Los Mossos buscan un enclave para aterrizar cerca del domicilio del president mientras su antecesor goza de dispositivos especiales.
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blo Planas (Barcelona)
La austeridad no es precisamente el rasgo que distingue a los altos cargos y autoridades nacionalistas. Así, el presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, se hace llevar y traer cada día desde la urbanización de lujo en la que reside, en el Golf Gerona de San Julián de Ramis, hasta su despacho en la plaza de San Jaime de Barcelona. Según revela la edición catalana de El País, los Mossos de Esquadra buscan un terreno cerca de la residencia de Puigdemont apto para las maniobras de aterrizaje y despegue de helicópteros, medio de transporte que no es nada extraño para los presidentes de la Generalidad y sus consejeros.
Puigdemont se mudó del centro de Gerona, ciudad de la que era alcalde, a la citada urbanización poco después de ser elegido presidente de la Generalidad, a finales del pasado enero. La administración catalana justifica la necesidad de disponer de un terreno para helicópteros cerca del actual domicilio de Puigdemont dadas "sus funciones y responsabilidades". Los nuevos vecinos de Puigdemont ya han mostrado su malestar ante las molestias que les provoca el despliegue presidencial.
Quien tampoco se anda con minucias es su antecesor, Artur Mas, presidente de Convergencia. A pesar de que ya no ostenta ningún cargo oficial, se mantiene la reserva de aparcamiento en el inmueble en el que reside e incluso el alquier de un ático anexo a la vivienda del expresidente autonómico por el que la Generalidad paga 18.000 euros anuales, informa el digital catalán Crónica Global.
Puigdemont se mudó del centro de Gerona, ciudad de la que era alcalde, a la citada urbanización poco después de ser elegido presidente de la Generalidad, a finales del pasado enero. La administración catalana justifica la necesidad de disponer de un terreno para helicópteros cerca del actual domicilio de Puigdemont dadas "sus funciones y responsabilidades". Los nuevos vecinos de Puigdemont ya han mostrado su malestar ante las molestias que les provoca el despliegue presidencial.
Quien tampoco se anda con minucias es su antecesor, Artur Mas, presidente de Convergencia. A pesar de que ya no ostenta ningún cargo oficial, se mantiene la reserva de aparcamiento en el inmueble en el que reside e incluso el alquier de un ático anexo a la vivienda del expresidente autonómico por el que la Generalidad paga 18.000 euros anuales, informa el digital catalán Crónica Global.
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