La batalla de Valenciennes, «La última gran Victoria» del Imperio español, por Ferrer-Dalmau
El pintor Augusto Ferrer-Dalmau muestra en exclusiva para ABC su último cuadro de los Tercios de Flandes, retratando la batalla de Valenciennes (1656). A decir de sus contemporáneos, la victoria española produjo «uno de aquellos estremecimientos que solía dar España en tiempos más afortunados»
Habían pasado trece años desde Rocroi y ocho desde que la guerra en Flandes terminará con la paz de Münster. Pero los frentes a los que las tropas de Felipe IV debían acudir no hacían más que multiplicarse. Con el Rosellón ocupado por tropas francesas y Portugal alzado en armas desde hacía más de una década, las tropas del mariscal Turena acometieron un ataque contra la estratégica plaza de Valenciennes, defendida por tropas de la monarquía hispánica al mando de Francisco de Meneses. Corría el año de 1656.
A pesar de la larga cadena de derrotas que la infantería española había sufrido en la década de los 40 de aquel siglo, en mayo de aquel mismo año había llegado a Bruselasdon Juan José de Austria para hacerse cargo del gobierno de las provincias leales. El bastardo real se había revelado como un comandante capaz en la guerra contra Portugal y arrebatando Barcelona a los galos cuatro años antes. Se esperaba que obrara un milagro, deteniendo la incursiones del ahora poderoso ejército francés en los Países Bajos Españoles. Casi inmediatamente, el 18 de mayo, el asedio a Valenciennes comenzó y se prolongaría durante dos meses.
La plaza estaba a punto a punto de capitular cuando los españoles llegaron en la noche del 15 de julio, cogiendo totalmente por sorpresa al mariscal francés
Consciente de que la ciudad iba a caer, don Juan José partió hacia el sur acompañado por el príncipe de Condé, al mando de la caballería, con 20.000 hombres, que debían enfrentarse a los 25.000 de Turena y su subordinado, La Fertè. La plaza estaba a punto a punto de capitular cuando los españoles llegaron en la noche del 15 de julio, cogiendo totalmente por sorpresa al mariscal francés. El ataque, que se llevó a cabo durante la noche, comenzó con un fulgurante avance de Condé, al que siguió una carga de caballería al mando del mismo don Juan José de Austria, que con más de 4.000 jinetes entró en el campamento enemigo y rechazó un contraataque de Turena, que fue incapaz de rescatar a Fertè y levantó el sitio, replegándose con sus tropas hacia Quesnoy.
«Uno de aquellos estremecimientos»
Al amanecer, la infantería española e irlandesa, dueña del campo de batalla tras el ataque de la caballería, hizo recuento de la rápida victoria: 77 oficiales capturados (incluyendo a La Fertè), 4.000 muertos en el bando enemigo y 1.200 prisioneros entre la tropa, además de tomar todo el tren de bagajes francés y 50 cañones.
Se trataba de la victoria de los otrora temidos Tercios, que a decir de sus contemporáneos produjo «uno de aquellos estremecimientos que solía dar España en tiempos más afortunados». Y a pesar de que se disfrutó de la victoria, los franceses todavía habían de asestar el golpe definitivo. Fue dos años más tarde, en las Dunas, donde se rubricaría el capítulo final de la decadencia del antes temido Ejército de Flandes.
Debido al protagonismo de la caballería en Valenciennes, los jinetes ocupan un lugar destacado en ésta obra, donde se representa tanto a jinetes ligeros como a caballos coraza
Augusto Ferrer-Dalmau nos muestra, 360 años más tarde, una visión del amanecer del 16 de julio de 1656, a las afueras de Valenciennes. Juan José de Austria, acompañado de un caballo coraza, se interesa por dos de los prisioneros franceses, cuya bandera cayó tras las últimas cargas. Un oficial francés, avergonzado por la humillante derrota, se niega a cruzar su mirada con él.
Atento, como siempre, al detalle, Ferrer-Dalmau nos muestra armas y armaduras de ésta fase final de la Guerra Franco-Española, donde se nota la influencia de otros conflictos contemporáneos como la Guerra Civil Inglesa, en el uso de tipologías de casco como el famoso «cola de langosta».
Debido al protagonismo de la caballería en Valenciennes, los jinetes ocupan un lugar destacado en ésta obra, donde se representa tanto a jinetes ligeros (dragones o arcabuceros a caballo, que visten búfalas o cueras amarillas) como a caballos coraza con armaduras de tres cuartos, «arcabucillos» de rueda o llave de miquelete y largas escarcelas articuladas.
Ha amanecido en Valenciennes, demostrando que, a pesar de que los vientos de la guerra soplan en su contra, los Tercios eran capaces de dar a su rey una última victoria.
Dicen haber encontrado el oro perdido de Hitler en el naufragio del «Titanic» nazi
En una entrevista exclusiva al «Daily Star», un buzo aifrma que ha hallado cajas repletas de riquezas en el pecio del «Wilhelm Gustloff»
Ni enterrado en un túnel secreto de Polonia, ni perdido en una base secreta de la Antártida. Según ha explicado un buzo al diario «Daily Star» esta misma semana, los 100 millones de libras en oro que -presuntamente- perdió Adolf Hitler a lo largo de la Segunda Guerra Mundial (el tesoro extraviado de los nazis) se encuentran ubicados en el pecio del «Wilhelm Gustloff». Un buque que fue llamado el «Titanic» germano después de que, en 1945, un submarino soviético lo enviase al fondo del mar junto con más de 9.000 refugiados y militares del Reich.
Así lo ha afirmado, al menos, el buzo británico Phil Sayer (de Esssex, Inglaterra) quien -rememorando lo que sucedió hace un año con dos supuestos cazatesoros- dice haber hallado al fin el supuesto oro. De esta forma, las riquezas que robaron durante años los alemanes (las cuales abarcaban desde obras de arte hasta el dinero que quitaban a los judíos en los campos de concentración y exterminio) se encontrarían, según él, en el mar Báltico, frente a las costas de Polonia y a 450 metros de profundidad.
El superviviente
Para sustentar su teoría, Sayers dice contar con el testimonio de uno de los supervivientes de la tragedia naval del «Titanic nazi». El personaje es -siempre en sus palabras- Rudi Lange, un controlador de radio que no falleció durante el naufragio y que, al parecer, habría visto como subían a este navío (un trasatlántico) varias cajas repletas de oro. «Sabemos de primera mano que un montón de camiones aparecieron repentinamente y transfirieron un cargamento de alta seguridad al buque. Lange vio todo cuando bajó al muelle para fumarse un cigarrillo», ha explicado el buzo.
Sayer afirma que, en ese instante, Lange pudo ver de primera mano como llegó hasta el muelle un convoy repleto de «cajas con lingotes de oro». ¿Cómo pudo conocer lo que había en el interior de las arcas? Por una segunda fuente. «No sabía lo que se estaba cargando en principio, pero en 1972 se reunió con otro superviviente (uno de los guardias encargados de vigilar el oro) y este le reveló la verdad», ha determinado el británico.
Pero no solo eso, sino que Sayers también ha explicado al «Daily Star» (de forma exclusiva) que, en 1988, tuvo la oportunidad de descender en una expedición de buceo hasta el mismísimo pecio del «Wilhelm Gustloff». Supuestamente, bajo las aguas vio como los torpedos soviéticos habían destrozado parte del casco del navío y habían dejado a la vista varias cajas que podrían corresponderse con aquellas en las que estaba guardado el oro.
