martes, 1 de noviembre de 2016

BOINAS VERDES ESPAÑOLES ADIESTRAN A SOLDADOS DE IRAK EN SU OFENSIVA SOBRE MOSUL

El Ejército de Irak avanza hacia Mosul apoyado por la coalición internacional. Y allí, muy cerca del área en la que tienen lugar los enfrentamientos, se encuentran desplegados una docena de militares españoles que adiestran «in situ» a los soldados de Bagdad. Se trata de un Equipo de Instructores Móviles de Operaciones Especiales (MTT, por sus siglas en inglés) desplazado hasta el norte para cumplir esta delicada misión. No indican el lugar exacto en el que están por seguridad, pero se encuentran muy cerca, y se quedarán hasta que recuperen la ciudad, porque «Mosul va a caer, no tengo ninguna duda», asegura tajante el teniente coronel Miguel Ángel Jiménez Parejo, jefe del Grupo de Operaciones Especiales «Granada II» (GOE II) y del equipo español de boinas verdes en Irak.
Desde enero del pasado año, España contribuye a la coalición internacional con 307 militares (60 de ellos boinas verdes) que adiestran al Ejercito del país. Hasta hace pocos meses, las «clases» se impartían en el área de Bagdad, Besmayah o Taji, porque la mayoría de los combates tenían lugar en las cercanías, pero como «el esfuerzo de las operaciones pasó al norte, las necesidades de adiestramiento se centran allí», asegura. Desde agosto estos doce guerrilleros viven en acuartelamientos cercanos a Mosul. Conviven con efectivos estadounidenses, australianos, italianos y holandeses. «Las condiciones de vida son más duras y austeras, aunque no es mucho más peligroso que Bagdad», explica el teniente coronel, que hace hincapié en que «nosotros no vamos a los combates y no salimos del acuartelamiento». Pero están, en cierto modo, rozando la primera línea de fuego.
Asesoran a los iraquíes en una serie de técnicas básicas e imprescindibles para conseguir su objetivo: la lucha contra los artefactos explosivos improvisados –el EI ha sembrado de ellos la zona–, combate urbano, ofensivas, mantenimiento de armamento y primeros auxilios. Gran parte del éxito de su misión dependerá de la atención y el interés que pongan, y, según Jiménez Parejo, «salen preparados». Eso sí, «con el nivel de aquí», porque «si cogemos como referencia lo estándares europeos salen con muchas carencias».
Pero pese a sus grandes deficiencias, han conseguido que entre el 30 y el 40% de las armas resistan todos los combates; no como ocurrió en Faluya, donde «muchas dejaron de funcionar por falta de mantenimiento. O han aprendido a hacer un torniquete, lo que podría haber evitado en Ramadi muchas bajas con los mínimos conocimientos de primeros auxilios», dice. Además, la munición es otro problema, ya que «disparan mal, sin apuntar, y gastan mucha munición», lo que implica ataques más cortos. Unos defectos que «una vez corregidos –continúa– permitirán que estén más tiempo en el frente».
El teniente coronel trata de minimizar esa sensación de peligro, incluso en lo relativo a los ataques «green on blue» (por parte de los propios alumnos), y destaca que «todos pasan una serie de procesos de seguridad, como comprobar sus datos biométricos y que no estén fichados por nada». «El principal peligro es cuando el terrorista no está localizado, porque hay bolsas de yihadistas en determinadas ciudades, pero nosotros no salimos». Aun así, recalca, «tomamos nuestras propias medidas de seguridad».
Sobre cómo acabará la operación, el responsable de los boinas verdes no duda en afirmar que «va a caer muy rápido. Otra cosa es cuándo estará completamente limpia y cuánta gente del EI se podrá capturar, pero la bandera iraquí se va a poner en menos de un mes, seguro». Después queda «limpiar bien la ciudad», aunque «será muy difícil acabar militarmente con ellos, porque muchos están huyendo». Y una vez se eche a los yihadistas de Mosul, otro bastión de los terroristas se encuentra al oeste, junto al río Eúfrates y la frontera con Siria. Se trata del área comprendida entre las ciudades de Al Qaim y Haditha, donde también hay ya un equipo de boinas verdes y del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC). Son una decena de efectivos desplegados en una base americana cercana y entrenan a un equipo SWAT de la Policía iraquí y a una unidad de Infantería.
 

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