Seis meses después de su entrada en funcionamiento, los vuelcos de blindados han caído drásticamente
Los vehículos blindados Lince y RG-31 del Ejército de Tierra son mucho más seguros que sus predecesores ante explosiones. Sin embargo, en determinadas condiciones son propensos a los vuelcos. El uso de los nuevos simuladores ha reducido los incidentes, sobre todo entre conductores inexpertos.
Los todoterrenos, en general, son vehículos con una tasa de vuelco mucho más elevada que los utilitarios comunes. Y si se trata de vehículos militares, más aún –por la altura a la que se encuentra el chasis para permitirle maniobrar en terrenos difíciles-.
A finales de la pasada década, Defensa inició un programa de adquisiciones para sustituir paulatinamente los blindados BMR por los RG-31, principalmente por su mayor protección frente a IEDs –artefactos explosivos improvisados, una de las mayores amenazas para los militares españoles en la misión.
Sin embargo, esas características que tan bien le protegen frente a las explosiones lo hacen vulnerable a accidentes. Sus 17 toneladas de peso, unidas a la altura de 2,60 metros, lo hacen inestable. Especialmente cuando toma curvas a gran velocidad (alcanza los 100 km/h), o cuando alcanza un desnivel determinado en pendientes laterales o cruces de ejes.
Tal y como contó ECD entonces, los siniestros registrados durante la misión afgana obligaron a Defensa a enviar un camión-grúa de grandes dimensiones para remolcar a los RG accidentados.
En 2014 se introdujeron mejoras en algunos modelos de los RG-31 españoles. Un sistema similar al ESP de los vehículos civiles, que frena el vehículo en situaciones de riesgo.
El sistema analiza, con una serie de sensores, la trayectoria, inclinación y velocidad del RG-31 y, en caso de que se superen ciertos niveles, se activa un freno automático para evitar un siniestro.
Aún así, tanto los RG-31 como los blindados Lince mantenían una tasa demasiado alta de vuelcos y accidentes, principalmente entre personal inexperto. Según fuentes militares consultadas por ECD, la mayoría de los incidentes tenían lugar durante la fase de enteramiento de conductores.
Las mismas voces aseguran que en los últimos seis meses se ha conseguido “reducir sustancialmente” la tasa de vuelcos –aunque aún no existen datos oficiales comprobados, según confirman-.
¿Qué hay detrás de esta significativa reducción de los vuelcos durante la fase de entrenamiento? Según estas voces, la respuesta hay que buscarla en los nuevos simuladores que dispone el Ejército de Tierra, fabricados por Indra.
Este sistema, denominado el simulador de conducción virtual polivalente para vehículos RG31 y LMV ‘Lince’, ha costado cerca de 800.000 euros a las Fuerzas Armadas y se encuentra en funcionamiento desde el pasado mes de octubre.
Actualmente se encuentran ubicados en el Centro Nacional de Adiestramiento de San Gregorio, en Zaragoza. La cabina reproduce la vibración, el movimiento y la inclinación real –así como la respuesta del vehículo- de diversas situaciones de conducción en terrenos complejos
A finales de la pasada década, Defensa inició un programa de adquisiciones para sustituir paulatinamente los blindados BMR por los RG-31, principalmente por su mayor protección frente a IEDs –artefactos explosivos improvisados, una de las mayores amenazas para los militares españoles en la misión.
Resistentes…pero tendentes a volcar
Los RG-31 son blindados que destacan por su resistencia a las minas y explosivos, lo que los hace especialmente adecuados para zonas de conflicto. Su suspensión es muy elevada, para amortiguar las ondas explosivas; también contribuye el diseño del chasis, en forma de uve, que reduce la fuerza de la detonación.Sin embargo, esas características que tan bien le protegen frente a las explosiones lo hacen vulnerable a accidentes. Sus 17 toneladas de peso, unidas a la altura de 2,60 metros, lo hacen inestable. Especialmente cuando toma curvas a gran velocidad (alcanza los 100 km/h), o cuando alcanza un desnivel determinado en pendientes laterales o cruces de ejes.
Tal y como contó ECD entonces, los siniestros registrados durante la misión afgana obligaron a Defensa a enviar un camión-grúa de grandes dimensiones para remolcar a los RG accidentados.
En 2014 se introdujeron mejoras en algunos modelos de los RG-31 españoles. Un sistema similar al ESP de los vehículos civiles, que frena el vehículo en situaciones de riesgo.
El sistema analiza, con una serie de sensores, la trayectoria, inclinación y velocidad del RG-31 y, en caso de que se superen ciertos niveles, se activa un freno automático para evitar un siniestro.
Aún así, tanto los RG-31 como los blindados Lince mantenían una tasa demasiado alta de vuelcos y accidentes, principalmente entre personal inexperto. Según fuentes militares consultadas por ECD, la mayoría de los incidentes tenían lugar durante la fase de enteramiento de conductores.
Las mismas voces aseguran que en los últimos seis meses se ha conseguido “reducir sustancialmente” la tasa de vuelcos –aunque aún no existen datos oficiales comprobados, según confirman-.
¿Qué hay detrás de esta significativa reducción de los vuelcos durante la fase de entrenamiento? Según estas voces, la respuesta hay que buscarla en los nuevos simuladores que dispone el Ejército de Tierra, fabricados por Indra.
Este sistema, denominado el simulador de conducción virtual polivalente para vehículos RG31 y LMV ‘Lince’, ha costado cerca de 800.000 euros a las Fuerzas Armadas y se encuentra en funcionamiento desde el pasado mes de octubre.
Actualmente se encuentran ubicados en el Centro Nacional de Adiestramiento de San Gregorio, en Zaragoza. La cabina reproduce la vibración, el movimiento y la inclinación real –así como la respuesta del vehículo- de diversas situaciones de conducción en terrenos complejos
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