En este sentido, cree haber visto barrotes en algunas de las ventanas cercanas, lo que sugiere que podría haber sido guardado en una habitación con rejas para evitar que fuera robado.
El «Titanic» nazi
Más allá de elucubraciones, lo cierto es que la del «Titanic» nazi fue una de las catástrofes navales más grandes de toda la historia. Su historia -como ya explicamos en ABC 2013- comenzó en 1937, cuando fue botado por el mismísimo Hitler como «Wilhelm Gustloff» (nombre que fue puesto en recuerdo de un líder germano fallecido hacía pocos meses). Sus medidas eran ciertamente imponentes, aunque no llegaban a las del buque de la «Withe Star Line». Y es que, sumaba 208.5 metros de eslora y 23,5 metros de manga. Podía transportar un total -aproximadamente- de 1.965 personas, un número imponente para la época.
En principio, el Gustloff fue dedicado a hacer viajes de placer hasta la isla de Madeira. No obstante, en 1939 fue enviado a España para recoger a la Legión Cóndor, los aviadores germanos que habían combatido junto a Francisco Franco.
Fue su primera misión militar, pero no sería la última. Y es que, cuando Alemania entró en guerra contra Polonia el 1 de septiembre de 1939, este navío fue requisado por la marina, pintado enteramente de blanco (y una raya verde) y usado como buque hospital.
«Se terminó el sueño del buque de recreo, de las travesías marítimas para los trabajadores. De los espléndidos viajes a Madeira, alrededor de Italia y de los fiordos noruegos...» explica Heinz Schön (uno de los pocos supervivientes del naufragio) en «La tragedia del Gustloff. Relato de un superviviente».
Su objetivo sería participar en la «Operación León Marino» (la invasión de Gran Bretaña por parte del ejército germano). Sin embargo, su cancelación repentina hizo que el Gustloff fuese repintado como navío de guerra y quedase olvidado en un puerto de Sttetin. Y así permaneció hasta que, en enero de 1945, un capitán recibió la orden de usar este navío en la denominada «Operación Hannibal»: la evacuación de más de dos millones de refugiados de la vieja Europa para evitar la ira del Ejército Rojo.
9.400 personas murieron después de que el submarino disparase tres torpedos
Tras arribar al puerto de Gdynia (en Polonia), donde recogió a una ingente cantidad de refugiados (según las últimas investigaciones, hasta un total de 10.582 personas) partió el 30 de enero de 1945.
Iba con una carga 9 veces mayor que la debida y únicamente había botes salvavidas para 5.000 personas. Con todo, ningún marinero pudo negarse a dejar pasar a nadie. Tras algunas horas de viaje, se ordenó al capitán del Gustloff hacer encender sus luces de posición para evitar el impacto con un buque aliado. Los oficiales germanos no tuvieron más remedio que hacerlo, pero la decisión no pudo ser peor.
¿Por qué? Porque debido a ello, el buque desveló su posición al submarino S-13 soviético dirigido por el capitán Alexander Marinesko. «A las 23:00 en punto, hora de Moscú, el submarino se colocó en posición de disparo. El S-13 se acercó a unos 1.000 metros del objetivo. Marinesko ordenó preparar los torpedos de proa para un ataque en superficie y sumergirse luego a una profundidad de tres metros. Cuando la proa del enorme buque fue reconocible en el centro de la retículadel periscopio del S-13, Marinesko dio la orden», añade el alemán.
Instantáneamente, se dispararon tres torpedos hacia él trasatlántico. El Gustloff tardó apenas unos minutos en irse a pique. Con él, se perdieron la friolera de 9.400 persoans. Hombres, mujeres y niños. Una masacre en toda regla. Todo, en apenas una hora. El resultado fue la mayor tragedia naval de la historia.
La leyenda del oro nazi
Las teorías sobre la existencia de un gigantesco tesoro nazi son varias y se apoyan, en su mayoría, en la ingente cantidad de obras de arte y riquezas varias que los hombres de Hitler expoliaron en los países ocupados a lo largo de toda la Segunda Guerra Mundial.
Este gigantesco tesoro estaría formado, además, por todos aquellos objetos, billetes e -incluso- dientes de oro que los germanos decomisaron a los judíos en los campos de concentración. Sin embargo, jamás se ha calculado exactamente a qué cantidad ascendería o cuánto se habrían gastado los jerarcas en el esfuerzo de la guerra.
Con todo, existen algunos autores que se han atrevido a dar una cifra. Uno de ellos es el investigador y divulgador histórico José Lesta quien, en su libro «El enigma nazi. El secreto esotérico del Tercer Reich», afirma que (en los últimos días de la contienda) el secretario personal de Adolf Hitler, Martin Bormann, convenció a los jerarcas nazis de que lo mejor que podían hacer era esconder todo aquello de valor que tuvieran en un lugar más seguro que un país neutral como Suiza. Además, les habría instado a que vendieran todo su patrimonio e invirtieran en objetos que no perdieran valor con el paso de los años. Desde oro, hasta joyas.
El plan, en palabras del experto, habría gustado a muchos jerarcas, quienes lo vieron como una oportunidad futura de escapar de Alemania cuando accedieran a ella los germanos.
«Se iban a buscar los rincones más seguros de la tierra, donde los ricos partidarios del nacionalsocialismo podrían vivir seguros, disfrutando de sus fortunas. En 1946 los aliados descubrieron que habían desaparecido de los bancos alemanes ochocientos millones de dólares, cantidad que tendríamos que multiplicar por cien o más para ha cernos una idea de lo que significaría actualmente. A pesar de las ingentes sumas de dinero gastadas en armamento por el III Reich, se había podido comprobar que todas las riquezas obtenidas en los países ocupados convirtieron la guerra en una especie de inversión, al menos para los grandes industriales», determina Lesta en su obra.
Nuevamente, dejando a un lado las leyendas sobre el lugar exacto en el que fueron a parar las riquezas (o si fueron reinvertidas o escondidas posteriormente), lo que es totalmente cierto es que los hombres de Adolf Hitler amasaron una inmensa fortuna para el esfuerzo de la guerra.
Así lo afirma el catedrático de Historia económica Pablo Martín-Aceña: «La avidez del Tercer Reich por obtener el codiciado metal fue ilimitada y sin él los nazis no hubieran podido sostener una guerra tan prolongada ni tan sangrienta. Sobre los relucientes lingotes apilados en las cámaras acorazadas del Reichsbank en Berlín, erigió el Führer su gran poderío militar».
En torno a un centenar de personas se ha concentrado la mañana de este sábado ante la Oficina del Defensor del Pueblo en Madrid para exigir a la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, que se cambie la ley que obliga a los soldados que no son militares de carrera a abandonar el Ejército una vez cumplidos los 45 años, o que se cumpla al menos la obligación de prepararles adecuadamente para su inserción laboral.
“No se cumple exactamente lo que dice la ley, porque lo que la ley dice es que se deberá preparar y titular a estos militares para que las expectativas que puedan tener a la salida a los 45 años sea la inserción en la vida civil normal. Esto no está ocurriendo”, ha asegurado el secretario general de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), Jorge Bravo.
Bravo, responsable de la asociación que ha convocado la protesta, ha detallado que, actualmente, a los soldados que se ven obligados a dejar el ejército al cumplir los 45 años “se les da una asignación de 600 euros, no se les permite que puedan trabajar en el sector público y se tienen que buscar la vida”. “Eso es todo”, ha criticado.
