuestra historia y nuestra cultura tenemos que hacerlo de forma unitaria. Una hipotética España fragmentada no le conviene a nadie excepto a aquellos interesados sólo en sus intereses particulares de aldea que van contra la corriente de los tiempos.
Pancho, toca a zafarrancho y confiemos en que nuestro pueblo despierte y civilizadamente ponga en su sitio a todos aquellos que buscando sólo colmar sus ambiciones personales nos van a llevar a la ruina ante la indiferencia o silencio de muchos y la incompetencia de otros.
General de División de Infantería de Marina (R.)