Pocos se han percatado del hecho, pero la simbología y los gestos tienen gran importancia en un Rey. Un nuevo Gobierno y a continuación el encuentro con los viejos soldados. No hay grandes diferencias de fondo. El espíritu de aquellos que sirvieron y el que se les impone a los que ahora sirven: el servicio a España.
No sé si los nuevos miembros del Gobierno se fijaron en el camino que tomó el Rey después de recibir su juramento o promesa. Les señalaba una dirección de esfuerzo que bien podía ser un ejemplo. El esfuerzo principal, concepto militar en el combate que define donde se deben orientar las reservas y el fuego ya que en esa dirección está la clave de la victoria. Fácil de entender para los profanos, aunque difícil elegir y acertar con esa dirección. En política, ahora, en momentos comprometidos, solo hay un camino, una dirección: España. Ese esfuerzo y sacrificio de muchos años en la dirección del esfuerzo principal estaba en Ferrol, entre los soldados de una formación que, aunque ya mayor, sigue sin perder el paso ni el peso de su ejemplo.
Ha sido un gesto de nuestro Rey, de nuestro primer soldado. También un símbolo el que haya querido estar allí justo después de la constitución del nuevo Gobierno. Por lo menos a mí y a alguno más así nos lo ha parecido.
También en unanimidad hemos notado una ausencia. Las ausencias son sentidas cuando el recuerdo es imborrable. Nuestro primer soldado durante muchos años, Don Juan Carlos I, ahora pertenece a este grupo de veteranos. Los veteranos entendemos el significado de emérito, como en la vieja Roma, al soldado que ha cumplido su tiempo de servicio y disfruta de la recompensa debida a sus méritos. Ese soldado, Don Juan Carlos I, el veterano Rey, está curtido en mil batallas a las que se enfrentó con audacia, energía, valor y amor a España. Nos hubiese gustado verle de nuevo formado entre los veteranos soldados y acompañando a su hijo el Rey de España. La vieja España y la nueva España, una única España. Majestad siempre a Vuestras órdenes y sepa que se le ha echado de menos.
Los veteranos saben sintetizar su pensamiento. Suelen ser breves y sabias sus palabras. Así fueron las del Presidente de la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y Guardia Civil, general del Aire don Eduardo González-Gallarza Morales. No se puede dar una bienvenida con tanta gracia, sabiduría y seriedad. Sus palabras ante el Rey fueron tan sencillas que son ejemplo, genio y figura. Para enmarcarlas y no olvidarlas. Solo fueron dos palabras y tengo para mí que pocos discursos le han llegado tan hondo a SM el Rey:
¡Chapó, Majestad!
No hacía falta discurso. Como una arenga. Todo queda explicado y dicho.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
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