En el Parlamento catalán ya tienen el borrador de una hipotética Constitución donde, además de otras sandeces, ofrecen la nacionalidad catalana a valencianos y mallorquines; una diputada catalana propone tener y educar hijos en tribu o en comuna; la mitad de las Comunidades Autónomas desafían al Estado de Derecho y se saltan la ley de educación a la torera obviando la reválida de primaria; siguen friéndonos a impuestos para pagar las veleidades de una clase política incompetente hasta para formar gobierno, y de paso pagar sus particulares campañas electorales; nos cuentan que ETA está acabada mientras que el asesino Valentín Lasarte se pasea libremente por San Sebastián y María San Gil tiene que ir con escolta; una ignorante quiere declarar las Islas Canarias territorio de paz y que se vayan de allí las FAS; el diputado autonómico del PP Albiol muestra sus disconformidad con la prohibición de exhibir banderas esteladas – inconstitucionales – en la final de la copa del Rey al tiempo que el Presidente Rajoy dice que este asunto no es de su competencia, etc, etc.
Es tal el esperpento de cuanto vemos que da la impresión que España se encuentra cerca del estado de necesidad por el desgobierno ante el que nos encontramos, propiciando una sensación de pesimismo casi generalizado. Debo decir, sin embargo, que, pese a todo y debido a lo que he podido deducir de dos acaecimientos a los que he asistido esta semana pasada hay lugar para la esperanza: España vive y seguirá en pie.
En el primero de ellos, en la inauguración de un monumento al soldado de infantería de marina que tuvo lugar en Cartagena, el pasado día 14, he podido ver y sentir como la gente de bien acudió y apoyó el Acto con orgullo patrio sentido. Y he visto y palpado como una formación de antiguos infantes de marina – aquellos que en su día sirvieron en este Cuerpo – mantienen vivo su amor a la Patria; pelos canos, años cansados y responsabilidades adquiridas no han sido impedimento para manifestar en la calle el compromiso que un día adquirieron con España.
“Infantes de marina marchemos a luchar, la patria engrandecer y su gloria acrecentar… nobleza y gallardía nuestros emblemas son…”
España vive pues nunca morirá mientras estén presentes estos ciudadanos, un día soldados, dispuestos a dar fe de lo que en su día juraron.
Apenas dos días más tarde, y en el Viso del Marqués, me reencontré con mis viejos camaradas de la Escuela Naval Militar. Juntos hemos recorrido durante 45 años un largo camino de servicio a España en la Armada a bordo de nuestros buques de guerra o en la infantería de marina. Los cinco continentes saben de nuestra presencia y siempre donde se nos requirió allí estuvimos. La profesión militar, y la de marino en este caso, imprime carácter de por vida. Una impronta y forma de ser forjada muchas veces en la adversidad, el riesgo y el peligro compartido, situaciones en las que la propia vida dependía del compañero. Algunos ya no están con nosotros físicamente, pues nos dejaron en el camino, pero no tenemos duda de que desde el cielo comparten con nosotros ese nexo de unión que nos ha atado al deber con nuestra patria España siempre.
“Por ti Patria, por ti sóla, mi vida a los mares dí, en la rosa de los vientos me sacrifico por ti”
En el Viso del Marqués, en la cuna del gran marino Alvaro de Bazán, reforzamos nuestro compromiso y recordamos a Lope de Vega:
“El fiero turco en Lepanto, en la Tercera el francés y en todo mar el inglés tuvieron de verme espanto. Rey servido y Patria honrada, dirán mejor quién he sido, por la cruz de mi apellido y por la cruz de mi espada”
Patria honrada y siempre la cruz recuerdo del sacrificio del redentor, forman para nosotros un todo indivisible, y así, lo primero que hicimos al reencontrarnos fue acudir a la Iglesia aneja al Palacio del Marqués para rezar por nuestros compañeros caídos y por nuestro devenir.
