domingo, 28 de agosto de 2016

ESPAÑA CAMPO DE BATALLA BANDAS MAFIOSAS

El refugio al sol de la mafia irlandesa

El asesinado en Palma de Mallorca hace una semana, en una camilla.
El asesinado en Palma de Mallorca hace una semana, en una camilla. LA SIESTA PRESS
La Policía se enfrenta a una guerra de clanes que ya ha dejado 10 muertos, varios de ellos en España
El Gobierno de Irlanda destina 18 millones a la batalla; en nuestro país no se sabe nada
Cuando hace una semana saltó la noticia de un tiroteo a un irlandés en la Costa de la Calma de Mallorca, a manos de un sicario a la fuga, a muchos en Málaga les pareció un capítulo de una serie. Desde que hace un año remataran al borde de una piscina a Gary Hutch en Mijas y se desencadenara la guerra de clanes mafiosos más sangrienta de la historia reciente de Irlanda, en la Costa del Solestán familiarizados con las vicisitudes de unos gángsters, amantes del boxeo y de los entierros con coches de caballo, que no habían tenido protagonismo en la historia criminal de la zona, eclipsados por italianos, magrebíes o rusos.
A las pocas horas de que Trevor O'Neill, honrado trabajador del Ayuntamiento deDublín, cayera muerto, se supo que había sido un error en la guerra de los Kinahany de los Hutch. Diez muertos en dos años en una batalla desatada entre España eIrlanda que empieza a representar un gravísimo problema de orden público al que tiene que enfrentarse la Policía de nuestro país.
La guerra tiene poca pinta de amainar. El lunes, la Garda irlandesa se hizo en un piso de Dublín con cocaína y una ametralladora capaz de disparar 600 balas por minuto. La policía presume de haber evitado algún asesinato más en este enfrentamiento y no está ahorrando esfuerzos. Esta semana difundió que en Dublín se ha más que duplicado el presupuesto para hacer frente a la situación hasta los 18 millones de euros. Mientras, apenas se sabe nada de la investigación en suelo español.
De entrada, hay asesinatos que investiga la Policía Nacional, el de Kavanagh, y laGuardia Civil, el de Hutch y ahora el de Palma. No se ha unificado todo en una investigación: «Desde fuera puede parecer obvio, pero hay que atar los cabos para establecer que los asesinatos están relacionados», explican fuentes de la Guardia Civil. Según fuentes judiciales, «ahora mismo, los narcos no sienten una presión excesiva de las fuerzas policiales. La costa sigue siendo un buen sitio desde el que trabajar». Preguntado por la escasa criminalidad, la bajada de los homicidios, lo explicaba con la misma razón: «No hay presión y hay negocio para todos».
A Gary Hutch lo mataron a la tercera, abatido joven en una de esas urbanizaciones de la costa que se apellidan Sol. Riviera, en este caso. Calle Geranio. No pudieron con él una anterior vez en 2008, en un todoterreno en el que iba Paddy Doyle, que no lo contó, cerca de Puerto Banús. Se equivocaron al disparar contra un boxeador británico, en la puerta de la casa de un Kinahan, creyendo que era él.
Cuando, finalmente, cayó cerca de la piscina de los bloques El Ángel estaba a unos kilómetros de donde meses antes se habían cargado de varios disparos en la cabeza a Gerard Kavanagh en una terraza de un pequeño centro comercial. Los dos habían tenido relación con Christy Kinahan, al que la prensa irlandesa señala como el capo del crimen organizado en Irlanda, durante años vecino de Estepona. El alcalde de su pueblo no sabe nada de él. En la Costa no se está pendiente de los vecinos. No hay cotilleo. La mezcla es tal que cerca de la calle Geranio está la dedicada a José Luis Sampedro. El economista y escritor vivió hasta su muerte por allí.
La muerte de Gary Hutch fue la primera del clan Kinahan contra su familia. Ya van tres Hutch asesinados y el sábado pasado, en Palma de Mallorca, fueron a por el cuarto, pero el sicario acabó matando a Trevor O'Neill, que festejaba su 42 cumpleaños con ese viaje, en compañía de su mujer y de sus tres hijos pequeños. Ahora es un cadáver a la espera de volver a Irlanda, con la autopsia realizada.
La viuda regresó sin él y la prensa irlandesa apunta a que podía haberlo hecho en el mismo vuelo que Jonathan Hutch, el verdadero objetivo de los sicarios. Fue él quien, minutos después del asesinato, buscó refugio en casa de una vecina. Intuyó que se había librado por poco. El padre de Trevor O'Neill no ha querido hablar del clan que presuntamente ordenó disparar: «No quiero represalias en mi familia», ha dicho a la prensa de Dublín. Chicago años Capone en las costas españolas.
Mientras el Gobierno irlandés asegura que el contacto con la Policía españolas es intenso y funciona, Jim O'Callaghan, portavoz de Justicia del Fianna Fail, partido ahora en la oposición, decía estar sorprendido de que «una organización criminal tan grande pueda operar abiertamente desde España sin la intervención de las autoridades españolas».

