El misterio del mar de Java: ¿por qué han desaparecido tres barcos del fondo del mar?
Hace casi 75 años que más de dos mil soldados perdieron la vida en una de las batallas navales más cruentas de la Historia, pero sus restos desvelan algo sorprendente
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El 27 de febrero de 1942, el mar de Java fue testigo de una de las grandes batallas navales de la Segunda Guerra Mundial, en la que se enfrentaron las fuerzas japonesas y los Aliados. En ella pereció el almirante holandés Karel Doorman, que dirigió en las Indias Orientales Neerlandesas a una variopinta tropa, la del ABDACOM, formada por barcos de cuatro Armadas diferentes (holandesa, británica, estadounidense y australiana) con el objetivo de diezmar en la medida de lo posible a las tropas japonesas antes de la invasión de la gigantesca isla indonesia.
El enfrentamiento fue devastador para los Aliados, que a pesar de sus malas perspectivas (ya daban Java por perdida), ni siquiera se acercaron a sus objetivos. La mitad de la fuerza aliada fue rápidamente destruida, dañando tan solo a un destructor enemigo, pero su principal objetivo, los transportes que llevaban tropas a Java para la invasión terrestre, salió indemne. 2.200 soldados perecieron en la batalla, 900 de ellos holandeses, y 250 de ellos, habitantes de la colonias que el país europeo tenía en Indonesia.
“Los restos del HNLMS De Ruyter y del HNLMS Java parecen haber desaparecido por completo”, ha anunciado la ministra de Defensa
Sus cuerpos han reposado desde hace casi 75 años en el fondo del mar, en los restos de tres grandes navíos que han servido como tumba submarina a estos soldados: se trata del HNMLS De Ruyter, el HNLMS Java y el HNLMS Korteaner. Sin embargo, una expedición enviada recientemente al mar de Java con motivo del aniversario de la batalla ha encontrado algo sorprendente: aunque el radar muestra la huella dejada por los tres navíos en el fondo del mar, los barcos en sí (salvo partete del Korteaner) no se encuentran allí. ¿Qué ha pasado?
“Los restos del HNLMS De Ruyter y del HNLMS Java parecen haber desaparecido por completo”, ha anunciado la ministra de Defensa holandesa, Jeanine Hennis-Plasschaert, como ha recogido 'The Guardian'. “También ha desaparecido una gran parte del HNLMS Korteaner”. No es nada fácil que barcos que pesaban en su día 6.500 toneladas (como es el caso del de Ruyter) se esfumen de la noche a la mañana, pero todas las teorías parecen apuntar a una explicación. Y no, no tiene nada de sobrenatural.
El hijo del almirante Karel Doorman se pregunta “¿dónde está mi padre?”
“Hemos puesto en marcha una investigación para averiguar qué ha ocurrido con los restos, y el gabinete ha sido informado”, ha explicado la ministra, que también ha querido aclarar que “la profanación de una tumba de guerra es una seria ofensa”. Ahí se encuentra el gran problema de lo ocurrido con el De Ruyter, el Java y el Korteaner: que se trata de lugares de enterramiento de cientos de soldados holandeses, a pesar de que se encuentren a decenas de miles de kilómetros de su país natal, pero este dato probablemente resulta indiferente a los chatarreros indonesios que trafican con los restos de barcos que llevan casi un siglo en el fondo del océano.
Lo anunció ya un artículo publicado en 'New Straits Times': la abundancia de buscadores de “tesoros” en las aguas indonesias está conformando una importante industria… También turística, ya que muchos de los que se sumergen en las aguas para rastrear los restos de estas embarcaciones lo hacen por motivos recreacionales. A ello hay que añadir otra significativa dificultad: resulta difícil y caro preservar y proteger tal número de embarcaciones que duermen en el fondo del mar, especialmente si se encuentran tan lejos de la metrópolis interesada en hacerlo, y a pesar de contar con la colaboración de las autoridades locales.
Las portadas de los periódicos holandeses se hacen eco de esta afrenta nacional. En “De Telegraaf”, junto a una imagen de uno de los barcos, aparece el titular “Misterio en Java” y un subtítulo que reza “Se esfuman los restos de los buques de guerra torpedeados”. Aún más dramático es el titular de “AD”, en el que el hijo del almirante Karel Doorman, se pregunta “¿Dónde está mi padre?” Durante 75 años, este tuvo la certeza de que se encontraba en algún lugar de los restos del HNLMS De Ruyter. Hoy en día, este ha desaparecido, y por extensión, la memoria de cientos de marinos caídos.
Doorman recibió de manera póstuma el honor de Caballero de 3ª clase en la Orden Militar de William
En cualquier caso, su país natal ha honrado a Doorman como uno de sus grandes héroes nacionales, al no dudar en hundirse junto a su barco como marca la tradición militar. El suyo fue el primer barco en ser alcanzado, y se hundiría apenas una hora y media más tarde; la suerte que había tenido apenas dos semanas antes, cuando fue alcanzado por un bombardeo durante la batalla de Bali del 4 de febrero de 1942, no se repitió. Tres buques de la Armada Real Neerlandesa llevan el nombre de este contraalmirante que se había criado en una familia de larga tradición militar y que recibió de manera póstuma el honor de Caballero de 3ª clase en la Orden Militar de William
El enfrentamiento fue devastador para los Aliados, que a pesar de sus malas perspectivas (ya daban Java por perdida), ni siquiera se acercaron a sus objetivos. La mitad de la fuerza aliada fue rápidamente destruida, dañando tan solo a un destructor enemigo, pero su principal objetivo, los transportes que llevaban tropas a Java para la invasión terrestre, salió indemne. 2.200 soldados perecieron en la batalla, 900 de ellos holandeses, y 250 de ellos, habitantes de la colonias que el país europeo tenía en Indonesia.
