Las exportaciones españolas de material de Defensa aumentaron el año pasado un 16%
Madrid
Las exportaciones españolas de material de Defensa aumentaron el año pasado un 16,1%, hasta los 3.720 millones de euros, según las estadísticas de la Secretaría de Estado de Comercio. Se superó así el bache de 2014, cuando cayeron un 18%, y se situaron muy cerca del récord histórico de 2013 (3.907,9 millones). Pero la mejor muestra del fuerte crecimiento de las ventas de armas es que el Gobierno autorizó operaciones por 10.676,9 millones, casi el tripe que en 2014.
Las estadísticas oficiales reflejan tanto las ventas efectivamente realizadas como las autorizadas por la Junta Interministerial Reguladora del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble Uso (JIMDDU), en la que están representados los ministerios de Economía, Exteriores o Defensa, entre otros. Las segundas no siempre se materializan en el año y a veces no lo hacen nunca, pero son un indicador anticipado de su evolución. En 2012, por ejemplo, las operaciones autorizadas sumaron casi 7.700 millones, el máximo hasta entonces, y en 2013 se batió el récord de ventas, con casi 4.000 millones. Por eso, los más de 10.000 millones autorizados en 2015, una cifra sin parangón desde que hay estadísticas públicas, constituyen un anticipo del fuerte tirón de las exportaciones de material militar made in Spain.
Este crecimiento se debe sobre todo a la empresa Airbus Defence & Space que, a su línea tradicional de aviones de transporte CN235 y C295, ha sumado el nuevo A400M y el avión cisterna A330 MRTT, cuyo montaje final se realiza en España. El 85,6% de las exportaciones en 2015 corresponde al sector aeronáutico, incluida la venta de 30 aviones; mientras que el listado de operaciones ya autorizadas suma hasta 54 aeronaves.
Las ventas a países de la OTAN o la UE suponen menos de la mitad del total (en 2014 representaban el 66%), mientras que el restante 51% se reparte entre 47 países. Estas son las operaciones más significativas:
Arabia Saudí, el mejor cliente. La monarquía saudí sigue siendo el mejor cliente fuera de Europa de la industria española de Defensa. Ya lo era en 2014, pero el año pasado creció en términos absolutos (250 millones más) y porcentuales (pasa del 9,1 a casi el 15% del total). Si se suman los demás reinos del Golfo (Omán, Bahrein, Emiratos, Catar y Kuwait) las compras de armas españolas llegaron a 715 millones.
¿Granadas para la guerra de Yemen? Arabia Saudí ha comprado dos aviones de reabastecimiento en vuelo y uno de transporte, con sus correspondientes repuestos, pero también granadas de mortero o munición de artillería por 42 millones. Según el informe de Comercio, “todas las licencias relativas a munición [para Arabia Saudí] fueron acompañadas de certificados de último destino con estrictas cláusulas de no reexportación o uso fuera del territorio del país”. Es decir, no podría emplearse en la intervención militar que Riad encabeza en Yemen, aunque no se sabe cómo se verifica.
Armar al Ejército iraquí. Donde será fácil hallar munición española es en Irak. España ha vendido espoletas de munición de artillería y para armas ligeras y granadas de mortero por más de 80 millones a las Fuerzas Armadas iraquíes, a las que instruyen 300 militares españoles. Además de seis vehículos blindados con brazo robot para desminado por cinco millones.
Munición para Marruecos. Tras Irak y Arabia Saudí, el mayor comprador de munición española es Marruecos. En 2015 adquirió munición de artillería y antiaérea por 21 millones. El resto de su factura, hasta 24,2 millones, incluye piezas de aeronaves, un equipo electroóptico naval y sistemas de visión nocturna.
Aviones para Egipto. El régimen de Al Sisi, objeto de un embargo parcial tras el golpe de Estado, compró armas españolas por 106,4 millones en 2015. El grueso correspondió a cuatro aviones de transporte (96,7 millones), pero también se vendieron recambios para vehículos de transporte y blindados, cadenas de tanques, repuestos para motores de corbetas y detectores de dispositivos ópticos.
Equipos policiales para Túnez. El país magrebí, acosado por los atentados yihadistas, compró un vehículo blindado, munición de artillería, bombas de aviación y gas de botes lacrimógenos para la policía por 9,9 millones, así como granadas de mano, colorante y aerosoles para antidisturbios por 207.200 euros.
Cooperación con el Ejército turco. Turquía, socio de la OTAN y del A400M, adquirió un avión de dicho modelo, componentes de motores de buques, direcciones de tiro para fragatas y sistemas de comunicaciones por satélite por 167,9 millones.
Base de la OTAN en Afganistán. España vendió un sistema de vigilancia para la base de las fuerzas de la OTAN en el aeropuerto de Kabul (149.300 euros).
Cañones para las patrulleras venezolanas. Caracas compró cañones y una ametralladora ligera para las patrulleras que le vendió Navantia, así como bloques para construir un buque, apoyo logístico y documentación técnica por 15,3 millones en total.
Fin de la guerra en Colombia. A punto de firmarse la paz con las FARC, España vendió en 2015 piezas de aeronaves y helicópteros, repuestos para un vehículo acorazado, blindaje para una patrullera, munición de artillería y sistemas de visión nocturna a Colombia por 12,8 millones.
Equipos para la policía cubana. La Habana compró sistemas de visión nocturna para unidades policiales de control de fronteras y antidrogas por 208.080 euros. El mejor cliente del material antidisturbios español fue Perú, con 2,5 millones.
