sábado, 30 de julio de 2016

MENSAJE DE LOS MILITARES AL PARLAMENTO CATALAN

El mensaje de los militares: 'La patria no perdona el crimen de la traición'

La Asociación de Militares Españoles, AME, ha difundido una carta tras el desafío separatista llevado a cabo en el Parlamento de Cataluña. "No es el Tribunal Constitucional el que se siente retado por esta declaración sino toda España", recuerda la asociación, que exige a los políticos la debida responsabilidad. 
Gaceta.es
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Este viernes el Gobierno en funciones anunciaba, por medio de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la presentación ante el Constitucional de un incidente de ejecución de sentencia tras el desafío separatista catalán, que esta semana aprobaba, en sede institucional, la puesta en marcha del proceso de desconexión. Es todo lo que el Ejecutivo ha hecho hasta el momento para tratar de frenar la deriva secesionista del gobierno catalán de Juntos por el Sí y la CUP, que ha anunciado a bombo y platillo su intención de atentar contra el Estado de Derecho. 


Una actuación del todo insuficiente a juicio de la Asociación de Militares Españoles, que pide una mayor responsabilidad política en una carta abierta en la que recuerdan que las Fuerzas Armadas tienen como “misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”.
Así es la carta de los militares españoles:  
"Grande ha sido el revuelo y el escándalo en todos los medios de comunicación por la aprobación de la denominada desconexión de España por parte del Parlamento de Cataluña y grande debe ser la sorpresa del representante del honrado y soberano pueblo español, el españolito de a pie, por semejante función de teatro.
Si alguien supone que los separatistas que han votado esta propuesta se van a preocupar lo más mínimo por la decisión del Ejecutivo de recurrir al Tribunal Constitucional es que está haciendo un ejercicio de ingenuidad impropio de quienes ocupan la dirección de los negocios nacionales, de la gobernanza de España y, eso sí, propio de personas irresponsables que, evidentemente, habrán de responder de esta exhibición de irresponsabilidad inaceptable ante los órganos judiciales correspondientes y oportunos.
En los años 2012 y 2013 la Asociación de Militares Españoles publicó sendas notas en las que ya advertía del gravísimo e inadmisible peligro que suponía la actitud de absoluta lenidad –entendida de acuerdo con el diccionario de la RAE como blandura en exigir el cumplimiento de los deberes o en castigar las faltas- por parte del Ejecutivo ante el desafío planteado por el entonces presidente de la Generalidad, Arturo Mas, y secundado por una parte del Parlamento de Cataluña.
En nuestra humilde opinión no es el Tribunal Constitucional el que se siente retado por esta declaración sino toda España. El Tribunal Constitucional ya se ha visto hasta dónde llega o puede llegar: ahí está todavía esperando, por ejemplo, el presidente de la Generalidad para responder del conato hecho realidad de elecciones un 9-N. Cuando no se tienen los medios, o la voluntad, para imponer y aplicar en su debida dimensión la ejecución de las sentencias la redacción de éstas se convierte en un lamentable y desgraciado papel mojado y, desgraciadamente, éste parece el destino de cualquier sentencia que se dicte en este caso; papel mojado en el que están contenidos los artículos de esa misma Constitución, a la que el Tribunal Constitucional se supone que debe defender con la máxima energía (...).
El continuado ataque a la independencia y soberanía de España no puede, bajo ningún motivo, depender de la aplicación de procedimientos judiciales. Es algo muchísimo más serio y fundamental, y ello sin tener en cuenta los otros confesos y convictos separatistas que están esperando el resultado de esta irresponsable e inadmisible LENIDAD de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de España para poner en marcha sus propios procedimientos de desconexión. Cuando se habla de tales poderes no hay que dejar en absoluto a un lado el igualmente gravísimo, irresponsable e inadmisible compromiso en que sitúan al poder arbitral de España: son los árbitros los que, si llega el caso, sancionan hasta con la expulsión a quienes no respetan las reglas de juego, pero esa tesitura a nadie se le oculta que lleva aparejado el recurso a la última ratio Regis conforme al artículo 8 de la Constitución, que el Tribunal Constitucional debe conocer y saber perfectamente y que hace referencia al papel de las Fuerzas Armadas en cuanto a que tienen como “misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Como decían los romanos, Inteligentia pauca o, lo que es lo mismo, “a buen entendedor, con pocas palabras bastan”.
Sólo faltaba que el fundamento de esa blandura estuviera oculto en la esperanza o seguridad de que ninguna nación del concierto mundial de las naciones no va a reconocer la independencia de Cataluña, de las Provincias Vascongadas, de Galicia, y de cualquier otra región que se apunte a la lista. Si así lo esperan quienes están entretenidos en el peligroso juego de “son galgos o son podencos” de una política con minúsculas, a ras de suelo y en la que no se esconde nada más que los intereses pacatos personales de quién logra la poltrona en lugar de conseguir un gobierno estable que se ocupe, como mínimo, de atender a las llamadas de atención que nos hace la Unión Europea y responde a la pavorosa y catastrófica crisis de gasto público que padecemos, si así lo esperan no harán más que una exhibición de bajo perfil tercermundista y bananero como representantes incalificables, impresentables y no merecedores de la dignidad a la que es acreedora  una nación gloriosa y, en su momento, dueña del mundo.
Permítasenos terminar con el recitado de la Canción del Soldado que dice:
¡Soldados! La Patria entera, para vosotros sagrada, palpita en esa Bandera que os entrega la Nación. TRAIDOR el que la abandona o la vuelve mancillada, que la Patria no perdona el crimen de la TRAICIÓN.
Donde se dice ¡Soldados! Hay que leer ¡Españoles! Y que cada uno de los poderes que rigen los destinos de nuestra queridísima y sufridora Patria se aplique lo que corresponda".

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