El clan mafioso

Christy Kinahan está en la cúspide de esa mafia. Es un tipo elegante nacido en un barrio humilde de Dublín, el Oliver Bond, en el que ayuda a jóvenes boxeadores. El canon mafioso. Pasó seis años en la cárcel, leyó libros de gestión, aprendió idiomas y se vino a España, a la costa. Ahora, según la prensa irlandesa, se ha mudado a Dubai a manejar su portfolio inmobiliario. Desde hace más de dos años, según fuentes judiciales, dispone del pasaporte para moverse por el mundo que le devolvieron en el juzgado número 3 de Estepona, donde se instruye la operación Shovel, grandes titulares en 2010 -700 policías, 30 detenidos, dos años de investigación- y pocos cuando se cayeron los cargos de tráfico de drogas y de armas.
La afición al boxeo la extendió a Marbella. Allí, Daniel, uno de sus dos hijos, estaba detrás del gimnasio MGM de Banús, letras doradas sobre fondo negro, oficialmente a cargo ahora del boxeador profesional Matthew Macklin. Según la web, es una organización sin ánimo de lucro porque los beneficios van para Aspandem, una entidad benéfica local y, de hecho, en uno de los combates benéficos se puede ver en una foto a Daniel Kinahan. Boxeadores con sus siglas estaban en el Hotel Regency de Dublín, pesándose, cuando irrumpieron unos tipos vestidos de policía y cosieron a tiros a David Byrne, vinculado al clan asentado en la Costa del Sol, en venganza por el asesinato de Gary Hutch. A los pocos días,caía Eddie Hutch, su tío, hermano de Gerry Hutch, apodado El Monje por la periodista Verónica Guerin, asesinada por narcos, cuya muerte inspiró una película con su nombre. El Monje pasa épocas en Lanzarote y fue allí, en las navidades pasadas, cuando estuvo rápido evitando que le mataran en un pub. Sospechó de una mesa y salió por una puerta lateral. Las cámaras luego vieron a los otros cómo le buscaban fuera. La venganza de los Kinahan por el asesinato de Byrne continuó. En mayo, asesinaron a Gareth, primo de Gary y sobrino de El Monje y Eddie.
Una de las hipótesis de la Garda irlandesa es que el patriarca, desde Dubai, ya no tenga nada que ver en una batalla de la que se estarían encargando sus hijos y un hermano de Byrne, el muerto en el Regency.
Hasta el tiroteo de Kavanagh, rematado por detrás al mediodía en un restaurante, no se sabía en la costa cómo se las gastaban. Después de Gerard Kavanagh le llegó el turno a su hermano Paul, únicos varones de la familia. En Facebook, sus tres hermanas ponían un cartel con sus fotos en un cielo con angelitos.
Desde los apartamentos donde tirotearon al primer Hutch se puede ver el mar y, en primera línea, un club de playa frecuentados por personajes de reality show británicos. Allí cerca sirvió copas Tony King, el asesino de Rocío Wanninkhof, y nadie sospechó de su pasado de agresor sexual. También por allí desapareció la adolescente irlandesa Amy Fitzgerald. En los bloques El Ángel entra una mujer vestida con elegancia discreta y un hombre de mocasines. Holandeses. Van a ver un piso para su inmobiliaria. No sabían que fue allí el asesinato de Hutch. Desde la terraza de un bajo, mira un treintañero tatuado que, sin camisa, hace pesas. Al poco, sale con un pitbull, se para y observa. En la piscina, se escuchan risas infantiles.

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