lunes, 18 de julio de 2016

Cataluña concentra cerca de 80 mezquitas salafistas radicales

  

  • Son un tercio del total de centros islámicos y están en el punto de mira de los cuerpos policiales

 


En Cataluña están censadas 256 mezquitas, aunque la mayoría de ellas no difunden ideas radicales
En Cataluña están censadas 256 mezquitas, aunque la mayoría de ellas no difunden ideas radicales
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En plena vorágine de atentados cometidos por el yihadismo más radical, Cataluña sigue en el punto de mira, por su concentración del islamismo más radical, concretamente de centros salafistas. Cataluña alberga actualmente 256 mezquitas. Los Mossos calculan que un tercio, cerca de 80, tienen ideología salafista. Hace apenas dos años esta cifra era de unas 50.
El crecimiento ha sido rápido en muy poco tiempo y los Mossos no son ajenos a ello. El control y la vigilancia está ahí, por supuesto, aunque de forma discreta. Son muchos los imanes de estas mezquitas que difunden valores contrarios a los del mundo occidental, aunque, sin embargo, a diferencia de otros países, no se ha expulsado a ninguno. El yihadismo radical observa a Barcelona, y en este sentido cabe destacar la gran labor de prevención de la Policía Nacional, Guardia Civil y Mossos d’Esquadra para prevenir atentados.
Corriente radical
¿Y qué es el salafismo?. Es una de las dos corrientes más radicales del Islam, junto al wahabismo. Es favorable a la yihad, es decir la guerra santa contra lo que ellos consideran infieles. Salaf significa ser un musulmán igual a nivel ideológico que en la época del profeta Mahoma, es decir, una doctrina hacia los orígenes más puros de esta religión, unos valores que chocan no solo con los europeos, sino también con el siglo XXI.
Cataluña concentra la mitad de las mezquitas salafistas en España. Siempre según fuentes policiales, la mayoría de ellas, aparte de Barcelona, se concentran en poblaciones como Reus, Torredembarra, Vilanova i la Geltrú y Salt, que es precisamente el municipio con el mayor porcentaje de inmigrantes en Cataluña.
Otro problema es que algunos de estos centros no son lo que se entiende por mezquitas, sino centros de culto religiosos situados en viviendas o naves, por lo que su control aún se antoja más difícil.
No hay una vigilancia permanente de cada uno de estos espacios, ni de sus imanes, pero sí que hay controles aleatorios. Y se ha comprobado que muchos de los mensajes que imparten los imanes contienen ideas peligrosas, especialmente en lo que se refiere a la igualdad entre hombres y mujeres. Cabe destacar también que ninguno de los últimos 30 detenidos islamistas radicales en Cataluña se ha formado en estos centros, también según fuentes policiales




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