Por ello, la asociación de militares ha entregado varias quejas al Defensor del Pueblo en las que reclama, en primer lugar, que se cambie la ley o que se garantice su “cumplimiento íntegro” para que a los soldados que deban abandonar el Ejército se le prepare íntegramente con titulaciones que le puedan servir para la inserción laboral”. Además, pide también que se llegue a “acuerdos sólidos con administraciones y empresas para facilitar plazas donde puedan obtener un trabajo”.
“No es lógico que, especialmente en la situación de crisis en la que estamos padeciendo, que militares profesionales trabajadores de 45 años se les eche a la calle cuando están en el esplendor de su carrera profesional, por experiencia, por titulación y por preparación Además en las fuerzas armadas les necesitan. No creemos que una persona de 45 años sobre en ningún puesto de trabajo”, ha manifestado
Pointe du Hoc: La misión suicida en la que 200 Rangers escalaron un acantilado lleno de nazis durante el Día D
El director de cine Laureano Clavero (director de MIRASUD PRO) ha recreado una de las mayores contiendas del Desembarco de Normandía en Barcelona
Con 40 kilos de equipo encima -entre armas y pertrechos- y la pesada carga a sus espaldas de saber que, si no cumplían con la misión que les había sido asignada, sus compañeros serían masacrados por el fuego de la potente artillería alemana. De esta guisa (y a manos descubiertas) escalaron dos centenares de Rangers (una unidad de élite específicamente entrenada para llevar a cabo operaciones rápidas) los acantilados de Pointe du Hoc -en la costa francesa- durante el Desembarco de Normandía el seis de junio de 1944. HOY TAMBIÉN PUBLICAMOS: Laureano Clavero y sus Rangers conquistan las playas de Barcelona en su particular Día D
Su objetivo no era otro que llegar hasta la cima de los riscos e inutilizar media docena de cañones germanos de 155 milímetros listos para disparar contra todo aquel que arribara a las playas de Omaha y Utah. El ascenso no pudo ser más sanguinario ya que los hombres del 2º de Rangers (los encargados de acometer esta dura tarea) recibieron balas y granadas a decenas por parte de los defensores (ubicados en la parte superior). La misión dejó en estos valientes comandos un sabor agridulce ya que, cuando lograron conquistar la posición, se encontraron con que el enemigo se había llevado los cañones a otra zona.
Este heroico episodio de la Segunda Guerra Mundial, olvidado como tantos otros por los españoles, ha sido alumbrado ahora por el foco de la actualidad gracias a Laureano Clavero (director de la productora MIRASUD PRO y coautor de «El Diario de Peter Brill») y a su proyecto «Carentan-Omaha-Bastogne». Una iniciativa que busca recrear, mediante tres sesiones fotográficas, las contiendas más destacadas del ejército norteamericano tras el Desembarco de Normandía. La primera de ellas se sucedió el pasado mayo en Tarragona y rememoró la mítica batalla de Carentan entre la 101ª División Aerotransportada y los paracaidistas alemanes en un pueblo abandonado.
Ahora, por el contrario, el escenario ha sido la playa de Arenys de Mar (en Barcelona), donde este popular cineasta y varias asociaciones de recreación histórica (la «First Allied Airborne Catalunya», la «Airborne Lleida 101 División Easy Company» y la «Asociación Normandía 101 de Benicarló») dieron vida el pasado domingo al Día D y a la toma de los acantilados de Pointe du Hoc por parte de los americanos. «La actuación de los Rangers era determinante. Aquellas piezas podían hacer mucho daño a las lanchas de desembarco que se acercaban y a los mismos barcos. Su misión era vital», explica a ABC el divulgador histórico (y asesor histórico del proyecto) Pere Cardona, autor del blog «HistoriasSegundaGuerraMundial» y coator de «El diario de Peter Brill».
El Día D
El origen del Día D hay que buscarlo en los años 40, época en la que los aliados tomaron la determinación de invadir Francia atravesando el Canal de la Mancha para abrir un segundo frente a los nazis. «El Desembarco de Normandía fue una operación que Stalin llevaba mucho tiempo pidiéndole a los ejércitos occidentales. Pero tanto Churchill como Eisenhower eran contrarios a un plan de este tipo. Stalin lo quería porque así descongestionaría todo el este. Al fin se dieron cuenta de que era muy buena idea dividir al ejército alemán y comenzaron a planearlo», explica Cardona a ABC. Con este objetivo Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá reunieron una gigantesca flota de unos 160.000 soldados y 7.000 buques.
Para organizar la ofensiva, el mando combinado dividió las regiones de desembarco del norte de Francia en cinco zonas que deberían ser tomadas: Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword (ubicadas de izquierda a derecha de la costa gala). Conquistar las dos primeras sería tarea de los norteamericanos. Los ingleses se encargarían de la tercera y la quinta y, finalmente, los canadienses tendrían la responsabilidad de acabar con la resistencia en la última.
Todos y cada uno de estos hombres se enfrentarían a unas defensas nazis mermadas, pero bien posicionadas. «Los alemanes habían desplegado cinco divisiones de infantería, una división aerotransportada y una división de tanques y tenían la ventaja en el posicionamiento de batalla», explica el «UU.EE. Holocaust memorial museum».
No obstante, muchas de las unidades alemanas contaban con una experiencia mínima en combate o sufrían de algunos problemas físicos. «Al “Muro Atlántico” los alemanes enviaron muchas unidades que, realmente, no eran aptas para el combate en otros frentes. Rommel consideraba que, al tener solo que defender una posición, podían solventar la situación. Así pues, había unidades con soldados mayores de 45 años o enfermos con problemas gastrointestinales» explica, en declaraciones a ABC, Joan Parés, miembro del grupo de recreación histórica «First Allied Airborne Catalunya». En verano todo estaba planeado. Pero había una serie de problemas. Los principales eran gigantescos y tenían forma de cañones y estaban ubiados en Pointe du Hoc.
La misión
Se podría decir que una buena parte del desembarco estadounidense dependía de la conquista de este risco. «La orden era inutilizar las seis piezas de artillería de 155 milímetros que había en Pointe du Hoc, la cima de un acantilado de 30 metros ubicado entre las playas de Omaha y Utah» explica, en declaraciones a ABC, Jaime Mendoza -recreador histórico desde los años 90, experto en la historia del ejército americano, colaborador de «Mundo Militaria» y uno de los participantes en la sesión fotográfica-. En palabras de este divulgador, los cañones podían causar verdaderos estragos debido a su alcance efectivo de 14 kilómetros y a su situación estratégica.
La única forma forma de tomar esta posición era desembarcando en la playa y ascender mediante cuerdas y escalas por los acantilados. Algo sumamente arriesgado, pues implicaba que -aquellos que fueran seleccionados para la misión- recibirían una infinidad de disparos y granadas desde lo alto del risco. Y no solo eso, sino que estarían indefensos mientras ascendían por la pared de roca al tener las manos ocupadas sujetando la cuerda.
Al alto mando se le planteó una dura decisión: ¿A quién encargar esta cruenta tarea? Al final, se seleccionó a los Rangers, la élite de la infantería estadounidense. Unos soldados destinados a desplegarse de forma veloz y llevar a cabo misiones de riesgo en la primera línea de batalla.
