Las ventas crecieron un 3,1% el año pasado, el mayor incremento desde 2006, impulsadas por el consumo en los bares
No falla. Si hay un lugar en el que se pueda calibrar de forma empírica e inequívoca el nivel de confianza instalado en la sociedad española, ese es el bar. Y las unidades de medida universal, las cañas y botellines de cerveza, indican que la cosa, sin crecer como la espuma, progresa adecuadamente. El año pasado, las ventas de este pegamento social aumentaron un 3,1% respecto al ejercicio anterior. Es el mayor crecimiento del sector desde 2006. Las compañías españolas fabricaron 35 millones de hectolitros, un 4% más, y comercializaron en nuestro país 33,3 millones. Cada español bebió una media de 47,1 litros, según datos del Informe Socioeconómico del Sector de la Cerveza en España,
La mejora económica, un verano especialmente caluroso, un sector turístico que siguió pulverizando sus propias marcas y la estabilidad fiscal explican la buena salud de este sector. Las previsiones para 2016, en un contexto similar, solo pueden ser optimistas.
Desde la industria destacan especialmente que el vínculo entre la cerveza y la restauración se sigue reforzando. El consumo en los locales se incrementó en un 6% respecto al año anterior (frente a solo un 0,3% en el caso de los hogares) y supone un 64% del total. Es la bebida fría más despachada en estos establecimientos, acaparando una cuota del 36,2%. «Con la crisis, el consumo en los hogares se mantuvo estable, pero se desplomó en la hostelería. Este año hemos continuado la recuperación que se inició en 2014. Todavía no hemos alcanzado el volumen previo, pero vamos en la buena dirección», asegura Jacobo Olalla Marañon, director general de la Asociación de Cerveceros de España, la patronal que agrupa a las grandes marcas del sector en nuestro país.
Que el cliente vuelva a pagar la siguiente ronda es especialmente importante porque la cerveza que se consume en el exterior es la de más valor añadido. «El consumo de cerveza puede suponer un 25% de la facturación de los establecimientos hosteleros y hasta un 40% en el caso de los locales con menos de 10 empleados, que suponen el 97% del total de los locales», explica Olalla Marañón. Y no hay que olvidar que España es el país con mayor densidad de bares, con 260.000 establecimientos, uno por cada 175 personas. El impulso se apuntala con ese imparable binomio que forman cerveza y tapas. Cuatro de cada cinco españoles acompaña su trago con un buen bocado.
Según otro informe de PwC, el Estado ingresa en torno a 3.600 millones gracias a la cerveza. Más del 81% proceden del consumo en hostelería, en su mayoría gracias a las cotizaciones a la Seguridad Social e IRPF (61%) derivadas del empleo que genera el sector hostelero y el IVA en hostelería (33%).
El aumento del consumo ha ido unido a una expansión de la cultura cervecera en la que ha tenido mucho que ver la fiebre de la fabricación casera y el auge de las pymes que han apostado por la producción artesanal. A cierre de 2015, había 490 nuevas cerveceras repartidas por distintos puntos de la geografía española. Produjeron 180.000 hectolitros, casi un 120% más que el año anterior. Las cifras están lejos de fenómenos como el que este tipo de producción protagonizan en EE.UU., pero es indudable el efecto dinamizador que supone para un sector que nunca ha rehuido de la innovación. «Creo que estos microcerveceros son aire fresco. Bienvenidos sean. Son complementarios a las cervezas de más consumo. Y están haciendo que las grandes marcas estén sacando nuevas variedades y productos. Es un fenómeno que vemos con interés y cariño, pero también con cierta preocupación, porque queremos que hagan las cosas bien, ayudarles a su profesionalización e internacionalización... En cualquier caso, la competencia nos hace a todos mejores», asegura Olalla Marañon.
Con una cuota de mercado que se situaría, según estimaciones propias, entre el 0,5% y el 0,8%, La Sagra dispone de una nueva fábrica con una capacidad de producción de 700.000 litros anuales. No sólo para elaborar la clásica cerveza rubia sino de trigo, de calabaza y canela o negra, entre otras variantes. García apunta que en España la eclosión de las cervecerías artesanales data de hace sólo 5 años y lamenta que se trate de un mercado inmaduro cuya cuota todavía no alcanza el 1%. En esta línea, añade que desde la crisis económica comenzó se tiende al consumo de bebidas más saludables y a valorar los pequeños proyectos, «con nombres y apellidos». Presente en China, Japón, Chile, El Salvador o Portugal, esta cervecera factura en el exterior un 17% de sus ventas y tiene como objetivo que, en una década, sea el 50%.
