domingo, 31 de julio de 2016

REVANCHA vs COBARDIA (General Emilio Pérez Alamán)

 


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Parlamento Catalán
A lo largo de la Misión en Bosnia encuadrados en UNPROFOR, tuvimos  necesidad de realizar múltiples reuniones con todas y cada una de las partes enfrentadas. En varias  ocasiones me encontré con el Coronel Mladic, Jefe de Estado Mayor del Cuerpo de Ejército del General Grubach que controlaba la zona de Stolac de gran interés para nuestros cometidos. Militar profesional en todos sus comportamientos y compromisos, más de una vez me aseveró:
“Los serbios ganamos las guerras pero luego perdemos la paz”
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Soldados españoles en Bosnia
Al mismo tiempo comparaba la realidad que vivía la antigua Yugoslavia y la transición que se llevaba a cabo en España tras  el final de un Régimen, que  después de vencer en una guerra civil y conseguir el desarrollo progresivo del país durante cuarenta años, había facilitado el cambio pacífico a un nuevo sistema sin enfrentamiento alguno.
Era el año 1993, la Constitución cumplía quince años y el Partido Socialista gobernaba desde hacía diez. Parecía que solo la ETA rompía la convivencia en paz de los españoles y pese al descrédito a que se sometió a las Fuerzas Armadas tras el 23 de Febrero de 1981, éstas se mantuvieron disciplinadas y leales al sistema que habían aprobado los españoles. Sin embargo los hechos que sucedían anunciaban que ya se   estaban iniciando, aunque de de forma desapercibida para el conjunto, movimientos que parecían superados quince años antes.
Así, los que no aceptaban la mera reforma para pasar  de la situación anterior a la nueva realidad, sino que pretendían revertir los más de cuarenta años de esfuerzo de todos los españoles para superar toda clase de dificultades hasta lograr la convivencia pacífica, trabajaban de forma sutil en todos los ámbitos para satisfacer sus aspiraciones.
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Constitución española
Ese avance sigiloso, apenas perceptible, iba dejando huella, sobre todo en los que,  a lo largo de estos últimos cuarenta años, crecían engañados  mediante normativas “ad hoc” y sobre todo a través de los sucesivos planes educativos, más orientados al pretendido adoctrinamiento que a la excelencia de la formación, tal como lo confirman los informes que sobre la enseñanza española se dan a conocer por organismos internacionales.
De esta forma llegamos a los momentos de incertidumbre en que se encuentra hoy España, fruto del avance imparable de los que buscan la revancha, frente a la actitud pusilánime de los responsables de evitar que se repita la Historia. Entre los primeros solo podemos encontrar, por mucho que rebusquemos, una minoría extrema de los que ambicionan recuperar lo que perdieron hace casi ochenta años exclusivamente por su maldad, a los que se unen  grupos de agitadores indignados por la mala praxis  de quienes han abusado de la Democracia.
Enfrente están precisamente, esas instituciones cuya pasividad ha facilitado la captación de los desinformados del pasado por parte de los revanchistas y que  además, por su  falta de coraje, no ha evitado el avance lento pero decidido de éstos   contra los auténticos intereses de España.
Por no hacer una relación más extensa de lo que permite esta misiva y por la coincidencia del momento de escribirla con la decisión anticonstitucional emanada del Parlamento catalán, sirva de botón de muestra la descarada tenacidad de estos revanchistas, no ya de la guerra civil, sino del frustrado golpe de Estado que protagonizaron sus antecesores en 1934. Por supuesto han jugado muy bien los tiempos y han aprovechado el momento oportuno de debilidad por falta de Gobierno, pero su escalada viene de muy lejos, hace diez años tanto el General Mena como quien suscribe denunciamos por los cauces reglamentarios la inquietante deriva de los acontecimientos en Cataluña, que al ser desoída y por rigor con nuestro propio honor y espíritu, manifestamos públicamente con la consiguiente condena y acoso respectivos, además de ser estigmatizados como posibles golpistas sin ningún fundamento.
El tiempo ha demostrado que para quien está dispuesto a incumplir la Ley, la prudencia, tolerancia, permisibilidad y  contraprestación son pruebas  de debilidad y no de talante democrático, con lo que el intrépido, aunque descalificado, toma ventaja sobre el indeciso, temeroso o cobarde.
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Tribuna Constitucional
Con igual conducta, los poderes políticos y en ocasiones los jurídicos (como la revocación de la sentencia del Tribunal Supremo por el Constitucional de  ilegalizar de partidos políticos conniventes con el terrorismo), han actuado con escasa energía democrática ante situaciones que exigían más valor que conveniencia o táctica partidista y sobre todo actuar pensando en lo mejor para España y el bienestar de los españoles.
Solo como un ejemplo más entre muchos, mencionaré le desdichada Ley de la Memoria Histórica, que si nunca debió ser promulgada por su intención revanchista de remover enfrentamientos innecesarios, si tendría que haber sido derogada por quien lo ofreció en programa electoral y le faltó valor para cumplirlo, dando lugar a que los que ahora lo ponen en ejecución lo hagan con un revanchismo más visceral, si cabe, denostando y retirando el recuerdo tangible de quienes, sin cometer ningún crimen, defendieron una idea de España compartida, al menos, por tantos españoles como los contrarios. Eso es una aberración de revancha amparada en una ley indigna propia de  gobernantes desnortados,
Pero si nadie se atreve a derogarla,  propongo a los malévolos desmemoriados que en lugar de borrar, alumbren calles y plazas con héroes del bando perdedor, que por aquello de que la Historia la escriben los vencedores hayan podido caer en el olvido.
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Alcázar de Toledo
Si existió alguna gesta como las resistencias del Alcázar de Toledo o el Santuario de Santa María de la Cabeza, recuérdenlo y eleven los monumentos correspondientes a quienes fueron sus protagonistas.
A lo largo de la costa cantábrica hay demasiadas cruces recordando lugares donde se despeñaron a inocentes por ser sacerdotes o de ideas contrarias a los que les empujaron. Señores que ejecutan esta emponzoñada ley, si conocen alguna barbaridad similar perpetrada por la otra parte, levanten un monumento en el lugar, no hace falta que sea una cruz. Actúen  en constructivo, no destruyendo.
De esa forma, ochenta años después, recordando la frase del Coronel Mladic, los españoles no perderemos la paz. Para ello es necesario desterrar las revanchas de unos y la cobardía  de otros.
Emilio Pérez Alamán Teniente General (R)

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