Entrevista General Ballesteros: «Para un yihadista Al Andalus es siempre un objetivo posible»
«Es fundamental para España que el Sahel no se convierta en un santuario terrorista», asegura el director del IEEE
El general Miguel Ángel Ballesteros es el director del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), dependiente del Ministerio de Defensa y encargado de estudiar asuntos estratégicos de calado militar. Acaba de publica el libro-ensayo «Yihadismo» (Ed. La Huerta Grande) donde analiza la principal amenaza a la que se enfrenta España y los países occidentales.
¿Es Al-Andalus un objetivo real para el yihadismo?
Sí, Al Andalus, como tierra que un día fue musulmana, siempre está en el imaginario de todos los grupos yihadistas. Aunque se trate de un objetivo muy lejano y que se antoja inalcanzable, para un yihadista siempre es posible.
¿Cómo cambiaron los ataques de París y Bruselas la lucha contra el Daesh?
Los atentados de París del 13 de noviembre de 2015 cambiaron el panorama internacional, ya que el Daesh cometía su primer atentado en Europa, ampliando su zona de acción más allá de los territorios que quería conquistar. Esto suponía una ampliación de su estrategia que se vería confirmada con los atentados de Bruselas en marzo de 2016. Si el 11-S mostraba la gran capacidad de Al Qaida para cometer atentados de grandes proporciones en cualquier parte del mundo, el atentado de París alertaba sobre el peligro de los retornados y la posibilidad de que las capacidades que posee en Siria o Irak pudieran ser empleadas en otros territorios como los europeos. La alerta estaba dada.
España despliega ahora unos 310 militares en Irak y 110 en Malí en misiones internacionales contra el yihadismo. ¿Cuál es la importancia de estas misiones?
Son misiones de apoyo a los gobiernos de esos países, capaces de enfrentarse con sus medios al yihadismo del Daesh y Al Qaida del Magreb Islámico, principalmente. En Irak, los militares españoles instruyen a las tropas iraquíes en operaciones especiales, principalmente. Otros países de la coalición internacional brindan además apoyo aéreo y esa misma formación militar. Sin esa ayuda, el Daesh hubiera continuado expandiéndose por la zona. La misión de Malí es también fundamental. Es fundamental para España que el Sahel no se convierta en un santuario terrorista. Junto a la UE, nuestros militares ya han entrenado a tres cuartas partes del Ejército maliense.
Dedica un capítulo de su libro a la financiación de los grupos yihadistas. ¿Cuál es la principal línea de ingresos de los terroristas?
Desde su nacimiento en 1988, Al Qaida se ha nutrido de donaciones aportadas por simpatizantes de países árabes e incluso de países europeos. Osama bin Laden creó un sistema al que llamó la «Cadena Dorada». Al Qaida en el Magreb Islámico ha utilizado el secuestro y los tráficos ilícitos para llenar sus arcas y con ello preparar y pagar a sus combatientes. Por el contrario, el Daesh ha basado su financiación en la conquista y control de territorios de los que aprovecha sus recursos naturales y su actividad comercial y empresarial para obtener recursos económicos. Sin olvidar los impuestos y tasas recaudados entre la población. El Daesh ha llegado a controlar el 40 por ciento de la producción de cereales de Irak.
¿Y el petróleo? ¿Qué papel ha jugado en su expansión?
Desde el verano de 2014 hasta finales de noviembre de 2015, el principal recurso económico procedía de la venta del petróleo en el mercado negro. A partir de los atentados de París, tanto los aliados liderados por EE.UU. como los rusos optaron por atacar las instalaciones de producción y transporte de petróleo, con la finalidad de ahogar económicamente al Daesh.
¿Cuál debe ser la aproximación de Occidente para tratar el tema del yihadismo? ¿Cómo se le puede combatir?
Para combatir al Daesh se debe actuar en tres ámbitos. Primero, en el militar para quitarle el territorio que le ha proporcionado la mayoría de sus recursos humanos y materiales. Segundo, incentivar las estrategias contra la radicalización en todos los países donde haya comunidades musulmanas jóvenes susceptibles de ser radicalizadas por el yihadismo. Tercero, en el ámbito policial, además de buscar la mejora constante de la información, desarrollar una política de vigilancia de las redes y de los individuos radicalizados.
