domingo, 28 de agosto de 2016

EL ESCABROSO CRIMEN DE RETIRO

El escabroso crimen del Retiro: asesinado y robado por su compañero de borrachera

En 1960, la sección de sucesos de ABC informó sobre un enrevesado asesinato que obligó a la Policía a emplearse a fondo
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Recorte de la noticia en ABC
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ABC se hacía eco de la detención por parte de La Brigada de Investigación Criminal del asesino de Francisco Moreno, de treinta y cuatro años, casado y de oficio zapatero, el jueves siete de abril del año 1960. El esclarecimiento de los hechos no fue fácil, en un primer momento la identificación de la víctima era casi imposible porque entre la ropa que llevaba el cadáver no apareció ningún documento. Las comprobaciones realizadas por parte del Gabinete de Identificación de la Dirección General de Seguridad no dieron resultado pues la víctima no aparecía en los archivos policiales.
La estrategia por la que se optó consistió en contactar con todas lascomisarías de la capital para avisar del caso por si alguien «se presentaba a preguntar por algún pariente del que no tuvieran noticias desde cuarenta y ocho horas antes».
Finalmente, dicha estrategia dio sus frutos y la Comisaría de Ventas se puso en contacto con la Brigada para indicar que buscaban a Francisco Montero Ruiz. Cuando interrogaron a las personas que se habían interesado por el desaparecido comprobaron que las señas dadas por sus parientes coincidían con las del hombre hallado muerto en la calle del Doctor Castelo.
La siguiente pista que sirvió para acercarse mas a la captura del asesino, tuvo que ver con las costumbres que tenía Francisco Montero. Al parecer, el hombre era muy aficionado a la bebida. Con esa información, los agentes visitaron varias tabernas y bares del barrio donde confirmaron que la noche del crimen si habían visto a dos individuos, uno de ellos bebiendo alcohol en exceso. También averiguaron el apodo del entonces sospechoso, que era conocido como «El Buche» o «El Panza».
«El Panza» fue identificado como Joaquín Estruch Fernández de treinta y nueve años, de oficio trapero. En su interrogatorio negó que hubiera cometido el crimen pero tras encontrar en su domicilio los zapatos, el reloj y la chaqueta de la víctima no tuvo mas remedio que confesar el delito. Joaquín Estruchhabía intentado, sin embargo, no dejar pruebas pues la chaqueta encontrada estaba convertida casi totalmente en ceniza.

La versión del asesino

Según Joaquín Estruch, Francisco Moreno entró al bar diciendo que tenía mil pesetas para gastarlas en vino e invitar a todos los que se hallaban en el local. También afirmó que el asesinado se dirigió directamente a él y fue en ese momento cuando concibió la idea de robarle. Para ello, intentó granjearse su simpatía e iniciaron un recorrido por distintas tabernas. Estruch, contó a los agentes que cuando transitaban por la calle del Doctor Castelo, «se organizó una reyerta» que aprovechó para golpear con una piedra a Francisco Moreno.
Tras desplomarse en el suelo, Joaquín Estruch «pisoteó repetidas veces la cara del herido y cuando se quedó sin sentido le robó dieciséis pesetas, el reloj, la chaqueta y los zapatos». El detenido ya había sido arrestado por riña y mendicidad.

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