«No éramos unos chicos simpáticos, ni muy afables, pero sí especiales. Teníamos algo que ardía dentro. Estábamos listos para la acción y confiábamos mucho en nosotros mismos. Además, amábamos el riesgo y la aventura» afirmaba en un documental para el Canal Historia James Eikner (uno de los Rangers presentes en Pointe du Hoc). Lo cierto es que no tampoco eran demasiado veteranos (pues se habían graduado en 1943) pero sí contaban con un entrenamiento específico para expulsar de la cima a los alemanes.
En palabras de este militar retirado, la recomendación de que estos soldados fueran los seleccionados para escalar los acantilados de Pointe du Hoc fue del mismísimo general Omar Nelson Bradley, al mando de las tropas del desembarco en Omaha y Utah. «Vio a los Rangers en el norte de África y dijo “estos cabrones pueden hacer lo que sea. Se que destruirán esos cañones, pero puede que no queden muchos después». Con todo, también se estableció que la zona sería bombardeada previamente (y hasta la saciedad) para facilitar el trabajo a los asaltantes.
«En Pointe du Hoc debían desembarcar tres compañías, la D, la E y la F (de 68 hombres cada una). Todas ellas, del 2º Batallón de Rangers», añade Mendoza a ABC. A nivel de organización, el recreador recuerda que, habitualmente, los batallones americanas contaban con más hombres y compañías, pero en los Rangers el número había sido reducido por ser una unidad especial. «Una compañía de Rangers contaba con dos secciones, cada una de 31 hombres mandada por un oficial. A este número se sumaba el Estado Mayor, formado por cuatro hombres (un soldado, un cabo, un sargento y un capitán)», añade. El total, en definitiva, sería de unos 225 soldados.
Las horas previas
A las cuatro y media de la mañana, todavía dentro de los buques ubicados en el Canal de la Mancha, los soldados destinados en el «Prince Baudoin» se cuadraron al escuchar las palabras que, a la vez, tanto esperaban y temían: «¡Rangers, a sus lanchas!». Junto a ellos, otros tantos hombres se prepararon para el día más importante de sus vidas: la jornada en la que empezarían a liberar a Europa del nazismo. Sin embargo, antes de vencer a los alemanes muchos tuvieron que enfrentarse a su otro gran enemigo: la bravura del agua.
Y es que el líquido elemento andaba revuelto debido al tiempo, y muchos de ellos no sabían nadar. El resultado fueron multitud de tobillos torcidos al acceder a las embarcaciones. «Resultaba una actividad peligrosa, con la pequeña lancha subiendo y bajando y dando brincos contra el costado del buque. Varios hombres se rompieron los tobillos o las piernas al no calcular debidamente el momento en que debían saltar o al verse atrapados entre la borda y el costado de los barcos», explica Antony Beevor en su obra «El Día D».
En este punto las fuentes son contradictorias. Mientras algunos autores afirman que estos soldados portaban en su mayoría el equipo básico de la infantería norteamericana (el cual incluía el fusil M1 Garand), Antony Beevor es partidario de que los Rangers iban menos cargados (con poco peso) y portaban, en su mayoría, subfusiles. Así lo explica en su obra: «La mayoría de ellos iban armados con poco más que una subametralleta Thompson, una automática del 45 y unos 100 gramos de dinamita atados al casco».
Los recreadores presentes en el evento son partidarios de la versión de que los Rangers portaban el equipo básico de infantería. «Llevaban el fusil de dotación Garand M1, que disparaba 8 cartuchos en semiautomático. Las Thompson eran un armamento muy específico. En cada compañía solía haber un número reducido de Thompsons (4 o 5) que llevaban normalmente los oficiales y los suboficiales. En principio estaban más extendidas, pero fueron retiradas», determina a ABC Mendoza.
En todo caso, e independientemente de las armas que portasen, cuando estuvieron dentro de las lanchas, el capitán del navío les despidió de la siguiente forma: «Buena caza Rangers». Mientras se alejaban de los navíos, los hombres que iban en las lanchas escucharon como los bajeles aliados empezaban a descargar varias andanadas de cañonazos sobre los diferentes puntos estratégicos. «Los grandes cañones te producen en el pecho la sensación de que alguién te ha abrazado y te ha dado un buen achuchón», afirma Ludovic Kennedy, uno de los combatientes presentes en el Día D.
El gran error
Poco después ya todo dependía de los Rangers que iban en las lanchas de desembarco. Poco podía hacer ya la artillería. Sin embargo, la misión de estos soldados pudo acabar en desastre incluso antes de empezar. ¿La razón? Que, por error, el timonel de la Marina Real británica que manejaba la primera barca se equivocó y la dirigió demasiado al este. A un punto erróneo de la costa. Por suerte, el teniente coronel James E. Ruddler (el oficial al mando del 2º de Rangers) se percató y corrigió rápidamente el fallo. El objetivo principal se salvó, pero a costa de luchar media hora durante la corriente.
Así recuerda Eikner aquel suceso: «La mañana del Día D, al amanecer, todos estábamos forzando la vista queriendo ver algo en el horizonte. Según su fueron haciendo más nítidas las figuras, nos dimos cuenta de que algo no iba bien. El coronel Ruddler fue el primero en actuar. Dijo “demonios, esto no es Pointe du Hoc”. El coronel se enderezó -era un hombre enorme- y dijo “timón a la derecha”. El timonel estaba tan asustado que simplemente le hizo caso. Toda la columna de botes giró. Llegamos 38 minutos tarde, a las siete y ocho. Y los alemanes ya estaban listos en la parte de arriba, disparándonos según nos acercábamos».
Desembarcando
Después del que el frio metal de las barcazas tocara la playa de Normandía frente a los acantilados, desde las mismas se dispararon unos curiosos artilugios «made in» las fuerzas armadas británicas: unos garfios impulsados por cohetes que arrastraban las cuerdas por las que deberían subir los Rangers. Para desgracia de los aliados, muchos se quedaron cortos debido al peso extra del agua con la que se habían mojado. Además, también se usaron extensas escaleras de la brigada contra incendios de Londres.
Como explica Beevor, los alemanes no podían creer que les dispararan aquellos garfios. Su sorpresa fue mayúscula. «El cuartel general de la 352ª División de Infantería fue informado de que “desde los buques de guerra en alta mar el enemigo dispara contra los acantilados bombas especiales de las que salen escalas de cuerda”». Con todo, la sorpresa les duró poco y, más temprano que tarde, empezaron a disparar con todo lo que tenían a los Rangers. El fuego provenía de armas tan variopintas como los míticos fusiles Kar 98 o las no menos llamativas ametralladoras pesadas MG42.
Por su parte, los Rangers empezaron a desembarcar y a disparar hacia las alturas. Apoyados, eso sí, por el fuego de los destructores «Satterlee» (de los Estados Unidos) y «Talybont» (de la Royal Navy inglesa). Ambos, con su acierto, lograron darles algunos minutos para tomar posiciones en la playa y empezar a escalar. «Los disparos obligaron a los defensor a permanecer agazapados durante los primeros momentos del asalto», añade el anglosajón en su obra.
Así describió Leonard Lommell (uno de los Rangers que desembarcó) aquella traumática situación: «Yo fui el primer herido de mi lancha de desembarco. Una bala de ametralladora pasó a través de mi costado derecho y me atravesó un músculo, pero no me dio en ningún hueso». Por suerte para este soldado, ninguno de sus órganos vitales reultó herido y pudo continuar luchando.