Por su parte, el director de marketing, distribución y ventas de Cervezas «La Virgen», César Pascual, recuerda que en España «estábamos mal acostumbrados con un mercado repartido entre 4 o 5 grandes marcas» y considera que las cervezas artesanales han sido «un toque de atención» para la industria. Fundada hace cinco años por cuatro publicistas que aprendieron el oficio en San Francisco (Estados Unidos), «La Virgen» inauguró el año pasado una nueva factoría con capacidad para producir 3 millones de litros anuales de cervezas de trigo, rubia, de castañas o negra, estacionales o para todo el año. Focalizados en Madrid, crecen tanto a nivel nacional como internacional cerrando 2015, con una producción de 275.000 litros y la previsión de alcanzar el medio millón al cierre de 2016.
Para James Welsh, cofundador de la barcelonesa «Garage Beer», «cada vez más gente no quiere consumir aquello que es producido de forma masiva con ingredientes baratos» y menciona a fenómenos como el movimiento slow food. En esta línea, destaca que cervecerías artesanales como la suya se centran en usar «maltas y lúpulos de calidad». Concretamente cervezas aromáticas o envejecidas en barricas de vinos locales, entre otras variantes.Welsh añade que se encuentran en pleno «proceso de expansión para adaptarnos a la creciente demanda» especialmente enl a capital catalana y señala que están construyendo una nueva fábrica en el barrio de Sant Andreu, «que nos permitirá producir hasta 10 veces más que en la actualidad».
La mejora económica, un verano especialmente caluroso, un sector turístico que siguió pulverizando sus propias marcas y la estabilidad fiscal explican la buena salud de este sector. Las previsiones para 2016, en un contexto similar, solo pueden ser optimistas.
Desde la industria destacan especialmente que el vínculo entre la cerveza y la restauración se sigue reforzando. El consumo en los locales se incrementó en un 6% respecto al año anterior (frente a solo un 0,3% en el caso de los hogares) y supone un 64% del total. Es la bebida fría más despachada en estos establecimientos, acaparando una cuota del 36,2%. «Con la crisis, el consumo en los hogares se mantuvo estable, pero se desplomó en la hostelería. Este año hemos continuado la recuperación que se inició en 2014. Todavía no hemos alcanzado el volumen previo, pero vamos en la buena dirección», asegura Jacobo Olalla Marañon, director general de la Asociación de Cerveceros de España, la patronal que agrupa a las grandes marcas del sector en nuestro país.
«El consumo de cerveza puede suponer un 25% de la facturación de los establecimientos hosteleros»
Impacto económico
El efecto tracción del consumo de cerveza no se limita a la restauración. Su valor en el mercado español supera los 15.500 millones de euros y supone un 1,4% del PIB, segun datos de Europe Economics recogidos en el «Informe socioeconómico del sector de la cerveza en España». La industria contribuye a la creación de más de 344.000 puestos de trabajo, la mayor parte de ellos en hostelería (90%), aunque otros 20.000 son atribuibles a los sectores abastecedores, casi el 30% en agricultura, y más de 10.000 en el sector minorista. A estos se suman los casi 6.000 que generan directamente las propias compañías cerveceras.Según otro informe de PwC, el Estado ingresa en torno a 3.600 millones gracias a la cerveza. Más del 81% proceden del consumo en hostelería, en su mayoría gracias a las cotizaciones a la Seguridad Social e IRPF (61%) derivadas del empleo que genera el sector hostelero y el IVA en hostelería (33%).
«Que se haya mantenido el IVA reducido en la hostelería ha sido fundamental»Precisamente, el director general de Cerveros de España destaca la estabilidad fiscal como una de las claves del fortalecimiento del sector. «Que se haya mantenido el IVA reducido en la hostelería ha sido fundamental. Cuando lo incrementaron por ejemplo en Portugal, el sector se desplomó. Y también que no se haya subido el impuesto a las bebidas que tienen el mayor peso en la hostelería, que son vino y cerveza». Olalla Marañón no espera cambios en este sentido. «Todo el mundo sabe lo sensible que es la hostelería a cualquier incremento fiscal. Y también el peso que la cerveza tiene en la hostelería y en el turismo. El incremento en la recaudación no compensaría lo que se dejaría de ingresar por la caída de consumo y su impacto en la actividad y el empleo de los bares», argumenta.
