viernes, 5 de agosto de 2016

LO DE CATALUÑA VIENE DE LEJOS

 

Lo que está ocurriendo en Cataluña tiene muchos responsables. Se ha permitido. ¿Se ha alentado? Una extraña sensación de incertidumbre invade nuestros recuerdos.
Fue un catalán, ahora investigado por un agujero de 900 millones en el banco que dirigía, el que diseñó el futuro de los ejércitos de España. Se va cumpliendo paso a paso. No ha habido nadie capaz de rediseñarle el diseño. Entre otras lindezas decía que a los militares hay que quitarles la gestión económica porque los civiles lo hacen mejor. Ya lo vemos ¡Qué razón tenía!
Hace no muchos años que una cuestión menor (así lo definen ellos) le costó el cargo al Jefe del Ejército de Tierra. Fuera los militares de Montjuich. La orden la dio el ministro cuentacuentos patrióticos. En vez de crecerle la nariz le crece el pelo. Después, también con él, vino lo de: ‹‹A España servir hasta morir››. ¡Fuera! ¡Que se borre!
El Presidente de la Generalidad estaba encantado. Ejercía como Almirante de la Mar Océana.
La Armada española quiso entregar la Bandera de Combate de su buque insignia en Barcelona. Como marca la tradición. La Reina Doña Sofía sería la madrina. El alcalde se puso sus entorchados y dijo: ¡Ah no! Y fue no. Ni Casa del Rey, ni Jefe del Estado. Aquí mando yo.
Llegó otra alcaldesa y quiso echar a los ejércitos del Salón de la Enseñanza, echarlos de Barcelona quisiera. Su presencia no es grata.
Y así se ha ido tejiendo y tejiendo una tela de araña que apresa a todo lo que huele a España. Por ejemplo y lo primero: sus soldados. ¡Fuera!
Pero nadie ha hecho nada por evitarlo. La gente de la calle no era así. Respetaba y quería a sus soldados. Tengo motivos para decirlo muy alto.
Los culpables se cuentan entre los que no andan por la calle sino a otra cosa.
‹‹¡Rey don Sancho, rey don Sancho!, no digas que no te aviso…››.

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