lunes, 1 de agosto de 2016

RESCATE EXTREMO DE LA GUARDIA CIVIL

La más larga y difícil operación de rescate de la Guardia Civil para salvar a dos escaladores

13 dramáticas horas de noche en los Picos de Europa y sin ningún helicóptero
    Una llamada en la noche del viernes 22 de julio alertó al Equipo de Intervención y Rescate de la Guardia Civil de lo que se convertiría en la operación más larga en lo que llevamos de año (13 horas de rescate). No llegaba a las once la noche cuando la Guardia Civil recibió un aviso de dos montañeros vigueses que se habían perdido. Ante la imposibilidad de descender decidieron pedir auxilio y confiar en que la espera, tal y como dicen, mereciera la pena.
Rescatados dos escaladores en los Picos de Europa. Rescatados dos escaladores en los Picos de Europa.

El opertivo de busqueda se puso en macha de inmediato y los profesionales del Equipo de Intervención y Rescate de la Guardia Civil, actuaron con una perspicacia propia de la experiecia de años de trabajo. Ante la pémisa previsión meteorológica y la peligrosidad del lugar, los especialistas decidieron reforzar su equipamiento habitual. Se preveía frío, lluvia, niebla y muchas horas por delante.
Los efectivos de la guardia civil al llegar a la zona donde los escaladores se habían extraviado, Agujas de Tajahierro, comenzaron, decididos, a escalar en busca de los montañeros perdidos. Las resvaladizas agujas y la lluvia a 120 metros de altura, advertían, sin cesar, del rocoso peligro al que se enfrentaban.
El deterioro del terreno obligó al equipo de rescate a detenerse. Tuvieron que pasar la noche porque no era seguro continuar debido al fuerte viento. Al amanecer las malas condiciones meteorológicas persistían en su intento de imposibilitar el éxito del rescate. Sin prisa pero sin pausa, los guardias civiles continuaron el ascenso y sobre las 8:00 horas de las mañana del sábado, visualizaron a los escaladores.
Rapidamente fueron atendidos los dos varones de 52 y 53 años de edad. Al comprobar el buen estado en el que se encontraban, obviando los pequeños cortes y rasbuños que marcaban manos y piernas, iniciaron un cescenso que duró cuatro horas. Finalmente, llegaron sanos y salvos. Siempre quedará el recuerdo de aquella atípica noche de verano del 23 de julio que se alargó más de la cuenta

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