Este crecimiento se debe sobre todo a la empresa Airbus Defence & Space que, a su línea tradicional de aviones de transporte CN235 y C295, ha sumado el nuevo A400M y el avión cisterna A330 MRTT, cuyo montaje final se realiza en España. El 85,6% de las exportaciones en 2015 corresponde al sector aeronáutico, incluida la venta de 30 aviones; mientras que el listado de operaciones ya autorizadas suma hasta 54 aeronaves.
Denegada la venta de balas de goma para Israel
España vendió material militar a Israel por 2,2 millones en 2015, Se trató, según el informe de Comercio, de munición inerte para demostración, espoletas de granadas para reexportar a Tailandia y sistemas electroópticos del avión de combate europeo.
Sin embargo, por vez primera, Israel figura en la lista de destinos a los que se ha negado licencia para exportar. En concreto, se denegó la venta de una partida de cartuchos de balas de goma por su “posible uso en represión interna”. También se denegó la exportación a Israel de una “sustancia propulsante de cohetes”, debido a la situación de inestabilidad regional.
Aunque ambos son buenos clientes de la industria militar española, se negaron licencias para exportar a Egipto (dos partidas de cartuchos de gas lacrimógeno) y Venezuela. En este último caso se trató de recambios de motor de camión y herramientas para reparar blindados.
Tras la anexión de Crimea, Rusia ha sido objeto de varias denegaciones. En concreto, de un lote de circuitos electrónicos integrados por riesgo de desvío a uso militar, así como de un rifle de caza y 60 pistolas de uso deportivo.
También se denegaron las licencias para exportar cartuchos de caza a Guinea-Bissau y Sierra Leona, sulfuro de sodio a Libia y Pakistán, una máquina de conformación por rotación a Myanmar y partes de válvula a Irán.
La decisión de denegar o conceder una licencia puede parecer arbitraria pero, en teoría, lo que se valora no es tanto a quién se vende, sino qué y para qué.
Sin embargo, por vez primera, Israel figura en la lista de destinos a los que se ha negado licencia para exportar. En concreto, se denegó la venta de una partida de cartuchos de balas de goma por su “posible uso en represión interna”. También se denegó la exportación a Israel de una “sustancia propulsante de cohetes”, debido a la situación de inestabilidad regional.
Aunque ambos son buenos clientes de la industria militar española, se negaron licencias para exportar a Egipto (dos partidas de cartuchos de gas lacrimógeno) y Venezuela. En este último caso se trató de recambios de motor de camión y herramientas para reparar blindados.
Tras la anexión de Crimea, Rusia ha sido objeto de varias denegaciones. En concreto, de un lote de circuitos electrónicos integrados por riesgo de desvío a uso militar, así como de un rifle de caza y 60 pistolas de uso deportivo.
También se denegaron las licencias para exportar cartuchos de caza a Guinea-Bissau y Sierra Leona, sulfuro de sodio a Libia y Pakistán, una máquina de conformación por rotación a Myanmar y partes de válvula a Irán.
La decisión de denegar o conceder una licencia puede parecer arbitraria pero, en teoría, lo que se valora no es tanto a quién se vende, sino qué y para qué.
Arabia Saudí, el mejor cliente. La monarquía saudí sigue siendo el mejor cliente fuera de Europa de la industria española de Defensa. Ya lo era en 2014, pero el año pasado creció en términos absolutos (250 millones más) y porcentuales (pasa del 9,1 a casi el 15% del total). Si se suman los demás reinos del Golfo (Omán, Bahrein, Emiratos, Catar y Kuwait) las compras de armas españolas llegaron a 715 millones.
Armar al Ejército iraquí. Donde será fácil hallar munición española es en Irak. España ha vendido espoletas de munición de artillería y para armas ligeras y granadas de mortero por más de 80 millones a las Fuerzas Armadas iraquíes, a las que instruyen 300 militares españoles. Además de seis vehículos blindados con brazo robot para desminado por cinco millones.
Munición para Marruecos. Tras Irak y Arabia Saudí, el mayor comprador de munición española es Marruecos. En 2015 adquirió munición de artillería y antiaérea por 21 millones. El resto de su factura, hasta 24,2 millones, incluye piezas de aeronaves, un equipo electroóptico naval y sistemas de visión nocturna.
Aviones para Egipto. El régimen de Al Sisi, objeto de un embargo parcial tras el golpe de Estado, compró armas españolas por 106,4 millones en 2015. El grueso correspondió a cuatro aviones de transporte (96,7 millones), pero también se vendieron recambios para vehículos de transporte y blindados, cadenas de tanques, repuestos para motores de corbetas y detectores de dispositivos ópticos.
Cooperación con el Ejército turco. Turquía, socio de la OTAN y del A400M, adquirió un avión de dicho modelo, componentes de motores de buques, direcciones de tiro para fragatas y sistemas de comunicaciones por satélite por 167,9 millones.
Base de la OTAN en Afganistán. España vendió un sistema de vigilancia para la base de las fuerzas de la OTAN en el aeropuerto de Kabul (149.300 euros).
Cañones para las patrulleras venezolanas. Caracas compró cañones y una ametralladora ligera para las patrulleras que le vendió Navantia, así como bloques para construir un buque, apoyo logístico y documentación técnica por 15,3 millones en total.
Fin de la guerra en Colombia. A punto de firmarse la paz con las FARC, España vendió en 2015 piezas de aeronaves y helicópteros, repuestos para un vehículo acorazado, blindaje para una patrullera, munición de artillería y sistemas de visión nocturna a Colombia por 12,8 millones.
Equipos para la policía cubana. La Habana compró sistemas de visión nocturna para unidades policiales de control de fronteras y antidrogas por 208.080 euros. El mejor cliente del material antidisturbios español fue Perú, con 2,5 millones.
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