La sangrienta escalada
A partir de ese momento comenzó una sangrienta lucha en la que los Rangers ubicados a los pies del acantilado trataban de cubrir a aquellos que ascendían. «Los alemanes estaban arriba, tirando granadas. Te quitabas la sangre de las botas y seguías adelante», añade, en este caso, Eikner. Solo había una cosa en sus cabezas: conseguir llegar a la cima y detener aquella marea de granadas. «Grité “muchachos, están tirando granadas, meted la cabeza y sacad los culos”: Ya se sabe, el culo se puede encargar de la metralla mucho mejor que la cara», completa el militar.
Pero los alemanes no eran los únicos enemigos a los que los Rangers se enfrentaban. Y es que, además de todo ello, tenían que subir por una pared casi vertical cargando 40 kilos de equipo. A pesar de su entrenamiento, muchos acabaron extenuados a medio camino. «Cuando Bob y yo estábamos subiendo por la cuerda, Bob me dijo: “no puedo conseguirlo, ¿me puedes echar una mano?”. Yo le contesté “Bob, no te puedo ayudar porque yo mismo me estoy preguntando si tengo suficiente fuerza para llegar a la cima. Luego otro compañero se lo echó a la espalda y siguió avanzando», añade Lommell.
La suerte de los norteamericanos fue dispar ya que, mientras algunos lograron ascender hasta el punto y empezar a dar guerra a base de tiros a los alemanes, otros como Eikner recibieron un impacto y cayeron de nuevo a la playa. «Lo último que recuerdo es una explosión y un montón de rocas rodando por la colina. Estuve desmayado no se cuanto tiempo. Cuando me levanté sentí el dolor en mis piernas, descubrí que estaban llenas de ampollas de sangre», explica el soldado. A pesar de ello, logró sobrevivir y comenzó la escalada de nuevo.
Sin cañones
Al cabo de unas horas los Rangers lograron llegar a la cima y establecer un perímetro defensivo. Aunque 16 de ellos no pudieron conseguirlo y fallecieron durante el trayecto. La misión se había cumplido. O eso creían ya que, cuando llegaron arriba, vieron perplejos como los cañones habían sido trasladados. Los emplazamientos de hormigón estaban totalmente vacíos.
«Fue una horrible experiencia. Tanto sacrificio para ver que no había ningún cañón», explica Lommell. Por suerte, cuando la zona estuvo dominada y los defensores fueron expulsados, los americanos enviaron una pequeña patrulla a investigar unas marcas de raíles ubicadas en el suelo. «Siguieron las marcas y encontraron los cañones dos kilómetros más adentro, en una granja. Allí los desactivaron», completa Mendoza a ABC.
Eiknet explicaba así el cumplimiento final de su misión: «Habíamos cumplido nuestro objetivo. La patrulla había encontrado los cañones y los había dejado fuera de servicio. Habíamos cortado la carretera y habíamos impedido su uso al enemigo. No podían mandar refuerzos a Omaha porque habíamos cortado las comunicaciones». Para su desgracia, todavía tuvieron que esperar dos días hasta la llegada de sus refuerzos. Dos jornadas en las que sufrieron multitud de bajas. «Cuando llegaron sus refuerzos, solo quedaban 90», completa el recreador.
DIETAS DE 500 EUROS A LOS MIEMBROS DEL COMISIONADO
Carmena aumenta el coste de la Memoria Histórica
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha decidido elevar la cantidad que perciben los responsables de la aplicación de las polémicas decisiones alegando que algunos viven fuera de la capital de España.
Juan E. Pflüger
Martes, 29. Noviembre 2016 - 19:55
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El comisionado de la Memoria Histórica está formado por siete personas. Una presidenta, la socialista Francisca Sauquillo; un vicepresidente, José Álvarez Junco; y cinco vocales: Amelia Valcárcel y Bernaldo de Quirós, Teresa Arenillas Parra, Andrés García Trapiello, Santos Urías Ibáñez y Octavio Ruiz-Manjón Cabeza.
Hasta ahora cobraban 300 euros en concepto de dietas cada vez que se reunían, algo que ocurría como mínimo una vez al mes, aunque en algunas ocasiones las reuniones se hacían con mayor frecuencia. Desde hoy, los miembros que tengan su domicilio fuera de la capital de España ingresarán como dieta hasta 500 euros. Fuentes del Ayuntamiento de Madrid han explicado que esta decisión se debe a que alguno de ellos, que tiene su residencia habitual fuera de esta ciudad se ha quejado de que no podía hacer frente a los gastos de desplazamiento y un día de estancia con esa cantidad, por lo que se ha aumentado la dotación.
Desde su constitución, el mes de mayo pasado, el comisionado se ha reunido en diez ocasiones. Como son siete los miembros que lo conforman, el coste en dietas de su funcionamiento asciende a 21.000 euros, además de otros gastos como informes, material, desplazamientos y el empleo de personal asesor. Por lo tanto, el coste de la aplicación de la ley ideológica debe sumar esta cuantía al dinero que costará la sustitución de placas, la eliminación de vestigios y lal labores administrativas relacionadas.
Un dinero que no sale de las dotaciones de la Ley de Memoria Histórica que ya costó 25 millones en sus primeros seis años de aplicación, como ya adelantó La Gaceta. Un dinero que fue utilizado en su mayor parte para financiar a diversas organizaciones de izquierdas repartidas por todo el territorio nacional y que, en algunos casos, se dedicó a financiar labores que poco o nada tenían que ver con la Memoria, dejando a la estracción de cuerpos de fosas poco más de ocho millones de euros
El partido impulsado por Antonio Robles, Centro Izquierda Nacional, ha impulsado un manifiesto en el que llaman a la unidad de todos los españoles ante el desafío separatista y piden a la ciudadanía que se sume.
Por su interés, reproducimos de forma íntegra el comunicado.
