martes, 19 de julio de 2016

MUY IMPORTANTE ESTO PIENSAN LOS YIHADISTAS DE NOSOTROS ‘¡Maldita su raza, qué asco!’ Las motivaciones de los yihadistas

‘¡Maldita su raza, qué asco!’ Las motivaciones de los yihadistas

Es la reacción que un hombre marroquí vigilado por Interior tuvo al ver, en el Metro de Madrid, a unos jóvenes españoles que salían de fiesta. “Ya no les trago. Los odio”, continuó diciendo.
Rosa Cuervas-Mons
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¿Qué lleva a un ser humano a embarcarse en actividades terroristas? ¿Es un loco, un fanático? ¿Por qué dejarlo todo para unirse al, por ejemplo, Estado Islámico?


Los expertos responden, y lo hacen poniendo el foco en el fenómeno de la radicalización yihadista en España donde, concluyen, se dan varias circunstancias importantes: entre los detenidos en España que, bien se habían desplazado a Siria e Irak o lo habían intentado, bien se habían integrado en células yihadistas con funciones operativas había una circunstancia común. El 62,8% de ellos tenían una motivación de orden ideológico y utilitario y un 23,5% de cariz existencial e identitario. Sólo el 13,7% se unieron al Estado Islámico por cuestiones emocionales y afectivas. Así lo explica el informe Estado Islámico en España, realizado por el Real Instituto Elcano para abordar el fenómeno del yihadismo dentro de las fronteras nacionales.

Pero, ¿en qué consiste cada una de estas motivaciones?

La justificación religiosa del terrorismo proviene de la ideología del salafismo yihadista, adoptada por el ISIS y que ambiciona alterar el orden mundial por medio del califato y de una muy severa práctica takfir, que supone arrogarse la facultad de declarar hereje a alguien que sin embargo se considere a sí mismo musulmán. De ahí que entre las víctimas del Estado Islámico haya no pocos musulmanes. Con esta visión del Islam queda justificado moralmente el terrorismo al asociarse el concepto de yihad -entendido en su acepción violenta- con la observancia del islam.
Hasta aquí la teoría, vayamos ahora a los ejemplos prácticos: el cabecilla del grupo Brigada Al Andalus, constituido en 2012 y alineado con el ISIS, hablaba así con un compatriota nacionalizado español: “Es una obligación hacer la yihad y hay muchos hermanos que han ido a la yihad”. Más. Un marroquí residente en una localidad murciana, detenido en enero de 2014 tras fracasar en su intento de llegar a Siria para incorporarse al ISIS, escribía en su perfil de Facebook: “En tiempos en que los infieles y los tiranos invaden nuestra Nación en todas partes y desde todas las direcciones, la yihad y la lucha armada son la elección y el camino para la liberación de nuestra Nación. No vamos a defendernos de las injusticias con llantos y lágrimas, sino con las armas y la lucha armada. En cuanto nos levantemos en armas, al enemigo le entrará miedo y su sangre será derramada”.

Y después, el odio

Pero, más allá de motivos religiosos, muchos de los radicalizados justifican sus acciones en una identidad colectiva, en un sentido de pertenencia, que les lleva a odiar a los que no son como ellos. En este sentido, los españoles se convierten, no pocas veces, en objeto de la animadversión de los seguidores del ISIS en España.
Ejemplos: En octubre de 2015, muy poco antes de ser detenido en Madrid por su pertenencia a una red en la que ejercía como agente de radicalización y reclutador para la organización yihadista, el marroquí con el que se iniciaba este reportaje conversaba con un familiar cercano y se refería a “todas las personas que viven en España” como “criminales”.
Otra joven, esta nacida en España y de padres marroquíes, se refería a los españoles como “escoria y franquistas que no quieren el islam”.
Estos adolescentes y jóvenes musulmanes en situación de diáspora, fácil y recurrentemente expuestos a la propaganda yihadista a través de Internet y las redes sociales o mediante agentes de radicalización, son fácil objetivo del Estado Islámico, que les ofrece, no sólo una solución a sus conflictos de identidad, sino un futuro prometedor: “Cuando muere un muyahid no le hacen un entierro, ni le dan el pésame; al contrario, le felicitan como si fuera un bautizo, tendrían que decirte felicidades”. “Verá su lugar en el Paraíso. Estará protegido. Se casará con 72 doncellas en el Paraíso y podrá pedir perdón para 70 parientes suyos”. Así describía su futuro un hombre radicalizado por el ISIS cuando hablaba con sus familiares.
Una anotación intervenida durante su detención al cabecilla del grupo Brigada Al Andalus, que desde 2011 radicalizaba en Madrid a jóvenes musulmanes para enviarlos a Siria e Irak, revela con qué incentivos los inducía al terrorismo suicida: “Los mártires gozan de la dignidad de la umma y se les otorga el privilegio de interceder por setenta miembros de su familia, y es [sic] absuelto de sus pecados desde que derrama su primera gota de sangre y garantiza su lugar en el Paraíso en el que gozará de placeres y será coronado con una aureola de respeto”.

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