“Los restos del HNLMS De Ruyter y del HNLMS Java parecen haber desaparecido por completo”, ha anunciado la ministra de Defensa
Sus cuerpos han reposado desde hace casi 75 años en el fondo del mar, en los restos de tres grandes navíos que han servido como tumba submarina a estos soldados: se trata del HNMLS De Ruyter, el HNLMS Java y el HNLMS Korteaner. Sin embargo, una expedición enviada recientemente al mar de Java con motivo del aniversario de la batalla ha encontrado algo sorprendente: aunque el radar muestra la huella dejada por los tres navíos en el fondo del mar, los barcos en sí (salvo partete del Korteaner) no se encuentran allí. ¿Qué ha pasado?
Traficando con la memoria
Todo apunta a que han sido piratas y chatarreros los que día tras día, mes tras mes y año tras año han conseguido desarmar pieza a pieza estos grandes buques de guerra. Al fin y al cabo, el fondo del mar indonesio es un tesoro para todos aquellos que quieran revender preciados materiales. Como recuerda el reportaje, “durante años, los chatarreros han localizado los restos de los barcos y han robado sus partes, incluyendo el metal, el aluminio y el latón”. Más de 100 submarinos y barcos se hundieron en esas aguas durante la guerra, convirtiéndolas en uno de los cementerios submarinos más grandes del mundo.El hijo del almirante Karel Doorman se pregunta “¿dónde está mi padre?”
“Hemos puesto en marcha una investigación para averiguar qué ha ocurrido con los restos, y el gabinete ha sido informado”, ha explicado la ministra, que también ha querido aclarar que “la profanación de una tumba de guerra es una seria ofensa”. Ahí se encuentra el gran problema de lo ocurrido con el De Ruyter, el Java y el Korteaner: que se trata de lugares de enterramiento de cientos de soldados holandeses, a pesar de que se encuentren a decenas de miles de kilómetros de su país natal, pero este dato probablemente resulta indiferente a los chatarreros indonesios que trafican con los restos de barcos que llevan casi un siglo en el fondo del océano.
Lo anunció ya un artículo publicado en 'New Straits Times': la abundancia de buscadores de “tesoros” en las aguas indonesias está conformando una importante industria… También turística, ya que muchos de los que se sumergen en las aguas para rastrear los restos de estas embarcaciones lo hacen por motivos recreacionales. A ello hay que añadir otra significativa dificultad: resulta difícil y caro preservar y proteger tal número de embarcaciones que duermen en el fondo del mar, especialmente si se encuentran tan lejos de la metrópolis interesada en hacerlo, y a pesar de contar con la colaboración de las autoridades locales.
Las portadas de los periódicos holandeses se hacen eco de esta afrenta nacional. En “De Telegraaf”, junto a una imagen de uno de los barcos, aparece el titular “Misterio en Java” y un subtítulo que reza “Se esfuman los restos de los buques de guerra torpedeados”. Aún más dramático es el titular de “AD”, en el que el hijo del almirante Karel Doorman, se pregunta “¿Dónde está mi padre?” Durante 75 años, este tuvo la certeza de que se encontraba en algún lugar de los restos del HNLMS De Ruyter. Hoy en día, este ha desaparecido, y por extensión, la memoria de cientos de marinos caídos.
“Voy a atacar, síganme”
La leyenda ha convertido a Karel Doorman en uno de los grandes héroes de los Países Bajos, por su célebre frase “Ik val aan, volg mij” (algo así como “voy a atacar, síganme”), que dirigió al resto de sus tropas durante la batalla del mar de Java, considerada popularmente una muestra de valentía. En realidad, la historiografía ha suavizado esa visión sobre al almirante y recordado que, muy probablemente, no se trataba más que de una forma 'sui generis' y sencilla de comunicarse con una armada conformada por miembros de nacionalidades muy diferentes. No era, en todo caso, una forma de motivar a su armada, sino un sencillo mensaje táctico.Doorman recibió de manera póstuma el honor de Caballero de 3ª clase en la Orden Militar de William
En cualquier caso, su país natal ha honrado a Doorman como uno de sus grandes héroes nacionales, al no dudar en hundirse junto a su barco como marca la tradición militar. El suyo fue el primer barco en ser alcanzado, y se hundiría apenas una hora y media más tarde; la suerte que había tenido apenas dos semanas antes, cuando fue alcanzado por un bombardeo durante la batalla de Bali del 4 de febrero de 1942, no se repitió. Tres buques de la Armada Real Neerlandesa llevan el nombre de este contraalmirante que se había criado en una familia de larga tradición militar y que recibió de manera póstuma el honor de Caballero de 3ª clase en la Orden Militar de William
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