“Bendícenos Señor, bendice a España, danos hambre de gloria y sed de amor, danos vientos propicios a nuestras naves, sirviendo a España, luchar por Vos, Señor, Señor”
Y es allí en ese acto religioso, en la misa, donde viendo a mis compañeros, ya veteranos de la vida, veía muchas horas de mar, de vigilia permanente en fragatas, destructores, patrulleros, submarinos, portaaviones, helicópteros, barcazas de desembarco o en tierra, ora en el Atlántico, ora en el Mediterráneo o en el Pacífico o en la Antártida recordando a la Estrella de los Mares, a Ntra. Sra.la Virgen del Carmen
“Salve, Estrella de los mares, de los mares iris, de eterna aventura…..Salve”
Y juntos, al igual que hicimos y hemos hecho durante medio siglo el ocaso del sol nos reunió para honrar a nuestra bandera rezando al Señor de los ejércitos,
“Tú que dispones de cielo y mar, haces la calma y la tempestad, ten de nosotros Señor piedad, piedad Señor”
Sí, viejos soldados, viejos marinos, siempre respetuosos con nuestras creencias y con la esencia de lo que siempre fue nuestra Armada desde tiempo inmemorial. Hoy, cuando las fuerzas que se denominan progresistas, pero que sólo son regresivas, pretenden bajo el canto de la modernización, o transformación (les gusta mucho esta palabra), modificar la esencia nuestros ejércitos no es de extrañar que nuestros símbolos, tradiciones y creencias sean objeto de continuos ataques a veces directos pero las más de las veces subliminales. No hace aún mucho tiempo de los intentos de desvincular el Acto solemne de la jura de bandera en la Escuela Naval Militar de los relacionados con los de la patrona de la Armada, la Virgen del Carmen y ¡qué casualidad! siendo entonces Jefe de Estado Mayor de la Defensa el entonces Tte. Gral. Julio Rodriguez, hoy candidato por el partido Podemos por Almería (curioso sistema representativo el nuestro: me pregunto yo que tiene que ver este señor con Almería y qué culpa tendrán los almerienses para algo así).
Y es que aquellos que pretenden desde hace tiempo lo que todos intuimos no pueden resistir o soportar lo que siempre fueron las FAS por la sencilla razón de que constituyen por Ley el principal obstáculo para sus planes tal como establece la Constitución española y por el hondo sentido del patriotismo heredado desde hace más de mil años.
Sucede, no obstante, que no lo van a tener fácil ya que cada vez son más las voces de los que abandonan la tibieza y comienzan a hablar claro. Lo he visto en Cartagena y lo he percibido en el Viso del Marqués. Ya no portamos armas y sólo tenemos la palabra pero hay algo que no podrán evitar nunca: que hayamos transmitido a nuestros hijos y nietos el amor por nuestra Patria y sus ejércitos. La semilla prenderá. No les quepa duda.
España vive y termino:
¡Por Dios y por España!
General de División (R.) de Infantería de Marina Juan Chicharro Ortega
Es tal el esperpento de cuanto vemos que da la impresión que España se encuentra cerca del estado de necesidad por el desgobierno ante el que nos encontramos, propiciando una sensación de pesimismo casi generalizado. Debo decir, sin embargo, que, pese a todo y debido a lo que he podido deducir de dos acaecimientos a los que he asistido esta semana pasada hay lugar para la esperanza: España vive y seguirá en pie.
En el primero de ellos, en la inauguración de un monumento al soldado de infantería de marina que tuvo lugar en Cartagena, el pasado día 14, he podido ver y sentir como la gente de bien acudió y apoyó el Acto con orgullo patrio sentido. Y he visto y palpado como una formación de antiguos infantes de marina – aquellos que en su día sirvieron en este Cuerpo – mantienen vivo su amor a la Patria; pelos canos, años cansados y responsabilidades adquiridas no han sido impedimento para manifestar en la calle el compromiso que un día adquirieron con España.
“Infantes de marina marchemos a luchar, la patria engrandecer y su gloria acrecentar… nobleza y gallardía nuestros emblemas son…”
España vive pues nunca morirá mientras estén presentes estos ciudadanos, un día soldados, dispuestos a dar fe de lo que en su día juraron.