Se equivocan quienes separan los problemas sociales de los nacionales. Se equivocan quienes pretenden seducir a quienes no quieren ser seducidos, quienes tratan de apaciguar a quienes usan el enfrentamiento, el chantaje y la amenaza como su principal arma política. Los nacionalistas quieren aprovechar la actual debilidad del Gobierno y el desconcierto de la oposición para avanzar en su proyecto y convertir la independencia en un hecho irreversible. Nuestra indignación contra el independentismo es inseparable de la lucha contra la desigualdad y el deterioro social, la injusticia y el mantenimiento de los privilegios, el interés de minorías ambiciosas y corruptas a las que nada importa el presente y el futuro de la mayoría de los ciudadanos. Después de un año sin Gobierno, la nueva situación política, lejos de aliviar nuestra preocupación por la crisis institucional y social, empieza a dar síntomas alarmantes de un profundo deterioro que afecta a nuestra democracia y convivencia. La debilidad del Gobierno y su incapacidad para establecer una sólida alianza en torno a los problemas más acuciantes de nuestra sociedad, está permitiendo el avance de un frente antidemocrático, anticonstitucional y antinacional, ante el que ninguno de los partidos dominantes está planteando una respuesta adecuada a su gravedad. Movidos por estrategias y cálculos electoralistas, y empeñados en mantener sus privilegios e intereses, muestran una ceguera y una irresponsabilidad tan peligrosas como la incertidumbre y la desconfianza que provocan en los ciudadanos. Esta falta de conciencia y responsabilidad les lleva a tachar de alarmistas a quienes denunciamos su pasividad y su despreocupación por el futuro y el destino común de la mayoría de españoles. Por un lado, el Gobierno ha iniciado un acercamiento a las posiciones independentistas, no para dar respuesta a una mayoría de ciudadanos que viven preocupados por el avance del separatismo nacionalista que ahora los margina y luego los excluiría de España, sino para ofrecer una salida a los independentistas, salida que no puede ser otra que plegarse a sus exigencias. Ni siquiera ha puesto como condición el respeto a la Constitución y el cumplimiento de las sentencias y leyes democráticas sistemáticamente despreciadas por las autoridades autonómicas y los ayuntamientos promotores del secesionismo. Con cobardía y connivencia, el Gobierno es incapaz de frenar la utilización que los separatistas hacen de las instituciones y el dinero público para construir una independencia de hecho que haga imposible la vuelta al orden constitucional. No podemos aceptar que se disfrace de diálogo lo que no es otra cosa que claudicación y desprecio a la voluntad y los derechos de todos los españoles. El PSOE, por su lado, es incapaz de asumir su responsabilidad como partido nacional y de izquierdas. La posición del PSC y el reciente acuerdo entre el PNV y el PSE indican que ha dejado de tener un proyecto común español para someterse a los intereses de las minorías nacionalistas conservadoras, preocupadas sólo por mantener y ampliar su poder político y económico. En los 70 folios de su acuerdo con los nacionalistas vascos no hay una sola referencia a España ni a la situación o el interés común de los españoles. Todo su discurso asume de hecho la existencia de una Euskadi económica, social y políticamente independiente. El documento, además de blanquear el terrorismo de ETA, está lleno de vaguedades sobre política social, pero se vuelve exigente al defender lo que llama "más y mejor autogobierno", que no es otra cosa que alcanzar una independencia camuflada de autogobierno. La parte esencial del acuerdo exige la transferencia de 40 competencias exclusivas del Estado, al tiempo que incluye el "Reconocimiento de Euskadi como nación. Reconocimiento del derecho a decidir del Pueblo Vasco y su ejercicio pactado en un marco de negociación y acuerdo dentro del ordenamiento jurídico vigente en cada momento". Ni una sola alusión a la Constitución que impide reconocer a Euskadi como nación y en la que no cabe ningún derecho a decidir. Obsérvese el circunloquio: "¡Dentro del ordenamiento jurídico vigente en cada momento!" O sea, cumpliendo la ley, o interpretándola, o estableciendo otras leyes, según convenga en cada momento. Y para acabar, referéndum de ratificación por "la ciudadanía"(?), no por todos los españoles, si nos atenemos al espíritu del texto. Ambigüedad calculada. La misma estrategia llevada a cabo por los independentistas catalanes. El "problema" de Cataluña es el mismo que el del País Vasco, porque los dos son un único y mismo problema: el de la disolución de la España democrática y el Estado de Derecho. A la pérdida de confianza en estos partidos hemos de añadir la actuación del tercer partido del Parlamento, que se ha convertido en el principal defensor e impulsor de las aspiraciones independentistas, empeñándose día a día en deslegitimar el Estado democrático y destruir la unidad nacional. Frente a ello hemos de afirmar que no existe hoy mejor garantía para asegurar la igualdad y la solidaridad entre todos los trabajadores y todos los ciudadanos que la defensa de una España unida y democrática. No es posible encarar los graves problemas sociales que afectan hoy a una mayoría de españoles si al mismo tiempo no solucionamos la crisis institucional, territorial y nacional que paraliza todo proyecto común e ignora el interés general. Sólo desde la más abyecta manipulación puede alguien erigirse en defensor de los más desfavorecidos mientras apoya el poder de las minorías nacionalistas, ambiciosas e insolidarias, verdaderas castas a las que los problemas sociales nunca les han quitado el sueño. Prestarse a tan burda utilización desde posiciones de izquierda ves aún más inadmisible. Pretender solucionar la crisis social (paro, subempleo, pobreza, sueldos de esclavitud, sobreexplotación laboral, pérdida de derechos sociales, deterioro de los servicios públicos y las pensiones), territorializando los problemas, desmoronando el sistema social y jurídico común, destruyendo el actual Estado democrático para sustituirlo por una serie de Estados desiguales, troceando el poder político y enfrentando a los ciudadanos de un territorio con los de otro; hacer pasar por política de izquierdas un proyecto tan reaccionario y antisocial, solo puede entenderse como una maniobra apoyada por intereses particulares, no sólo personales, sino de minorías poderosas de dentro y fuera de nuestro país. Lo que fue un movimiento espontáneo de protesta, que no distinguió entre territorios ni élites contra las que se dirigía, ha acabado siendo absorbido por proyectos territoriales, desvirtuando el sentido de la indignación y canalizándola hacia las reivindicaciones nacionalistas. La trampa ha consistido en borrar la identidad social y económica, la que une a todos los trabajadores, para sustituirla por una identidad imaginaria basada en la lengua, la historia o el territorio, donde se mezclan explotadores y explotados, privilegiados y excluidos, y cuyo objetivo último es redistribuir el poder entre los poderosos. Frente a todo ello, poco podemos esperar de una clasepolítica y empresarial que se muestra condescendiente y pasiva ante el riesgo de desmoronamiento del Estado y la democracia, preocupada sólo por mantener su poder, sus privilegios e intereses. Debemos tomar conciencia de que hemos de ser los ciudadanos, los trabajadores, los asalariados y las clases medias, quienes asumamos la tarea de defender la idea nacional, democrática e igualitaria de todos los españoles, negándonos a aceptar las maniobras y apaños que urdan entre sí las élites territoriales y nacionales, apoyadas por los partidos políticos que se están encargando de adormecer a los ciudadanos, de convencernos de que todo se solucionará pacífica y democráticamente, que no debemos preocuparnos por un asunto que ya provoca el hastío entre muchos ciudadanos. No queremos resignarnos ni engañarnos creyendo que el tiempo solucionará lo que cada día se deteriora y agrava. Ni la democracia, ni el Estado del Bienestar, ni los derechos y servicios sociales, ni las pensiones, ni el desarrollo material logrado con el sacrificio y el trabajo de todos, nada de esto está asegurado ni podrá sostenerse si el orden constitucional que hoy nos protege y mantiene unidos desaparece. Nuestro propósito es alertar de la grave situación que atraviesa nuestro país para que todos asumamos nuestra responsabilidad. Sólo si una mayoría de ciudadanos toma conciencia del riesgo y la amenaza que para su vida cotidiana, para su presente y su futuro, entrañan los proyectos independentistas y antisociales; sólo si tomamos una actitud decidida y beligerante ante el avance del separatismo, sólo de este modo podremos sustituir el odio, el rencor y el enfrentamiento que hoy empiezan a extenderse, por la unidad, la fraternidad y la solidaridad entre todos los españoles. Hacemos un llamamiento para que quienes compartan nuestra preocupación e indignación, se adhieran a este comunicado, lo apoyen y difundan.
Segur Ibérica presenta concurso y propone despedir a toda la plantilla
La compañía cuenta con unos 7.000 empleados y pretende ser saneada ante de adquirirse por un fondo de inversión
Segur Ibérica ha comunicado a los representantes sindicales de los trabajadores que ha solicitado el concurso de acreedores ante los tribunales y que presentará un despido colectivo que, a falta de concretarse exactamente en que áreas se centraría, comienza afectando a toda la empresa. Ha sido este martes, en una comunicación que ha sorprendido a los propios sindicatos por su crudeza. El pasado 8 de noviembre, la compañía desmintió a Vozpópulique hubiera concurso de acreedores ni que fuera a cerrar, tal y como se había informado.