El aumento del consumo ha ido unido a una expansión de la cultura cervecera en la que ha tenido mucho que ver la fiebre de la fabricación casera y el auge de las pymes que han apostado por la producción artesanal. A cierre de 2015, había 490 nuevas cerveceras repartidas por distintos puntos de la geografía española. Produjeron 180.000 hectolitros, casi un 120% más que el año anterior. Las cifras están lejos de fenómenos como el que este tipo de producción protagonizan en EE.UU., pero es indudable el efecto dinamizador que supone para un sector que nunca ha rehuido de la innovación. «Creo que estos microcerveceros son aire fresco. Bienvenidos sean. Son complementarios a las cervezas de más consumo. Y están haciendo que las grandes marcas estén sacando nuevas variedades y productos. Es un fenómeno que vemos con interés y cariño, pero también con cierta preocupación, porque queremos que hagan las cosas bien, ayudarles a su profesionalización e internacionalización... En cualquier caso, la competencia nos hace a todos mejores», asegura Olalla Marañon.
«Con nombre y apellidos»
En este contexto han surgido marcas como Cervezas «La Sagra», una cervecería familiar creada en 2011 entre las provincias de Toledo y Madrid en la comarca que le da nombre. Para su CEO y fundador Carlos García Sánchez, el concepto de «artesanal» hace referencia a la elaboración de la cerveza según Ley de Pureza de la cerveza alemana de 1516 («Reinheitsgebot ») «sin buscar otras fuentes como el almidón o los azúcares ni añadir productos químicos como los colorantes». La citada norma establecía 4 ingredientes: agua, cebada, lúpulo y levadura (esta última añadida en el siglo XIX). Una legislación de la que ahora se cumplen 500 años.Con una cuota de mercado que se situaría, según estimaciones propias, entre el 0,5% y el 0,8%, La Sagra dispone de una nueva fábrica con una capacidad de producción de 700.000 litros anuales. No sólo para elaborar la clásica cerveza rubia sino de trigo, de calabaza y canela o negra, entre otras variantes. García apunta que en España la eclosión de las cervecerías artesanales data de hace sólo 5 años y lamenta que se trate de un mercado inmaduro cuya cuota todavía no alcanza el 1%. En esta línea, añade que desde la crisis económica comenzó se tiende al consumo de bebidas más saludables y a valorar los pequeños proyectos, «con nombres y apellidos». Presente en China, Japón, Chile, El Salvador o Portugal, esta cervecera factura en el exterior un 17% de sus ventas y tiene como objetivo que, en una década, sea el 50%.
Por su parte, el director de marketing, distribución y ventas de Cervezas «La Virgen», César Pascual, recuerda que en España «estábamos mal acostumbrados con un mercado repartido entre 4 o 5 grandes marcas» y considera que las cervezas artesanales han sido «un toque de atención» para la industria. Fundada hace cinco años por cuatro publicistas que aprendieron el oficio en San Francisco (Estados Unidos), «La Virgen» inauguró el año pasado una nueva factoría con capacidad para producir 3 millones de litros anuales de cervezas de trigo, rubia, de castañas o negra, estacionales o para todo el año. Focalizados en Madrid, crecen tanto a nivel nacional como internacional cerrando 2015, con una producción de 275.000 litros y la previsión de alcanzar el medio millón al cierre de 2016.
Para James Welsh, cofundador de la barcelonesa «Garage Beer», «cada vez más gente no quiere consumir aquello que es producido de forma masiva con ingredientes baratos» y menciona a fenómenos como el movimiento slow food. En esta línea, destaca que cervecerías artesanales como la suya se centran en usar «maltas y lúpulos de calidad». Concretamente cervezas aromáticas o envejecidas en barricas de vinos locales, entre otras variantes.Welsh añade que se encuentran en pleno «proceso de expansión para adaptarnos a la creciente demanda» especialmente enl a capital catalana y señala que están construyendo una nueva fábrica en el barrio de Sant Andreu, «que nos permitirá producir hasta 10 veces más que en la actualidad».
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