8 de mayo 2016
El CARRUSEL
Los militares en nuestro oficio aspiramos a la perfección. A la perfección en nuestros despliegues y en nuestros desfiles. En los campos de instrucción trabajando con los medios que se ponen a nuestra disposición con el obsesivo propósito de alcanzar la misión con el menor número de bajas. Léase al menor coste posible. Y en nuestras paradas y desfiles para ofrecer al público – al pueblo al que pertenecemos – una muestra de nuestra preparación.
Lo preparamos a conciencia, lo ensayamos, pero a veces las cosas no salen. Entonces hay que repetir el ensayo hasta que salga bien. Nos ponemos a dar vueltas pasando una y otra vez ante la tribuna. Es lo que coloquialmente llamamos “el carrusel”
Estos días, desde su puesto de observación, la mirada del soldado se ha dirigido con asombro y escepticismo a lo que ha venido sucediendo estas últimas semanas en nuestra más alta tribuna: un carrusel, o tres, y los que nos quedan por ver. Asombro por la perplejidad que le causa las actitudes de los de arriba. Escepticismo, porque sabe bien que no es cuestión de dar vueltas, de esperar el toque de atención, poner el fusil al hombro y volver a echar a andar.
Es necesario algo más. Una palabra, un gesto que nos estimule, que nos aliente. Esperamos ese revulsivo que haciéndonos olvidar la fatiga propia, nos transmita la confianza en que lo podemos lograr. Que nos haga entender que es cuestión de todos, que el fallo propio repercute en el conjunto, y la Unidad no se lo merece. No es cuestión de estadísticas ni de echarnos la culpa unos a otros. Es cuestión de liderazgo, coraje y compromiso. Lo contrario no es más que un carrusel.
ADOLFO COLOMA CONTRERAS
General de Brigada (R.) del Ejército de Tierra
El CARRUSEL
Los militares en nuestro oficio aspiramos a la perfección. A la perfección en nuestros despliegues y en nuestros desfiles. En los campos de instrucción trabajando con los medios que se ponen a nuestra disposición con el obsesivo propósito de alcanzar la misión con el menor número de bajas. Léase al menor coste posible. Y en nuestras paradas y desfiles para ofrecer al público – al pueblo al que pertenecemos – una muestra de nuestra preparación.
Lo preparamos a conciencia, lo ensayamos, pero a veces las cosas no salen. Entonces hay que repetir el ensayo hasta que salga bien. Nos ponemos a dar vueltas pasando una y otra vez ante la tribuna. Es lo que coloquialmente llamamos “el carrusel”
Estos días, desde su puesto de observación, la mirada del soldado se ha dirigido con asombro y escepticismo a lo que ha venido sucediendo estas últimas semanas en nuestra más alta tribuna: un carrusel, o tres, y los que nos quedan por ver. Asombro por la perplejidad que le causa las actitudes de los de arriba. Escepticismo, porque sabe bien que no es cuestión de dar vueltas, de esperar el toque de atención, poner el fusil al hombro y volver a echar a andar.
Es necesario algo más. Una palabra, un gesto que nos estimule, que nos aliente. Esperamos ese revulsivo que haciéndonos olvidar la fatiga propia, nos transmita la confianza en que lo podemos lograr. Que nos haga entender que es cuestión de todos, que el fallo propio repercute en el conjunto, y la Unidad no se lo merece. No es cuestión de estadísticas ni de echarnos la culpa unos a otros. Es cuestión de liderazgo, coraje y compromiso. Lo contrario no es más que un carrusel.
ADOLFO COLOMA CONTRERAS
General de Brigada (R.) del Ejército de Tierra
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