Apenas dos días más tarde, y en el Viso del Marqués, me reencontré con mis viejos camaradas de la Escuela Naval Militar. Juntos hemos recorrido durante 45 años un largo camino de servicio a España en la Armada a bordo de nuestros buques de guerra o en la infantería de marina. Los cinco continentes saben de nuestra presencia y siempre donde se nos requirió allí estuvimos. La profesión militar, y la de marino en este caso, imprime carácter de por vida. Una impronta y forma de ser forjada muchas veces en la adversidad, el riesgo y el peligro compartido, situaciones en las que la propia vida dependía del compañero. Algunos ya no están con nosotros físicamente, pues nos dejaron en el camino, pero no tenemos duda de que desde el cielo comparten con nosotros ese nexo de unión que nos ha atado al deber con nuestra patria España siempre.
“Por ti Patria, por ti sóla, mi vida a los mares dí, en la rosa de los vientos me sacrifico por ti”
En el Viso del Marqués, en la cuna del gran marino Alvaro de Bazán, reforzamos nuestro compromiso y recordamos a Lope de Vega:
“El fiero turco en Lepanto, en la Tercera el francés y en todo mar el inglés tuvieron de verme espanto. Rey servido y Patria honrada, dirán mejor quién he sido, por la cruz de mi apellido y por la cruz de mi espada”
Patria honrada y siempre la cruz recuerdo del sacrificio del redentor, forman para nosotros un todo indivisible, y así, lo primero que hicimos al reencontrarnos fue acudir a la Iglesia aneja al Palacio del Marqués para rezar por nuestros compañeros caídos y por nuestro devenir.
“Bendícenos Señor, bendice a España, danos hambre de gloria y sed de amor, danos vientos propicios a nuestras naves, sirviendo a España, luchar por Vos, Señor, Señor”
Y es allí en ese acto religioso, en la misa, donde viendo a mis compañeros, ya veteranos de la vida, veía muchas horas de mar, de vigilia permanente en fragatas, destructores, patrulleros, submarinos, portaaviones, helicópteros, barcazas de desembarco o en tierra, ora en el Atlántico, ora en el Mediterráneo o en el Pacífico o en la Antártida recordando a la Estrella de los Mares, a Ntra. Sra.la Virgen del Carmen
“Salve, Estrella de los mares, de los mares iris, de eterna aventura…..Salve”
Y juntos, al igual que hicimos y hemos hecho durante medio siglo el ocaso del sol nos reunió para honrar a nuestra bandera rezando al Señor de los ejércitos,
“Tú que dispones de cielo y mar, haces la calma y la tempestad, ten de nosotros Señor piedad, piedad Señor”
Sí, viejos soldados, viejos marinos, siempre respetuosos con nuestras creencias y con la esencia de lo que siempre fue nuestra Armada desde tiempo inmemorial. Hoy, cuando las fuerzas que se denominan progresistas, pero que sólo son regresivas, pretenden bajo el canto de la modernización, o transformación (les gusta mucho esta palabra), modificar la esencia nuestros ejércitos no es de extrañar que nuestros símbolos, tradiciones y creencias sean objeto de continuos ataques a veces directos pero las más de las veces subliminales. No hace aún mucho tiempo de los intentos de desvincular el Acto solemne de la jura de bandera en la Escuela Naval Militar de los relacionados con los de la patrona de la Armada, la Virgen del Carmen y ¡qué casualidad! siendo entonces Jefe de Estado Mayor de la Defensa el entonces Tte. Gral. Julio Rodriguez, hoy candidato por el partido Podemos por Almería (curioso sistema representativo el nuestro: me pregunto yo que tiene que ver este señor con Almería y qué culpa tendrán los almerienses para algo así).
Y es que aquellos que pretenden desde hace tiempo lo que todos intuimos no pueden resistir o soportar lo que siempre fueron las FAS por la sencilla razón de que constituyen por Ley el principal obstáculo para sus planes tal como establece la Constitución española y por el hondo sentido del patriotismo heredado desde hace más de mil años.
Sucede, no obstante, que no lo van a tener fácil ya que cada vez son más las voces de los que abandonan la tibieza y comienzan a hablar claro. Lo he visto en Cartagena y lo he percibido en el Viso del Marqués. Ya no portamos armas y sólo tenemos la palabra pero hay algo que no podrán evitar nunca: que hayamos transmitido a nuestros hijos y nietos el amor por nuestra Patria y sus ejércitos. La semilla prenderá. No les quepa duda.
España vive y termino:
¡Por Dios y por España!
General de División (R.) de Infantería de Marina Juan Chicharro Ortega
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