¿Cómo influyó la «Primavera Árabe» en este resurgir del yihadismo a través de Daesh?
Las primaveras árabes agitaron las sociedades musulmanas de la orilla mediterránea buscando acabar con los regímenes autoritarios existentes, pero también generando situaciones de conflictos internos que han debilitado no pocos Estados. Tanto Al Qaida como el Daesh aprovecharon los Estados débiles o fallidos para asentarse en sus territorios y actuar sin limitaciones en la propagación de su ideología radical entre la población, aprovechar los tráficos ilegales, de drogas, seres humanos... como medio de financiación y fortalecimiento de su ideología.
¿Es Al-Andalus un objetivo real para el yihadismo?
Sí, Al Andalus, como tierra que un día fue musulmana, siempre está en el imaginario de todos los grupos yihadistas. Aunque se trate de un objetivo muy lejano y que se antoja inalcanzable, para un yihadista siempre es posible.
¿Cómo cambiaron los ataques de París y Bruselas la lucha contra el Daesh?
Los atentados de París del 13 de noviembre de 2015 cambiaron el panorama internacional, ya que el Daesh cometía su primer atentado en Europa, ampliando su zona de acción más allá de los territorios que quería conquistar. Esto suponía una ampliación de su estrategia que se vería confirmada con los atentados de Bruselas en marzo de 2016. Si el 11-S mostraba la gran capacidad de Al Qaida para cometer atentados de grandes proporciones en cualquier parte del mundo, el atentado de París alertaba sobre el peligro de los retornados y la posibilidad de que las capacidades que posee en Siria o Irak pudieran ser empleadas en otros territorios como los europeos. La alerta estaba dada.
España despliega ahora unos 310 militares en Irak y 110 en Malí en misiones internacionales contra el yihadismo. ¿Cuál es la importancia de estas misiones?
Dedica un capítulo de su libro a la financiación de los grupos yihadistas. ¿Cuál es la principal línea de ingresos de los terroristas?
Desde su nacimiento en 1988, Al Qaida se ha nutrido de donaciones aportadas por simpatizantes de países árabes e incluso de países europeos. Osama bin Laden creó un sistema al que llamó la «Cadena Dorada». Al Qaida en el Magreb Islámico ha utilizado el secuestro y los tráficos ilícitos para llenar sus arcas y con ello preparar y pagar a sus combatientes. Por el contrario, el Daesh ha basado su financiación en la conquista y control de territorios de los que aprovecha sus recursos naturales y su actividad comercial y empresarial para obtener recursos económicos. Sin olvidar los impuestos y tasas recaudados entre la población. El Daesh ha llegado a controlar el 40 por ciento de la producción de cereales de Irak.
¿Y el petróleo? ¿Qué papel ha jugado en su expansión?
Desde el verano de 2014 hasta finales de noviembre de 2015, el principal recurso económico procedía de la venta del petróleo en el mercado negro. A partir de los atentados de París, tanto los aliados liderados por EE.UU. como los rusos optaron por atacar las instalaciones de producción y transporte de petróleo, con la finalidad de ahogar económicamente al Daesh.
¿Cuál debe ser la aproximación de Occidente para tratar el tema del yihadismo? ¿Cómo se le puede combatir?
Para combatir al Daesh se debe actuar en tres ámbitos. Primero, en el militar para quitarle el territorio que le ha proporcionado la mayoría de sus recursos humanos y materiales. Segundo, incentivar las estrategias contra la radicalización en todos los países donde haya comunidades musulmanas jóvenes susceptibles de ser radicalizadas por el yihadismo. Tercero, en el ámbito policial, además de buscar la mejora constante de la información, desarrollar una política de vigilancia de las redes y de los individuos radicalizados.
¿Cómo influyó la «Primavera Árabe» en este resurgir del yihadismo a través de Daesh?
Las primaveras árabes agitaron las sociedades musulmanas de la orilla mediterránea buscando acabar con los regímenes autoritarios existentes, pero también generando situaciones de conflictos internos que han debilitado no pocos Estados. Tanto Al Qaida como el Daesh aprovecharon los Estados débiles o fallidos para asentarse en sus territorios y actuar sin limitaciones en la propagación de su ideología radical entre la población, aprovechar los tráficos ilegales, de drogas, seres humanos... como medio de financiación y fortalecimiento de su ideología.
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