El sindicato USO, que lanzó un comunicado sobre la reunión, calificó de "jarro de agua fría" la comunicación del concurso. Para ellos, "es una forma de decir que lo que pretenden es abaratar un ERE ya por sí muy abaratado gracias a las últimas reformas laborales". Según aseguran, la empresa ha asegurado que quiere dejar todos los servicios que considera deficitarios, "que según ellos son los que no dejan un margen de beneficio suficiente o que se retrasan sistemáticamente con el pago".
El objetivo es preparar la venta de la compañía y subrogar a muchos trabajadores siempre que sea posible.
Por su parte, en CCOO destacan que el ERE se inició este pasado lunes 28 pero que "no se ha detallado todavía la afectación real ni señalado listados de puestos teóricamente afectados". La compañía estaría realizando este saneamiento con la intención de ser vendida a algún comprador. A día de hoy, el accionista mayoritario es el fondo español MCH, quien a través de MCH Iberian Capital Fund III, controla Segur Ibérica mientras está presente en el accionariado de Europastry (productor de masas congeladas), Talgo o Lenitudes (operador de hospitales).
A pesar del anuncio de que el ERE está dirigido a todos los trabajadores (el grupo Segur tiene unos 7.000 entre sus empresas Segur Ibérica, EAS, Consorcio de Servicios y Segur Fuego), difícilmente habrá tantos despidos ya que el objetivo es poder subrogar los trabajadores a las empresas comprantes. En muchos casos, el inicio del año podría tomarse como referencia para cambio del contrato. No obstante, el problema por el momento es que puede haber muchos servicios que sean deficitarios y tendrían complicado encontrar comprador.
El sindicato SNT lo ha explicado con este comunicado.
Convulsos desde el verano
La situación en Segur Ibérica viene siendo compleja ya desde verano. Durante el mes de agosto Vozpópuli fue informado de que Segur Ibérica había sido embargada por parte de un juzgado de Madrid debido a unos impagos. Este diario se dirigió a la misma para comprobar si era cierto o no, recibiendo una negativa categórica por parte de su dirección de comunicación. Todo se debía a un error judicial ya subsanado, aseguraron, enviando posteriormente a este diario la documentación pertinente que así lo aseguraba.
Desde mi última colaboración en este blog, hace pocos meses, en la que consideraba lo importante que sería para Europa, y para el mundo entero, la incorporación de Rusia al concierto europeo, se ha producido la coincidencia de la salida aprobada por referéndum, pero aún no cumplida, del Reino Unido (RU) de la Unión Europea (EU) y la elección del nuevo presidente de los EEUU Donald Trump. La importancia de esta coincidencia reside en que ambos acontecimientos vienen a propiciar algo en la misma dirección: la necesidad urgente de una política exterior común que sea el sustento de una verdadera defensa compartida. Es decir, que la UE, ya sin el RU, se responsabilice de una vez por todas de su propia defensa. Nadie puede dudar de que el Reino Unido forma parte de Europa y es, además, una de sus partes más importantes y trascendentes. La geografía y la Historia así lo demuestran. Sucede en cambio que los británicos, al menos en su mayoría, sus gobiernos y hasta sus diplomáticos se comportan como si no lo fuera. Es como si la configuración insular del territorio en el que habita el pueblo británico hubiera contribuido a darle una mentalidad, una seguridad en sí mismos que, a lo mejor, no se corresponde con una realidad bien fundamentada. El pueblo británico es un pueblo europeo que, después de aprobado el Brexit, parece demostrar que no desea serlo porque las obligaciones que impone la UE representan una carga, una limitación a su soberanía que considera inadmisible.
Sin tener motivo alguno para descalificar todos los intentos de organizar una defensa y una seguridad netamente europeas la realidad es que la falta de una verdadera unión política entre todos los países que hoy forman la UE hace languidecer todos los esfuerzos e iniciativas para alcanzar una efectiva defensa. Tanto es así que cualquier observador pudiera pensar que ya que existe la OTAN, que se adorna de una envidiable eficacia operativa y de una envidiable también capacidad de adaptación a la cambiante situación internacional, ¿para qué crear una nueva organización defensiva, limitada a Europa, como en su día se intentó con la UEO, si ya existe la OTAN? La defensa europea podría concebirse como simple pilar oriental de la organización. El único problema sería que el proceso de la toma de decisiones nunca podría ser exclusivamente europeo y que, además, gran parte de los países de la UE no son miembros de la OTAN situación que, por otro lado, podría tener una solución no muy difícil. Pero una defensa europea obligada a desarrollarse dentro de la OTAN es indudable que carecería de una capacidad de actuación independiente, impensable sin tener en cuenta la voluntad y los intereses de Canadá y de los EEUU, al otro lado del Atlántico y ahora también , después del Brexit, del RU en este lado del océano. En la época de la guerra fría esta situación de dependencia de la UE de la OTAN era aceptada de buen grado porque la mayoría de los países europeos vivían en paz protegidos por la sombrilla nuclear norteamericana. Ahora, en otra situación internacional, Europa está pudiendo comprobar como sus criterios en cuestiones defensa y seguridad no son tan coincidentes con los norteamericanos, como antes lo eran. Dos visiones estratégicas que cada día parecen más divergentes, la de Alemania y la del Reino Unido, ya no coinciden ahora mismo como pudieron haber coincidido en el pasado. La primera, representada por el pensamiento de Ángela Merkel que, por su trayectoria vital, no puede dejar de mirar tanto al Este como hacia el Oeste y la segunda, más atlántica y centrada en considerar que puede defender mejor sus intereses alineándose incondicionalmente con la visión estratégica de los EEUU. La elección de Donald Trump no ha hecho más que resaltar una predisposición política del RU que no es nada reciente.
En la misma línea, llama la atención, lo que podría confirmar todo lo expuesto con anterioridad, que las recientes conversaciones entre el presidente ruso Putin, la canciller alemana Merkel y el presidente francés Hollande sobre los bombardeos indiscriminados en Alepo se haya celebrado con la ausencia de la primera ministra británica Theresa May que, ahora mismo, parece dedicar todo su tiempo a preparar el Brexit en las mejores condiciones posibles. El Reino Unido está dando evidentes señales de intentar abandonar el camino, el destino europeo, en la parte de sus cargas, de sus obligaciones pero no en la parte de sus ventajas como puede ser la participación en un mercado único para sus exportaciones, en todo lo posible, cautivo. En realidad es la misma enfermedad que afecta a los políticos españoles que se califican de nacionalistas: esperanza de quedarse, insolidariamente, con la mayor parte de la tarta.
El Reino Unido no quiere una defensa europea. Por no querer parece que tampoco ve con buenos ojos una Europa unida y fuerte que pueda representar en el futuro un serio competidor económico y no digamos militar. Todo parece indicar que tenía razón el General De Gaulle cuando ni quería oír hablar de una posible entrada del Reino Unido en el entonces Mercado Común. Nunca sabremos con exactitud si los problemas de falta de identidad y comportamiento europeo de algunos países miembros de la actual UE son el reflejo, el resultado de la política exterior británica que tiende a ser copiada por otros como ejemplo de cómo se pueden defender a ultranza los intereses particulares en perjuicio de los intereses del conjunto.
El próximo presidente de los EEUU Donald Trump, con sus declaraciones, viene a rematar el cuadro que el RU empezó a pintar, hace solo unos meses, con su anunciado Brexit. Trump ha llegado a manifestar que él no quiere una OTAN como la actual en la que, a pesar de los años transcurridos desde su creación, los EEUU aún no han obtenido cumplida respuesta a su tan anhelada aspiración: el necesario reparto de cargas o “burden saharing.” Es decir, en la “conjunción “ anglo americana , la defensa europea tiene que llevarse a cabo dentro de una OTAN, dirigida principalmente por los EEUU y Reino Unido y…pagar más por ello. La verdad es que en las actuales circunstancias de la situación internacional la propuesta no parece muy apetecible para el conjunto de los europeos. Sin embargo, Trump también ha declarado que quiere ser amigo de Putin y en eso puede encontrar un fuerte apoyo de los políticos europeos continentales que aspiran, sin renunciar a las posibilidades virtuales de la OTAN, a una política de seguridad y defensa verdaderamente propia y que pueda equilibrar los inconvenientes de la excesivamente polarizada visión anglo americana, en una relación de igual a igual, como tantas veces se dice ahora. ¿Cómo afecta todo esto a España? Pues todo parece indicar que le afecta muy directamente y para bien. Los gobiernos de España tendrán que enfrentarse a la necesidad de definir una estrategia de defensa, una estrategia militar propia, y no limitarse a una estrategia de seguridad nacional, como la definida en el año 2013, que se puede resolver práctica y únicamente con recursos civiles, pero que no da cumplida respuesta a nuestras necesidades estratégicas.
En los últimos años hemos podido comprobar como los distintos gobiernos que se han relevado en el poder, socialistas y populares, resolvieron sus preocupaciones estratégicas con la simple promulgación al principio de las distintas legislaturas de directivas de defensa, que luego dormían el sueño de los justos en los cajones de alguna mesa. Hubo, sin embargo, alguna honrosa excepción: la Revisión Estratégica de la Defensa (RED) firmada en el año 2003 por el presidente Aznar. Fue la primera vez que se redactaba, siguiendo probablemente la estela británica, un documento de esta naturaleza, un buen documento que, con el paso de los años y de los gobiernos, se fue descafeinando, especialmente durante las dos legislaturas bajo la presidencia de Rodríguez Zapatero que terminó elevando a los altares al llamado documento Solana que el gobierno socialista estableció como referencia única, como marco para la redacción de cualquier estrategia de seguridad. El documento Solana estaba basado en la experiencia del propio ex Secretario General de la OTAN y en los conceptos que se manejaban entonces, en el ámbito de la propia organización, referidos principalmente a cuestiones y problemas de seguridad. Y fue aquí, y así, donde se produjo el desvío, la bifurcación en el pensamiento estratégico que ha permitido, y lamentablemente parece que está todavía permitiendo, tratar cuestiones solo de seguridad como si de defensa se tratasen. En la OTAN siempre se sostuvo que las cuestiones relacionadas con las estrategias de defensa eran, y son, de consideración y competencia exclusiva del ámbito nacional.
Durante el siguiente gobierno, del partido popular, el presidente Rajoy promulgó la Directiva de Defensa Nacional 1/2012 en cuyo punto 4.1 se anunciaba una Revisión Estratégica de la Defensa (RED) que , hasta donde hemos podido constatar, todavía no se ha redactado. Posiblemente afectada por el desvío conceptual antes mencionado, aquella RED, aún no nacida, parece que se ha transformado, según todos los indicios, en la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) 2013 que implica directamente a casi todos los agentes civiles y menos directamente a los responsables de la defensa como pueden ser los ejércitos cuyas necesidades de definición estratégica han quedado, una vez más, postergadas. Es muy posible que una nueva directiva de la defensa nacional que promulgue el nuevo gobierno del partido popular pueda incluir el anuncio de una RED, como se hizo en la directiva del año 2012, y como ahora sería muy deseable. Se dice que la defensa no debe de estar circunscrita al ámbito militar, que es, o debe ser, una responsabilidad de todos, algo en lo que podemos estar de completo acuerdo. Pero resulta que la ESN 2013 no es algo que pueda ser compartido por todos porque en ella prácticamente se excluyen los temas propiamente de la defensa y a sus tradicionales ejecutores: las fuerzas armadas cuyos jefes de estado mayor no tienen silla en el Consejo de la Seguridad Nacional, ni siquiera, en este caso, detrás de su ministro de defensa, como antes la tenían de pleno derecho en el Consejo de la Defensa Nacional. Lo que a nuestro juicio confirma todo lo que aquí se viene afirmando: la ESN es una estrategia de solo eso, de seguridad, pero no es una RED, no es una estrategia propiamente de defensa que pueda justificar las a veces considerables, pero necesarias, inversiones militares
Si la RED estuviese redactada como aquí se propone, a lo mejor el Ministerio de Asuntos Exteriores hubiera tenido razones suficientes para no negociar la suspensión de una escala de reabastecimiento en Ceuta de la flota rusa, camino del Mediterráneo oriental, que, como en otras muchas ocasiones, estuvo previamente autorizada. Esta escala hubiera supuesto un claro beneficio para los intereses económicos de la ciudad. Atender a la petición del Consejo Atlántico que, por la realidad de lo acontecido vino a defender con gran urgencia y determinación los intereses británicos antes que los españoles, no deja en una posición muy airosa a nuestros ministerios de Exteriores y Defensa. Todo ello agravado por una odiosa discriminación en virtud de la cual la OTAN considera a Gibraltar como territorio a defender y no así a los territorios españoles en el Norte de África. Por otra lado, contrasta mucho cómo el Reino Unido no se muestra nada diligente con la defensa de los intereses españoles en Gibraltar cuando se refieren a la entrada en puerto de submarinos nucleares averiados, a la instalación de gasolineras flotantes, a entorpecer los trabajos de la Guardia Civil en su lucha contra del tráfico ilegal de tabaco y estupefacientes, o cuando se efectúan rellenos para ganar terreno al mar en una zona definida por la UE de protección medio ambiental, por poner solo simples ejemplos de cómo se comporta nuestro aliado en una colonia que, además, no le pertenece. Y, para rematar los despropósitos, parece ser que Trump comparte con sus más cercanos asesores de la Heritage Foundation la idea de que, para los intereses de los EEUU, es mejor que Gibraltar se conserve en manos británicas en lugar de un eventual traspaso de la colonia a manos españolas. Y, si este es el trato que recibimos de nuestro principal aliado en la OTAN, podrá comprenderse con facilidad la desolación, el desánimo y la tristeza que consideraciones como ésta producen en el alma de la mayoría de los españoles que no solo desean recuperar cuanto antes su integridad territorial si no que hubieran deseado, además, que esta se produjese como resultado de una plena coincidencia de los intereses de España y de los EEUU en el seno de la Alianza Atlántica a la que ambas naciones pertenecen. Por tanto, y para finalizar, solo decir que España debe de tener personalidad estratégica suficiente para poder defender sus propios intereses, incluso ante sus propios aliados, para no verse obligada a defender con innecesario seguidismo los intereses de otros. Esa sería sin duda la mejor contribución a una defensa europea verdaderamente común y compartida. Aurelio Fernández Diz CN (R)